La curiosa trama de enredos en Tigre que exhibe el desacuerdo entre Massa y el kirchnerismo por la boleta

Tigre, el pago chico de Sergio Massa y el municipio que fue su vidriera, se convirtió en un asunto sensible de la campaña de Unión por la Patria (UP). El massismo movió cielo y tierra en la justicia electoral para desenganchar a Julio Zamora, el intendente actual del municipio que busca su reelección, de la boleta del ministro de Economía. Pero esos movimientos no son compartidos por el kirchnerismo, al punto que ese sector hizo sus propios planteos judiciales para que el jefe comunal –que ahora solo puede ir colgado de Juan Graboisconsiga la “pegatina” con la papeleta de Axel Kicillof en una tira aparte, más corta, que no incluya el tramo presidencial.

La situación llevó a una trama de enredos judiciales, que ahora escalará a la Corte Suprema, que contempla llamativas contradicciones entre dos grupos de apoderados de Unión por la Patria (UP) –el “A” y el “B”– en la provincia de Buenos Aires.

¿Con qué candidato te identificás?

La decisión de Massa de desengancharse de Zamora puede restarle votos en el lugar que lo catapultó políticamente. Es cierto que el desacople perjudica al jefe comunal, que no irá colgado del candidato presidencial más taquillero del peronismo. Pero también lo priva a Massa del empuje desde abajo que suelen provocar los intendentes en funciones. Algunos colaboradores de la campaña no entienden cómo, mientras ellos hacen esfuerzos denodados por sumar votos en distintos puntos del país, el líder del Frente Renovador pierde una porción de su electorado en su distrito.

Massa lo hizo para favorecer a la titular de AySA, Malena Galmarini, su esposa, que también disputa la intendencia de Tigre dentro de Unión por la Patria y quiere recuperar el municipio para el massismo. Con Zamora hay una historia plagada de rencores, porque el intendente llegó al palacio municipal por haber estado primero en la línea de sucesión de Massa en 2008 y 2013, y luego se emancipó.

La interna territorial feroz tuvo, en las últimas semanas, un curioso periplo en la justicia electoral. Los papeles muestran que hay posturas encontradas entre el Frente Renovador y el kirchnerismo, que no quiere prescindir de los votos que pueda ofrendar Zamora. Además, según pudo reconstruir LA NACION, Cristina Kirchner siempre quiso evitar que hubiera un alboroto en Tigre que pudiera perjudicar la imagen del espacio.

“Lo de Tigre es muy focal, no contamina en absoluto el vínculo que construimos con Sergio. Pero Cristina ha transmitido que tiene que poder competir todo el mundo y que quiere un ordenamiento. Sobre todo en Tigre, que es el distrito de nuestro candidato presidencial”, dijo a LA NACION un referente del kirchnerismo muy al tanto del armado político en la provincia.

Primer capítulo

La historia de enredos en Tigre tras el cierre de listas tuvo un primer capítulo a fines de junio. El jueves 29 de ese mes, la junta partidaria de Unión por la Patria de la provincia de Buenos Aires –cuyo presidente es el ministro de Infraestructura bonaerense Leonardo Nardini oficializó en el sitio oficial de la alianza la resolución 12º, en donde planteaba una observación a la postulación de Zamora, porque pretendía ir por su reelección con el sello oficialista, pero también se había anotado con otros dos partidos vecinales, en listas “espejo”, prohibidas por la ley electoral. En otro dictamen, el número 11º, UP aceptaba únicamente que Galmarini fuera adherida a la boleta de Massa y Axel Kicillof.

Aquellos fueron momentos de vértigo, al filo de los plazos judiciales para oficializar las adhesiones de las listas, es decir, para determinar cómo se unirían los paños de la boleta de presidente a intendente, pasando por las candidaturas legislativas y el tramo del gobernador. Zamora –que había dialogado telefónicamente con Cristina el lunes de esa misma semana– volvió a mantener contacto con el Instituto Patria y optó por bajarse de las otras dos listas vecinales, convencido de que iba a poder competir dentro del frente peronista. Ese sábado por la mañana la junta partidaria de UP volvió a reunirse para tratar el caso de Tigre. Emitió una nueva resolución, la número 13º, en donde autorizaba a colgar a la lista de Zamora de la candidatura de Massa.

Galmarini publicó ese día en Twitter: “Si el intendente Zamora quiere venir a las PASO y competir abandonando las otras postulaciones que presentó en otros partidos políticos, bienvenido a las PASO. Y si está dispuesto a acompañar a Massa, porque cambió de opinión en los últimos días, también bienvenido”.

Segundo capítulo

El revuelo que provocó la disputa en Tigre, sin embargo, escaló públicamente, al punto que incluyó denuncias por amenazas ventiladas por Zamora en los medios de comunicación. “Hubo amenazas de Massa a un sector de mi gabinete. Le pedí al Presidente protección porque estoy muy preocupado por mi integridad física y la de mi familia”, llegó a decir el intendente en radio.

El massismo llevó el asunto a la justicia electoral. El presidente del Frente Renovador bonaerense, Rubén Eslaiman, pidió ante el juez Alejo Ramos Padilla que no se aceptara la adhesión de Zamora a la boleta de Massa. Lo hizo acompañado por los apoderados de UP de la provincia que responden al massismo y que son los que integran el “grupo B”. Hay un “grupo A” de apoderados de UP que son los que representan al PJ, a La Cámpora y a otros sectores del kirchnerismo.

Según pudo reconstruir LA NACION, los apoderados del massismo dejaron saber en su escrito que recibieron expresas instrucciones de Massa para pedir el desenganche de Zamora por los agravios públicos e injurias que había emitido el intendente contra el ministro de Economía. El argumento fue que la ley electoral fija que se necesita el consentimiento de los candidatos para ir unidos en la boleta y que eso no existía en el caso de Tigre.

Ramos Padilla no hizo lugar al pedido, por lo que los apoderados del Frente Renovador llevaron el planteo a la Cámara Nacional Electoral (CNE). Ese tribunal optó por pedirle opinión al apoderado de la fórmula presidencial de Massa, Juan Manuel Olmos, vicejefe de Gabinete devenido en un colaborador clave del ministro de Economía. Ese funcionario dijo que no hubo consentimiento expreso para la adhesión de Zamora, que “el hecho fáctico de compartir el cuerpo electoral debe tener intrínseca una mínima comunión política entre todos los integrantes de las diferentes categorías” y que eso estaba ausente a la luz de los dichos del intendente tigrense. La CNE falló contra Zamora con el voto de los jueces Santiago Corcuera y Daniel Bejas y la disidencia del juez Alberto Dalla Vía.

Lo llamativo fue que, por cuerda separada, Nardini (jefe de la junta electoral de UP), que representa los intereses de Kicillof, hizo otra presentación en la justicia electoral para que Zamora pueda competir con dos listas y no solamente colgado de Grabois. Pidieron “oficializar un nuevo modelo de boleta” en Tigre, que lleve como candidato a intendente a Zamora adherido a la categoría del gobernador. Es decir, descabezada del tramo a presidente. Además, el escrito daba a entender que se le encomendaba al “grupo A” de apoderados a hacer las gestiones pertinentes para lograr esa boleta corta.

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Ese mismo día, Sofía Vinelli, apoderada del Frente Renovador del “grupo B”, se presentó en el juzgado electoral oponiéndose a esa moción. Ramos Padilla se opuso a la presentación de Nardini por considerarla fuera de los plazos legales, además de no contar con el respaldo de los dos grupos de apoderados.

Cerca de Galmarini apuntan: “Zamora quiere ir colgado de Massa por oportunismo político, no es coherente con las barbaridades que dijo de Sergio en los últimos meses”. En otros sectores del oficialismo se preguntan qué pasará si Zamora gana en las PASO. Massa debería, en ese escenario, disputar las elecciones generales de octubre sin candidato a intendente en su propio distrito.

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