En nuestra columna anterior mencionábamos la volatilidad que tendríamos por delante en el trimestre junio/agosto y también señalábamos la tremenda sensibilidad que planteaba el balance de oferta y demanda de Estados Unidos (dato clave). Pues bien, la plaza de referencia ha ingresado en un momento de gran incertidumbre por amenazas climáticas sobre la cosecha gruesa estadounidense, lo que ha derivado en alzas interesantes de precios.
No es un tema menor, porque no eran pocos los que aseguraban que el boom brasileño (supercosechas de soja y de maíz) dominaría el escenario y ubicaría en un segundo plano los avatares en EE.UU. Pero la evolución de Chicago en las últimas dos semanas pareciera confirmar que la afirmación “Chicago queda en Estados Unidos” aún sigue vigente.
Los cultivos estadounidenses no la están pasando bien luego de una siembra perfecta en tiempo y forma. La “foto” con datos relevados al martes advierte que una singular sequía ya afecta al 64% de los cultivos de maíz y el 57% de la soja, sin buenos pronósticos de lluvias al menos por quince días.
Todo esto la plaza lo está acusando, los comerciales reaccionaron y los fondos de inversión hicieron el resto, generando una fuerte y justificada recuperación de las cotizaciones. Especialmente en maíz, cuyos tiempos son más ajustados. No había espacio para sorpresas por lo ajustado de las reservas estadounidenses en ambos productos y los pronósticos para las próximas semanas no son muy halagüeños.
“Una gran apuesta”: suben los precios para alquilar campos por las expectativas con un nuevo gobierno
Incluso la decisión de la Agencia de Protección Ambiental, de definir un uso de biodiésel (aceite de soja) por debajo de las expectativas no fue suficiente para poner un paño frío al mercado. De no ser por la superlativa cosecha gruesa en Brasil (récord en soja y en maíz), la reacción de Chicago sería más fuerte aún. Pero lo cierto es que nuestros vecinos no aflojan y ya se han posicionado como el primer productor de soja del mundo y han superado a Estados Unidos como principal exportador de maíz.
El productor argentino tiene que tomar debida nota de estas dos realidades, toda vez que Brasil cosecha la oleaginosa un par de meses antes que nosotros y que el maíz de segunda en dicha nación (superior a los 95 millones de toneladas) ingresa en circuito comercial en julio.
Es cierto que este año la plaza maicera local está algo divorciada del mercado externo, pero a nuestro maíz tardío (con volúmenes crecientes año tras año) se le consolida como competencia la safrinha brasileña. Para tener en cuenta.
Respecto de la conveniencia de ir tomando decisiones para el ciclo 2023/2024, pareciera aconsejable esperar la evolución del clima en EE.UU. en las próximas semanas. Pero ello no excluye la decisión de ir preparando/definiendo estrategias de cobertura que contemplen un alto nivel de flexibilidad y evaluar la elección de combinaciones que impliquen pasos no simultáneos. Hacer bien los números, ponerse “despertadores” de precios que permitan cubrir costos para el 20/30 por ciento de la producción esperada y que la orden se “dispare” en consecuencia.
Resulta claro que a la hora de imaginar escenarios de precios las cosas han mejorado, pero siempre es aconsejable respetar los mercados.
El autor es presidente de Nóvitas SA