KIEV.- Las fuerzas ucranianas perforaron las principales líneas de defensa rusas en el sudeste del país, alimentando la esperanza de un gran avance que acelere la empantanada contraofensiva.
Ya hay paracaidistas ucranianos combatiendo a las fuerzas rusas atrincheradas en las afueras de la ciudad de Verbove, según un oficial ucraniano en la región, y agrega que fuerzas de Kiev también alcanzaron la principal línea defensiva de los rusos en el sur, cerca de Robotyne. Las Fuerzas Armadas ucranianas confirmaron los avances sobre Verbove y hacia Robotyne al sur, pero no dieron más detalles.
Para describir el avance, el oficial ucraniano levanta tres dedos que representan la líneas de ataque sobre los rusos atrincherados un poco al oeste de Verbove, una aldea agrícola que antes de la guerra tenía 1000 habitantes. La importancia de este avance es que representa la primera vez que Ucrania perfora la línea defensiva de los rusos, un extenso sistema de minas terrestres, trincheras y obstáculos antitanques protegidos por el fuego de artillería.
Las fuerzas ucranianas ahora trabajan para ampliar esa brecha en las líneas enemigas para permitir que los vehículos blindados proporcionados por Occidente puedan avanzar con suficiente apoyo logístico. “Es como inflar una pelota”, ilustra el oficial ucraniano.
Para los servicios de inteligencia occidentales, los avances de los últimos días alientan la cauta esperanza de que los ucranianos puedan recuperar la ocupada ciudad de Tokmak, un importante polo logístico para las fuerzas del Kremlin, según señalan varios funcionarios de inteligencia.
Por supuesto que Ucrania todavía enfrenta serios obstáculos para convertir el actual punto de quiebre en una verdadera brecha en las líneas enemigas. Rusia ataca a las tropas ucranianas que se encuentran en el lugar con artillería pesada dirigida por drones, y no hay señales de un colapso de las defensas rusas. Al parecer, el Kremlin está enviando refuerzos, entre ellos paracaidistas, para ayudar a sus fuerzas a retener esas posiciones.
Cualquier avance sería un gran impulso para una contraofensiva que ya lleva tres meses y que se ha convertido en guerra de desgaste, con avances palmo a palmo, en vez de la operación relámpago que Kiev y sus aliados habían previsto.
El objetivo de la contraofensiva es abrirse paso hasta el Mar de Azov, en el sudeste de Ucrania, partir en dos a las fuerzas de ocupación rusas y recuperar parte del casi 20% del territorio ucraniano que actualmente controla Moscú. Para esta operación, Occidente les suministró a Ucrania cientos de vehículos blindados, incluidos tanques, y entrenó a miles de soldados y operadores ucranianos.
Hace dos meses, Ucrania logró recapturar un puñado de aldeas en la región de Donetsk, en el este del país, y obligó a las tropas rusas a retroceder hasta los alrededores de la ciudad de Bakhmut, pero logró pocos en su principal embate hacia el sur, desde la ciudad de Orikhiv hacia el Mar de Azov.
Las resistentes defensas rusas frustraron los ataques iniciales, así que Ucrania optó por avances metódicos con pequeños equipos a pie. La lentitud de los avances desató intensos debates tras bambalinas entre Washington y Kiev sobre estrategia y tácticas bélicas.
Pero en agosto el progreso de la contraofensiva se aceleró. La precisión del fuego de contrabatería ayudó a contener a la artillería rusa. Las escaramuzas de la infantería lograron apoderarse de trincheras y de las líneas de árboles que bordean los campos de cultivo. Finalmente, las tropas ucranianas tomaron la aldea de Robotyne y avanzaron en dirección sur, hacia Tokmak.
Vehículos de combate blindados
Ucrania desplegó nuevas tropas, incluidas las potentes unidades aerotransportadas de la 82a Brigada de Asalto Aéreo, equipada con vehículos de combate blindados Stryker, fabricados y provistos por Occidente. En los últimos días, las fuerzas ucranianas se abrieron paso hasta los alrededores de Verbove, la que hasta ahora parece ser la mayor amenaza a las líneas rusas.
Pero la resistencia que enfrentan los ucranianos es feroz. El oficial ucraniano dice que los rusos están tan bien atrincherados que sus hombres hasta encontraron alfombras y cuadros colgados en las paredes de los refugios recapturados. Ahora enfrentan a fuerzas rusas de élite: la temible 7a División de Asalto Aéreo.
Rusia ataca a las tropas y vehículos ucranianos con fuego de artillería pesada guiado por drones y drones explosivos teledirigidos desde tierra por pilotos con cascos de realidad virtual. En algunos lugares, hay tantos drones sobrevolando el terreno que los ucranianos lo llaman “Boryspil”, en honor al principal aeropuerto internacional del país, ubicado en Kiev.
Los soldados dicen que las bombas de racimo suministradas por Estados Unidos también están teniendo un impacto significativo. Los ucranianos que participan de la contraofensiva utilizan esas bombas -que liberan docenas de pequeñas bombas y pueden devastar un área más amplia que los proyectiles de artillería comunes- para atacar a las tropas rusas cuando corren a campo abierto, ya sea para huir o para proporcionar refuerzos.
El objetivo de Ucrania es abrir un corredor a través de las líneas rusas, haciendo retroceder la artillería enemiga lo suficiente como para permitir que los vehículos blindados proporcionados por Occidente atraviesen la brecha y puedan ser reabastecidos para seguir avanzando.
Ese punto de quiebre en la línea de frente al sur de Orikhiv podría permitir que Ucrania avance con sus piezas de artillería y pueda hacer blanco en posiciones rusas que antes estaban fuera de alcance.
Y la brecha en Verbove puede abrir un sendero hacia las ciudades portuarias de Berdyansk y Mariupol, ocupadas por Rusia, mientras que el avance al sur de Robotyne puede convertirse en una amenaza para el polo logístico ruso en Tokmak. De todos modos, en el sudeste Rusia todavía conserva importantes fortificaciones, incluida una densa segunda línea defensiva.
Por el momento, el reabastecimiento de las tropas ucranianas de la línea de frente tiene que hacerse a pie, o en el mejor de los casos en motos, vehículos todo terreno o camionetas, porque los vehículos blindados suministrados por Occidente son blanco de una lluvia de artillería rusa tan pronto aparecen en el campo de batalla.
“Los blindados occidentales no son la panacea”, señala el oficial.
Cuando las tropas ucranianas logran tomar una trinchera rusa, pero no pueden ocuparla, la incendian, porque no pueden transportar armas y municiones abandonadas, pero tampoco quieren que los rusos puedan recuperar sus equipos más adelante.
Hasta los vehículos pequeños, pensados para no llamar la atención, son sumamente vulnerables. El lunes, cuando se dirigía a Verbove para recuperar los cuerpos de los soldados caídos, el jeep donde viajaba el oficial ucraniano recibió el impacto de un misil antitanque ruso que lo dejó reducido a chatarra humeante. “Mis hombres tuvieron que cargar los cuerpos a pie”, dice el militar.
James Marson
Traducción de Jaime Arrambide