“No les voy a dar la foto a los periodistas”, se excusó Luis Barrionuevo frente a Javier Milei durante una cena que tuvieron antes del acto de recaudación de campaña que el jefe gastronómico organizó hace ocho días en Parque Norte para impulsar la candidatura presidencial del economista. En La Libertad Avanza (LLA) respiraron aliviados cuando se confirmó que el sindicalista había decidido viajar a Mar del Plata y no subirse al escenario. Barrionuevo es uno de los máximos exponentes de “la casta” que Milei promete eliminar: llegó al poder del sindicato de los gastronómicos en 1979 de la mano de la dictadura militar como delegado normalizador y desde entonces nunca dejó el mando. Ocupó además cargos legislativos nacionales y administró los fondos de la salud durante el menemismo. Es hoy, también, un empresario prospero que presta servicios y provee de alimentos a diferentes organismos estatales.
La novedosa alianza de Milei con Barrionuevo es mucho más que un apretón de manos. Pactaron un acuerdo de financiamiento y fiscalización electoral a cambio de que el gastronómico tenga injerencia en una eventual gestión libertaria, según contaron a LA NACION fuentes de ambos sectores al tanto del encuentro.
Barrionuevo prometió apoyar la iniciativa para crear un fondo de cese laboral en reemplazo de las indemnizaciones para actividades con poca estabilidad. “Los dueños de los restaurantes siempre quisieron ese formato”, comentó el jefe gastronómico, en un contundente aval a una de las principales medidas laborales que LLA proyecta en caso de ganar la elección. Milei ratificó que su intención es habilitar a las compañías de seguro para que entren en el juego. También imagina a las empresas involucrándose en el negocio de la salud. Estas iniciativas tal vez sean las que más entusiasman a Barrionuevo. En su entorno distinguen terreno fértil para que Julio Comparada ponga un pie con su aseguradora, El Surco, en el terreno de las indemnizaciones y la salud. Comparada es casi un hijo para el gastronómico. Fue presidente de Independiente y entre sus clientes tiene a gremios, aunque su gran negocio siempre fue con el fútbol, gracias al acuerdo que selló hace años con la AFA en los tiempos de Julio Humberto Grondona.
Pero hay más: Comparada es socio de la hija y de otro familiar de Barrionuevo en Sano y Bueno Catering SA, una empresa que es proveedora de alimentos y servicios para el Estado desde 2017 y que incrementó sus negocios con la actual gestión desde que el jefe gastronómico se alió con el kirchnerismo a través de su vínculo con el ministro del Interior, Eduardo De Pedro. Sandra Liliana Barrionuevo es la secretaria de Acción Social del gremio de gastronómicos y fue la anfitriona de Milei hace ocho días en Parque Norte.
Barrionuevo está convencido de que el libertario será el próximo presidente. Reforzó su pronóstico en un almuerzo la semana pasada en el que alineó a 45 referentes de las seccionales del gastronómicos para trabajar en las elecciones. Ordenó a su tropa ponerse a disposición de LLA para fiscalizar. Fue testigo de la arenga Carlos González D’Alessandro, primer candidato a diputado nacional por los libertarios en San Luis y quien se jacta de ser uno de los nexos del economista con los sindicatos peronistas. De ese encuentro surgió una curiosa foto que comenzó a circular por los chats de los gremialistas: se lo ve a Barrionuevo rodeado de aliados de Milei, uno de ellos disfrazado de León. Aunque lo más novedoso de la imagen fue la reaparición en un segundo plano de Rafael Carlos Aguirre, el histórico custodio de Menem desde 1988 hasta 2021, cuando el expresidente falleció. Barrionuevo quiere que “Rafa” sea la sombra de Milei si es que llega a la Casa Rosada. ¿Recuerdos del futuro?
Decidido a apostar ahora por Milei, a pesar de que hace apenas unos meses impulsaba la candidatura presidencial de Wado de Pedro, Barrionuevo prepara otro acto de apoyo para la semana que viene en Mar del Plata. Al gastronómico, sin embargo, se le hizo empinada la misión de alinear a su tropa. Del puñado de gremios que siempre lo siguió en la CGT Azul y Blanca, solo uno lo acompañaría en su cruzada libertaria. Se trata del Sindicato de Maestranza, cuyo jefe, Oscar Rojas, llegó al poder después del misterioso crimen del tesorero Roberto Roger Rodríguez, quien lo había desafiado a dirimir la conducción en las urnas. En 2011, cuando fue el homicidio, que nunca fue esclarecido por la Justicia, Barrionuevo ordenó a Horacio Ferro, su abogado, a que encabece la defensa de Rojas. Este pacto dividió al gremio, donde hoy no todos están convencidos de abandonar el PJ para irse con Milei, como quedó demostrado en un acto que hubo la semana pasada en el camping de Tortuguitas con dirigentes de la Juventud Sindical.
En la CGT no se sorprendieron por el giro del gastronómico a pesar de las explicaciones que dio Tito Geneiro, el representante del gremio en la central. Carlos Acuña, representante del barrionuevismo en el triunvirato de mando, está incómodo cuando sus colegas del consejo directivo le exigen una explicación del realineamiento político de su jefe. La influencia de Acuña es tan acotada que los dueños de estaciones de servicios, que son sus empleadores, compraron cubiertos y asistieron al acto que Barrionuevo le montó a Milei hace ocho días. ¿Falta de influencia o doble juego? Los sindicalistas son de lealtades frágiles.
“Pornografía política”
“Primero apareció apasionadamente a pedir por la candidatura de Wado y de repente sale con Milei. Va de un extremo a otro. Luis es así, prioriza siempre su unidad de negocio. Quiere cuidar todos los negocios que tiene con el PAMI y la administración de [Axel] Kicillof por los servicios de catering”, dijo un dirigente cegetista que conserva buen vínculo y diálogo con Barrionuevo. Reforzó una hipótesis similar sobre su alineamiento político Dante Camaño, excuñado e histórico aliado. “Apoyaba a De Pedro, también a Yacobitti [es diputado de la UCR que no es candidato] y Lousteau, después a Massa y ahora está con Milei. No es serio, es pornografía política. Tiene un montón de contratos con Kicillof y eso es lo que le importa”, dijo Camaño, que es candidato a diputado nacional por Juntos por el Cambio y fue exponente del sindicalismo macrista.
Camaño mantiene con Barrionuevo una pulseada judicial por el control de la seccional porteña de los gastronómicos, la que lidera desde hace cuatro décadas. Después de gestiones con kirchneristas y radicales influyentes en el fuero laboral, Barrionuevo logró anular la elección que había consagrado a su excuñado, aunque la medida está apelada y podría intervenir algún día la Corte Suprema. Como el gremio de los gastronómicos se trata de una unión, es la administración central la que absorbe de manera automática el cobro de la cuota sindical de los afiliados y luego les transfiere los fondos a las seccionales para afrontar sueldos, gastos corrientes y mantenimiento. Desde que comenzó esta disputa, hace ya dos años, Barrionuevo le cerró el grifo financiero a Camaño amparándose en un fallo judicial. Se trata de una caja que se compone con el aporte mensual del 2,5% en concepto de cuota sindical del salario unos 46.000 gastronómicos porteños, cuyos salarios, en promedio, rondan los $200.000.
Ganancias, pobreza e inflación
Para los sindicalistas pragmáticos y dialoguistas, Milei es hoy más un interrogante que una amenaza. Gerardo Martínez, jefe de la Uocra, despejó algunas dudas en su mano a mano de 45 minutos con el libertario. “Quien gane la elección va a ganar con debilidad. Y creo que vos no podés garantizar las 3 G: gobierno, gobernanza y gobernabilidad”, le enrostró el sindicalista. La respuesta del candidato presidencial fue inmediata: “Guillermo Francos va a ser la garantía de diálogo con las diferentes fuerzas”. Fue el momento más tenso del intercambio, según fuentes de ambos sectores. La charla principalmente estuvo guiada por conocer en detalle cómo funciona el fondo de cese laboral de la Uocra.
Martínez contó detalles de la conversación en una reunión de la mesa chica de la CGT. Dijo allí que para Milei la reforma laboral “no es una prioridad”. En el moyanismo fueron cautos con este mensaje. Si bien Hugo Moyano avaló que su hijo Facundo tienda puentes con Ramiro Marra, en Camioneros insisten en que el libertario, en caso de ser presidente, avanzaría contra las cajas sindicales si es que dispone desligar a los empleadores de su rol de “agente de retención” de los importes de la cuota sindical, como lo hizo el expresidente Temer en Brasil. Es una idea que está en carpeta de la LLA.
Casi a pleno, el sindicalismo se desmarcó de la cruzada solitaria de Barrionuevo y escenificó ayer una vez más su alineamiento detrás de la candidatura presidencial de Sergio Massa. Se unieron en la movilización de la CGT las dos vertientes de la CTA, piqueteros y movimientos sociales. Celebraron la eliminación de la cuarta categoría del impuesto a las Ganancias a pesar de que la mayoría de sus representados perciben sueldos que no estaban alcanzados por el mínimo no imponible del tributo. Resurge así, como durante el macrismo, la alianza entre los sindicatos y los piqueteros, aunque esta vez no fue para cortar calles y activar reclamos sino para apoyar al ministro-candidato de un país con una inflación de tres dígitos, el 40% de pobres y un dólar paralelo que cerró ayer en $800. Un pacto ocasional y novedoso como el Milei con Barrionuevo.