La cruenta interna opositora en Santa Fe ilusiona a la Casa Rosada, que pone la lupa en otras cinco elecciones clave

Las PASO del próximo domingo en Santa Fe son seguidas con máxima atención desde el oficialismo. Junto a la elecciones en la capital de Córdoba del 23 de julio y los comicios por la gobernación de Chubut del 30, serán los últimos test antes de las PASO nacionales del 13 de agosto. El interés por el resultado santafesino no solo está ligado a su importancia a nivel nacional, como tercer distrito en cantidad de electorales después de Buenos Aires y Córdoba, sino también por la renovada expectativa que generó la cruenta interna que atraviesa el frente que armó Juntos por el Cambio (JxC) y el socialismo, que podría complicar un triunfo que hasta no hace mucho parecía indiscutido.

Por otro lado, desde Unión por la Patria (UP) no pierden de vista lo que puede suceder en Chaco (17 de septiembre) y Mendoza (24 de septiembre), las otras dos provincias que votarán desdobladas del cronograma nacional y que en sus PASO alumbraron victorias de la oposición. La primera, esperada con “resignación” en el oficialismo. La segunda, conocida con sorpresa en medio del escándalo por el femicidio de Cecilia Strzyzowski.

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Las expectativas del oficialismo todavía están afectadas por las resonantes derrotas en dos bastiones históricamente peronistas: San Luis y San Juan. También, por la preocupación que abre el escenario de la capital cordobesa, donde el kirchnerismo ni siquiera presentó un candidato, y la parada “muy difícil” que el peronismo tiene en Entre Ríos, donde está en juego la sucesión planteada por el gobernador Gustavo Bordet.

El cronómetro, sin embargo, obliga al oficialismo a mirar a Santa Fe. Pese a gobernar la provincia de la mano de Omar Perotti, el peronismo no logró unidad y lleva cuatro candidatos a gobernador. La principal carta es la de Roberto Lewandoski, a quien observan “más fuerte” en Rosario y con un panorama “más complejo” en el norte de la provincia. Competirá internamente con el diputado de La Cámpora Marcos Cleri; el dirigente Leandro Busatto, que tiene el apoyo del jefe de Gabinete y precandidato a vicepresidente, Agustín Rossi; y Eduardo Toniolli, del Movimiento Evita.

Si unidad en las listas para la gobernación, el espacio sí consiguió un acuerdo en la nómina de diputados nacionales, con una boleta que postulará a Germán Martínez, actual jefe del bloque del Frente de Todos en la Cámara baja y hombre de Rossi; la titular de Migraciones, Florencia Carignano, de La Cámpora, y el ministro de Transporte, Diego Giuliano, que responde a Sergio Massa.

“Es un escenario muy complejo el de Santa Fe”, admitió a LA NACION un funcionario de la Casa Rosada. Aludió a que la suma de los candidatos de la oposición alcanzaría, según los sondeos, el 50% de los votos, lo que en las elecciones generales podría traducirse en un triunfo aplastante. Un final demasiado abrupto para un peronismo que había vuelto a gobernar la provincia luego de 12 años de gobiernos socialistas.

Para desafiar los pronósticos, el mismo funcionario advirtió que la feroz interna entre Carolina Losada y Maximiliano Pullaro en el frente “Unidos para Cambiar Santa Fe” podría “beneficiar” al peronismo. En la Casa Rosada interpretan que las denuncias cruzadas de “campaña sucia” y supuestos vínculos con el narcotráfico benefician a Mónica Fein, candidata del socialismo, dividiendo aún más el voto opositor. Apuestan, además, por que los votantes de Losada o Pullaro migren hacia el peronismo si su candidato pierde las PASO.

La apuesta del oficialismo pasa por sacar provecho de esa interna y apelar a los votantes del candidato perdedor. La parada no parece sencilla, pero los índices de agresión a los que escaló la interna opositora abren expectativas de cara al 10 de septiembre, cuando se realizarán las elecciones generales en Santa Fe.

Apenas una semana después vendrá otra parada difícil para el oficialismo: Chaco, donde Jorge Capitanich viene de sufrir un duro revés en las primarias. El gobernador sufrió en las urnas su relación cercana con los detenidos Emerenciano Sena, Marcela Acuña y su hijo, César Sena, acusados por el femicidio de la joven de 28 años. El clan Sena recibió fondos millonarios del gobierno y el propio Capitanich fue padrino de boda del matrimonio.

“El caso se lleva puesto a Coqui”, evaluó ante LA NACION un importante dirigente del oficialismo. “No hay forma de que se despegue”, completó otro, que aún recuerda cuando Sena padre viajó a Buenos Aires y se reunió con funcionarios por pedido del propio gobernador. Capitanich fue el más votado en las primarias, pero quedó seis puntos por debajo de la sumatoria de votos de Juntos por el Cambio. Desde entonces, inició una contraofensiva para presentarse como víctima de una campaña difamatoria de la oposición y los medios.

Otros funcionarios de Alberto Fernández creen que en Chaco el final aún “está abierto”. Anticipan que el femicidio quedará circunscripto a un caso policial” y que Capitanich “reaccionó rápido, ya empezó a poner la cara y eso ayuda”. Incluso señalan que la oposición está detrás de las marchas que encabeza Gloria Romero, la mamá de Cecilia. “Ya se va saber”, insisten, enigmáticos.

Mendoza, Chubut y Entre Ríos

La expectativa que el oficialismo aún alberga Chaco se desvanece en Mendoza. En las PASO de junio, Cambia Mendoza reunió el 42% de los votos y el senador Alfredo Cornejo quedó como favorito para regresar a la gobernación. Su rival en las primarias, Luis Petri, se convirtió en candidato a vicepresidente de Patricia Bullrich, sellando la suerte para eventuales “fugas” de sus votantes. Para colmo de males para el peronismo, en segundo lugar quedó el extitular de Pro Omar de Marchi, que tiene lazos aceitados con varios intendentes del PJ ortodoxo. Unión por la Patria debió resignarse a un lejano tercer lugar con el 15,6% de los votos, pero su candidato más votado, Omar Parisi, logró solo el 6%.

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Con ánimo similar al de Chaco se mira Entre Ríos, donde Bordet postuló como sucesor a Adán Bahl. En la Casa Rosada no dudan en considerar como de una “complejidad enorme” el escenario que se plantea, con una diferencia amplia en favor del exministro del Interior de Cambiemos Rogelio Frigerio, uno de los candidatos de la oposición. Además del impacto obvio de la gestión nacional y provincial, en Balcarce 50 agregan otros condimentos a la construcción de ese escenario de fuerte preocupación: entre ellos, el “impacto negativo” que tuvo en la provincia la toma de tierras de la estancia de la familia Etchevehere por parte del dirigente social y precandidato presidencial Juan Grabois. “El daño que nos hizo fue y es enorme”, recuerdan cerca de Alberto Fernández.

A contramano de lo que marcan algunos sondeos, en la Casa Rosada se ilusionan con los comicios de Chubut, la provincia que hoy gobierna Mariano Arcioni, cercano a Massa, y donde el intendente peronista Juan Pablo Luque busca sucederlo. “Viene muy bien”, afirman respecto de la lista de Luque, Arriba Chubut, que enfrentará al senador de Pro Ignacio Torres.

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