KIEV.- Kyrilo Budanov, jefe de la Dirección Principal de Inteligencia de Ucrania, es el hombre que Moscú querría muerto. Tiene sólo 37 años, es el jefe de todos los espías y, al mismo tiempo, una leyenda viviente: se cree que está detrás de los mayores logros ofensivos de Ucrania en este año y medio de guerra. Es uno de los generales más jóvenes y de más confianza de Volodimir Zelensky y sobrevivió a varios atentados rusos. El último, un doble ataque con misiles que tuvo lugar en mayo pasado, aún visible en una de las paredes ennegrecidas de su cuartel general –hiper custodiado–, de la península Naberezhno, sobre el río Dnipr de esta capital. Allí grandes paredones de cemento con rollos de alambres de púas custodian las oficinas de una de las figuras clave de la actual contraofensiva. Hay detectores de metales, se ven bolsas de arenas y soldados armados hasta los dientes que controlan cómo unos obreros están reconstruyendo un edificio.
Budanov, antes invisible, pero en los últimos meses visible, y abierto a los medios, es considerado no sólo la mente de los ataques con drones que están poniendo en apuros al Kremlin, sino también, de los misteriosos asesinatos de personajes como Darya Dugina, la hija periodista del “Rasputin de Putin”, en agosto del año pasado y del bloguero militar ruso Vladlen Tatarsky, en abril último.
Parco, con expresión facial casi nula, algunas risitas irónicas y ayudado por una intérprete, Budanov concedió hoy su primera entrevista a medios latinoamericanos, que fue organizada por la ONG ucraniana Transatlantic Dialogue Center (Centro de Diálogo Transatlántico) y con la ayuda de la Fundación internacional “International Renaissance Foundation”. Durante una hora, respondió preguntas de todo tipo. Aseguró, en broma, que si caen drones en Moscú es por un castigo divino, que “de las fuerzas armadas profesionales rusas ya no queda nada” y que por eso bajó su capacidad ofensiva y admitió que “sí, tenemos problemas con las municiones, al igual que los rusos: se están acabando tanto acá como allá”.
-Pasó casi un año y medio del inicio de la invasión, con una resistencia fuerte de parte de Ucrania, que contó con el apoyo de Estados Unidos y la OTAN. ¿Cuál fue la clave del pueblo ucraniano para poder resistir tanto tiempo?
-Nosotros estamos haciendo una guerra justa porque estamos defendiendo nuestro territorio, nuestra tierra, en contra del agresor ruso. Más allá de las diversas miradas que pueda haber en otros países, hay un hecho indiscutible, que es que nosotros sufrimos una invasión y estamos defendiendo nuestro territorio, no atacamos a nadie.
-No obstante, en Rusia se habla en los últimos días de ataques con drones en Moscú y de represalias en esa línea. ¿Eso que se informa desde Rusia es correcto? ¿Hay ataques que están orquestando hacia la capital rusa?
-Los drones en Moscú son un castigo de Dios (risas). Hablando en serio, el país agresor tenía que haber pensado un poco, antes de empezar la guerra, que podía haber reacciones después de lo que estaba haciendo. No tuvieron cerebro para pensar en las consecuencias.
-Cuáles son las enseñanzas en este año y medio en cuanto al uso de la inteligencia, la contra-inteligencia y también, la ciberdefensa?
-Nosotros desde 2014 (cuando Rusia anexó Crimea y separatistas apoyados por Rusia comenzaron a ocupar la región del Donbass) tenemos una guerra híbrida. No aprendimos nada nuevo. Todo el tiempo perfeccionamos nuestro trabajo y lo que ya habíamos hecho desde antes, siempre. Y lo mismo hace Rusia.
-¿Puede revelar cuáles fueron las operaciones de inteligencia ucraniana más exitosas en este año y medio de guerra?
-No puedo decir nada de operaciones.
-¿Espera que los rusos usen armas nucleares?
-Formalmente, teóricamente, es obvio que ellos pueden usar armas nucleares porque las tienen. Pero si la van a usar o no las van a usar, no podemos saberlo.
-¿Espera que esta guerra termine en el frente o de alguna otra forma, con un acuerdo, por ejemplo?
-Es una pregunta política, no puedo responder.
-Y tiene información sobre el grupo mercenario Wagner, que están en Bielorrusia, si tiene planes de ir hacia Polonia o Lituania?
-Nadie tiene más información en el mundo que nosotros sobre los mercenarios del grupo Wagner. Puede ser que algunos hayan cruzado como turistas. Pero la información que tenemos es que por ahora no hay ningún peligro de que los mercenarios del grupo Wagner puedan ir a Ucrania u otros países. Están reorganizándose para influir en África. Los que tienen que temerle a los mercenarios de Wagner que están en Bielorrusia son los países de África. Es obvio que los rusos van a usar de todos modos esta situación para crear tensión.
-¿Hablando del grupo Wagner, tienen información de qué grado de apoyo pudo haber tenido Prigozhin en su rebelión de fin de junio y qué es lo que realmente ocurrió allí?
-Nosotros sabemos muy bien lo que pasó. Les puedo decir que no fue nada repentino, sino que fue algo preparado durante medio año. Y esto mostró varias cosas: primero, la absoluta falta de reacción rápida e inteligente de los rusos; segundo, que se cayó el mito, la leyenda, de que el gobierno central es intocable; y tercero, que el conflicto interno en Rusia es una realidad que puede pasar. En suma, demostró la debilidad del régimen ruso en el manejo de la situación, así como la fuerza de organización del grupo Wagner, que hizo lo que quiso y que tuvo apoyo tanto de oficiales rusos como de la gente común. Analizamos esos dos días de rebelión, las conversaciones entre la gente y vimos que Rusia estaba dividida: un 50% que apoyaba a Putin y otro que apoyaba a los Wagner. En 21 regiones apoyaban a Putin y en 17 a Prigozhin. Moscú apoyó a Putin, y San Petersburgo, que es la ciudad de Putin, a Prigozhin.
-¿Cree que la intensidad de la ofensiva rusa ha comenzado a bajar?
-Sí, desde febrero pasado ha bajado porque hay que entender algo: de las fuerzas armadas profesionales rusas, casi no quedó nada. Empezó a bajar porque no tienen profesionales y lo vemos también a través de las estadísticas que manejamos de los prisioneros de guerra. A diferencia de hace meses, ahora vemos que los rusos agarran a una persona en la calle, le dan un arma y lo mandan al frente.
-¿Cree entonces que Ucrania logró revertir el posicionamiento?
-Los soldados rusos no tienen idea de por qué están en esta guerra. Nosotros, en cambio, estamos para defender nuestra tierra, nuestro país.
-Cuál es la situación actual de la central nuclear de Zaporiyia y por qué en este momento no es considerada una amenaza como hace unas semanas?
-No puedo decir qué pasó. Pero el peligro de que haya una catástrofe es más bajo ahora. Pero el peligro siempre está porque la central está minada y está ocupada por los rusos. No va a haber más peligro cuando la central pase a estar bajo control ucraniano.
-Hace un año y medio que se lleva adelante esta guerra, una guerra que ha ido cambiando, que en esta fase Ucrania dice que parece ir avanzando en la zona hasta ahora controlada por los rusos. ¿Cuánto tiempo más va a llevar esta guerra, qué perspectivas se tienen a nivel de inteligencia? ¿Y Ucrania está preparada para continuar esta guerra indefinidamente?
-Cualquier guerra agota en todos los sentidos los recursos, tanto nuestros, como del enemigo. Pero por ahora tenemos los recursos como para seguir con la misma intensidad que vemos en este momento. Sí, tenemos problemas con las municiones, al igual que los rusos: se están acabando tanto acá como allá. A todo el mundo le gusta hablar de ataques a la infraestructura energética de Ucrania y ahora otra vez está circulando la información de que los van a hacer de vuelta, pero no los van a hacer. No pueden hacerlo con la intensidad que hubo en septiembre y octubre pasado. Eso no puede pasar más, como por ejemplo ocurrió con el primer ataque masivo con 120 misiles. Ya no tienen más recursos para hacerlo de esta manera. Ahora todo lo que están produciendo de misiles va al frente.
-¿Puede Ucrania garantizar militarmente el tránsito de los barcos en el Mar Negro para que siga adelante el acuerdo sobre el grano?
-Ucrania va a probar a hacerlo porque no podemos dejar morir de hambre a todo el mundo.
-¿Cómo ve que puede terminar esta guerra?
-Como todas las guerras de agresión. Cualquiera puede responder a esa pregunta analizando qué pasó históricamente con los líderes que trataron de anexar o ocupar otro territorio. Ninguna de estas personas murió en forma natural, ni terminó bien, ni tuvo al final lo que quiso, sino que tuvo consecuencias dolorosas y un cambio. Aquí no puede terminar de otra manera. Recuerden qué pasó con Hitler, Khadafi, Saddam Hussein, Milosevic, figuras que entraron a la historia de manera controvertida. Por eso, en este caso tampoco va a pasar nada nuevo.