Kissinger analizó cómo puede terminar la guerra en Ucrania y dijo cuál es hoy el mayor peligro en el mundo

WASHINGTON.- Henry Kissinger, de 99 años, uno de los secretarios de Estado norteamericano más recordados de la historia (1973-1977), concedió una larga entrevista durante unas ocho horas en dos días a la revista británica The Economist en la que se explayó sobre cómo cree que evolucionará la guerra, por qué el ingreso de Ucrania en la OTAN sería beneficioso también para Rusia, y donde expresó además su preocupación sobre las relaciones de su país con China y el futuro de la Inteligencia Artificial (IA).

Kissinger, que el próximo 27 de mayo cumplirá 100 años, recibió a The Economist en su oficina del piso 33 de un edificio Art Deco en el centro de Manhattan. El exsecretario de Estado de las administraciones del republicano Richard Nixon y su sucesor, Gerald Ford, incluso está trabajando en dos libros, uno sobre IA y el otro sobre las grandes alianzas internacionales. Comparó la actual rivalidad de las alianzas con la situación previa a la Primera Guerra Mundial, “donde ninguna de las partes tiene mucho margen de concesión política y en la que cualquier perturbación del equilibrio puede tener consecuencias catastróficas”.

Entre los temas más puntuales, profundizó sobre el conflicto entre Kiev y Moscú y el aporte que puede realizar Occidente para poner fin a la guerra.

“Los europeos están diciendo: ‘No queremos a Ucrania en la OTAN, porque es demasiado arriesgado. Y por lo tanto, los armaremos y les daremos las armas más avanzadas’. ¡¿Y cómo esperan que eso funcione?!”. En este sentido agregó que en una eventual conversación con el presidente ruso Vladimir Putin, le diría que “Rusia también está más segura con Ucrania en la OTAN”.

Y explicó su razonamiento: “Ahora hemos armado a Ucrania hasta el punto en que será el país mejor armado y con el liderazgo con menos experiencia estratégica en Europa. Si la guerra termina como probablemente terminará, con Rusia perdiendo muchas de sus ganancias, pero conservando Sebastopol [la principal ciudad de la península de Crimea], es posible que tengamos una Rusia insatisfecha, pero también una Ucrania insatisfecha; en otras palabras, un balance de insatisfacción. Entonces, para la seguridad de Europa [y de Rusia], es mejor tener a Ucrania en la OTAN, donde no puede tomar decisiones nacionales sobre reclamos territoriales”. Kissinger consideró que Ucrania fuera de la OTAN presentaría el peligro de “un estado solitario que solo cuida de sí mismo”.

La rivalidad con China y el rol de la inteligencia artificial

El exsecretario de Estado, quizás el hombre que más sabe sobre las relaciones entre Estados Unidos y China y que propició el acercamiento entre ambas potencias en los años 70, se mostró alarmado por la competencia cada vez más intensa entre Washington y Pekín por la preeminencia tecnológica y económica.

“Los dos mayores peligros para la paz en este momento somos nosotros dos [Estados Unidos y China]. En el sentido de que tenemos la capacidad de destruir a la humanidad”, aseguró.

En su opinión, el destino de la humanidad depende de si los dos gigantes pueden llevarse bien. Él cree que el rápido progreso de la inteligencia artificial (IA) en particular, les deja a Washington y Pekín “solo de cinco a diez años para encontrar una manera de llegar a un acuerdo”.

Desde el punto de vista norteamericano consideró que hay una mala interpretación de las aspiraciones chinas: “Dicen que China quiere dominar al mundo… Pero la respuesta es lo que ellos [China] quieren es ser poderosos”, afirmó Kissinger. “No avanzan hacia la dominación mundial en un sentido hitleriano”.

“Así no es como piensan ahora ni como pensaron jamás el orden mundial”, agregó el especialista, y calificó al pensamiento chino más cercano al confucianismo que al marxismo, en el sentido de “alcanzar la máxima fuerza de la que su país es capaz y buscar ser respetados por sus logros”.

En cuanto a los riesgos de la IA, Kissinger manifestó su preocupación especialmente por las consecuencias que podría tener la IA en la rivalidad entre Pekín y Washington.

“Son dos tipos de potencias entre las que, históricamente, hubiera sido inevitable una confrontación militar. Pero esta no es una circunstancia normal, debido a la destrucción mutua asegurada y la inteligencia artificial. Estamos en el comienzo de una capacidad en la que las máquinas podrían imponer una peste global u otras pandemias, no solo nucleares, sino cualquier campo de destrucción humana”. Por eso, consideró que “las circunstancias exigen líderes responsables, que al menos intenten evitar el conflicto”.

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