La declinación de Alberto Fernández deja picando la pelota en el campo de Cristina y Massa

En medio de la sorpresa que generó para la mayoría de la dirigencia oficialista la decisión de Alberto Fernández de anticipar su declinación electoral, las miradas dentro del peronismo se dirigían este viernes naturalmente hacia Cristina Kirchner y Sergio Massa. La vicepresidenta y el ministro de Economía vienen jugando en tándem dentro del Frente de Todos y no son pocos los que piensan que, cada uno con sus motivos, fueron determinantes para que el presidente se bajara finalmente de la competencia por la reelección.

Entre las primeras líneas de análisis que circulaban en la coalición gubernamental tras el anuncio de Fernández había dos que se destacaban sobre las demás: la amenaza latente del gobernador Axel Kicillof de desdoblar las elecciones en la provincia de Buenos Aires, con el obvio aval de Cristina Kirchner; y la advertencia transmitida por Massa de que en Washington -adonde volverá a viajar en 10 días- que el desorden político intento atenta contra la posibilidad de que el FMI auxilie a la Argentina en forma extraordinaria.

De acuerdo a las fuentes consultadas por LA NACION, la jornada de ayer fue determinante para que el Presidente se bajara de la reelección. Por un lado, el clima político que percibió en Ensenada, donde compartió un acto con el gobernador Kicillof, que fue realmente frío y distante respecto de su figura política; por el otro, el encuentro con Massa con foto incluida en la quinta de Olivos que fue pensada para dar una señal de distención, puertas adentro del oficialismo fue interpretada como una reunión crucial para su posterior decisión.

Tras ese encuentro, el ministro de Economía se dirigió al Congreso, donde las primeras versiones indicaron que se había reunido con Cristina Kirchner, mientras que otras posteriores afirmaron que estuvo en el despacho de la titular de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau. Como fuera, la sintonía política entre el jefe del Palacio de Hacienda y el kirchnerismo está a la orden del día: antes de que llegara el tigrense a la Cámara baja fue Máximo Kirchner el que estuvo en el despacho de Moreau, alfil de Massa en el Frente Renovador.

La presidenta de la Cámara de Diputados había dicho lo suyo en medio de los rumores sobre la salida de Massa del ministerio de Economía, agitados -según ella- desde la propia Casa Rosada. “Hay que dejarse de joder con estas especulaciones y operaciones y ponerse a trabajar”, advirtió. Según pudo saber este medio, la renuncia de Antonio Aracre descomprimió la tensión entre Alberto Fernández y Massa, pero algunos de los renovadores -incluida Moreau- aún dudan de que el exasesor presidencial haya sido el origen de las versiones.

Estado deliberativo

Con las relaciones internas signadas por una creciente desconfianza, la declinación de Fernández deja en estado deliberativo al peronismo gobernante: por un lado, quitó del camino la barricada para que el Frente de Todos pueda articular una nueva oferta electoral más competitiva -dada la floja performance del Presidente en las encuestas-, como reclamaban el kirchnerismo y el massismo. Pero por el otro, pone ahora a la coalición en la necesidad de definir cómo elegirá a sus postulantes de cara a las PASO del 13 de agosto.

En su mensaje a través de las redes sociales, Fernández dejó en claro que buscará garantizar -como presidente del PJ- que se mantengan las primarias como un mecanismo de selección de candidatos sobre la “lapicera” que, en forma tácita, vinculó a Cristina Kirchner. Pero lo cierto es que el peronismo -considerado en su versión ampliada- pondrá todo en la bolsa del debate que se viene. Por lo pronto, esta noche habrá una reunión del Consejo Nacional del Partido Justicialista, en la sede de la calle Matheu, que adquirirá mucha más relevancia que la esperada.

El ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, que viene dando señales desafiantes al Presidente y que es el único kirchnerista con la bendición de Cristina para ponerse el traje de candidato, consideró este viernes desde Santiago del Estero que la declinación de Fernández es “un paso necesario para comenzar a ordenar al peronismo” de cara al proceso electoral en ciernes. Pero Wado sabe que otra definición indispensable para ese ordenamiento es que su jefa política ratifique o rectifique su renuncia a ser candidata.

En el albertismo, o lo que queda de él, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, dijo por su parte que “el Presidente tomó una decisión valiente, honesta y comprometida”. Y agregó: “Ahora, nos toca a nosotros y a la militancia cumplir el desafío que nos plantea”. Entre los funcionarios que se mantienen leales a Fernández empiezan a analizar ahora quién tomará la posta en caso de que se confirmen las PASO en el Frente de Todos. Una posibilidad es que se potencie la candidatura de Daniel Scioli. Otra, que surjan candidatos alternativos como Agustín Rossi, el jefe de Gabinete, quien ya había advertido que el proyecto reeleccionista de Fernández no sintetizaba al peronismo gobernante.

En el massismo, la moneda está en el aire. La última comunicación de Massa a los dirigentes del Frente Renovador fue que se preparan para un congreso partidario con fecha el 5 de mayo y a realizarse, posiblemente, en la ciudad bonaerense de Chascomús. Pero la situación apremiante de la economía tendrá en las próximas semanas al ministro abocado de lleno a la negociación con el Fondo Monetario Internacional. Y ante la necesidad de volver a viajar a Washington en los próximos 10 días, anticiparon fuentes de su entorno.

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