La exministra de Ecuador que se fugó de la embajada argentina dijo que el Gobierno “no tuvo que ver” con su salida

Un mes y medio después de su sorpresiva salida de la sede de la embajada argentina en Quito, que desembocó en un serio conflicto diplomático entre la Argentina y Ecuador, la exministra de Rafael Correa María de los Angeles Duarte, rompió el silencio desde Caracas. Aseguró que le fue “muy sencillo” por la falta de controles, y afirmó que ningún funcionario argentino la “ayudó” a efectivizar su fuga de la sede diplomática, el viernes 10 de marzo mientras se desarrollaba una despedida a un agregado militar argentino.

“Salir de Ecuador no es complicado para nada, no hay ningún control en la frontera, fue realmente muy sencillo”, dijo Duarte en una entrevista para Telesur, reproducida por el diario ecuatoriano El Universal. Duarte, que fue condenada en su país por hechos de corrupción, habló desde Caracas, donde llegó luego de varios días de misterio sobre su paradero.

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Sin dar datos concretos, la exfuncionaria aseguró que salió de la sede diplomática en Quito (donde residía en su condición de asilada política) el viernes 10, ya que era el día en que menos empleados acudían a la residencia. Ese día, funcionarios de la embajada, encabezados por el entonces embajador argentino Gabriel Fuks, organizaron un almuerzo de despedida al agregado militar, que culminaba su misión y retornaba al país.

“Yo pensé para mis adentros, yo soy la única rehén que queda. Los otros miembros del gobierno de Rafael Correa ya tenían su prelibertad, que habían sido perseguidos y hasta encarcelados, solo quedaba yo y pensé si no me muevo ahora, luego será mucho más complicado”, dijo Duarte, y dio a entender que escapó vía terrestre por algún paso de frontera ilegal, hasta llegar a territorio venezolano.

Según El Universal, Duarte aseguró haber recibido ayuda de “muchas personas”, pero dijo que “por seguridad” no podía mencionarlos. Fuks negó desde el principio haber brindado algún tipo de ayuda a Duarte para escapar de la sede, en la que residía junto a su hijo menor de edad. El gobierno del presidente Guillermo Lasso no le creyó y decretó su expulsión del país, un gesto que la Cancillería argentina contestó pidiéndole al embajador ecuatoriano Xavier Monge que dejara Buenos Aires.

“La razón para estar en la embajada argentina fue la ausencia absoluta de ley de Justicia en Ecuador. No me quedó otra”, explicó Duarte, exministra de Obras Públicas de Ecuador, condenada a ocho años de prisión por una causa de corrupción. “Para dar un asilo político hay que analizarlo, y Argentina vio que las razones de mi condena eran políticas”, se defendió la exfuncionaria ante el programa En Clave Política, de Telesur.

Desde el Gobierno argentino se mostraron conformes con las explicaciones de Duarte. Aseguraron que Duarte dejó en claro que se fue de la embajada por una distracción del patrullero de la policía ecuatoriana que vigilaba la salida de la embajada. “Ratifica que la esperaba un patrullero del otro lado de la puerta y que se les escapó”, afirmaron a LA NACION fuentes de la diplomacia argentina. Y consideraron importante, además, que Duarte considerara que “por ahora” no piensa pedir asilo en Argentina, luego de su visita inicial, apenas llegada a Venezuela, al embajador argentino en Caracas, Oscar Laborde.

“El asilo que yo recibí fue para estar en una delegación diplomática. Para poder continuar con ese asilo, tendría que volverme a asilar en la Embajada de acá, que no es mi deseo por el momento… el asilo para delegación no aplicaría para mi situación actual”, indicó Duarte, dando por tierra con las versiones de llegada a la Argentina, nacionalidad de su hijo.

Luego del entredicho diplomático, Fernández y Lasso intercambiaron cartas de tono subido en las que se acusaron mutuamente por el entuerto. Mientras Fernández sostuvo que su Gobierno no tuvo nada que ver con la fuga, Lasso le endilgó al Presidente su amistad con Correa, que en una entrevista con LA NACION a su paso por Buenos Aires ratificó ese vínculo, aunque dijo “preferir” a Cristina Kirchner como candidata a Presidenta.

Pasado el tiempo, y ya sin el canciller Juan Carlos Holguín en su puesto, se iniciaron sigilosos acercamientos entre ambos gobiernos para tratar de recomponer el vínculo, hasta el momento sin resultados concretos.

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