Horas decisivas, sin margen para el error

Contra reloj, como nunca antes, sin instrumentos de medición fiables para orientarse, con demasiadas piezas sueltas que pueden desbaratar todo o alinear planetas, los principales espacios políticos transitan casi a ciegas la cuenta regresiva para resolver las fórmulas de precandidatos a los cargos mayores. Demasiado en juego que no deja margen para la equivocación.

En el oficialismo, ahora llamado Unión por la Patria (UxP), y en la oposición, que sigue denominándose Juntos por el Cambio, admiten que en las próximas 48 horas deberían poder llenar los casilleros más importantes para, luego, ordenar el resto de las listas y asegurar apoyos antes de su presentación en la medianoche del sábado 24. El objetivo es hacer los anuncios a más tardar el Día de la Bandera.

“No es fácil. Hay muchos carniceros obligados a ser neurocirujanos, falta un jefe de sala experimentado que ordene y no hay nadie que garantice resultados de la operación. Por eso sobran las opciones abiertas de los dos lados”, grafica con ironía y preocupación un veterano armador político cambiemita.

Cristina acusó a Fernández de generar “conflictividad” con la interna oficialista

El apretado escenario de tres tercios en el que, según los principales encuestadores, se distribuyen las adhesiones a UxP, JxC y Javier Milei, de La Libertad Avanza, o de cuatro cuartos, si se incluye al electorado que es un enigma para los consultores, constituye una dificultad suprema para bajar el martillo de las candidaturas.

En el oficialismo, la gran electora está obligada a definir con las cartas tapadas. Cristina Kirchner mira con obsesión la economía y la situación cambiaria tanto como las encuestas para tomar su decisión. Esas variables hicieron que en las últimas horas alternaran lugares en la fórmula presidencial Eduardo “Wado” de Pedro y Sergio Massa al evaluar ventajas y perjuicios, dicen quienes están cerca de ella.

“Su principal preocupación es qué va a pasar con el Fondo Monetario. Se la pasa monitoreando eso. Quiere saber si habrá un acuerdo para disponer de adelantos de fondos, cuáles serían los condicionamientos e implicancias de ese acuerdo, o si no lo habrá antes del cierre de listas”, afirma una fuente que la frecuenta.

El riesgo de una devaluación forzada o un fogonazo cambiario más una nueva disparada de los precios son desvelos que la vicepresidenta no puede despejar ahora. Una moneda en el aire que pone en cuestión la suerte de Massa. Cristina Kirchner debería decidir la fórmula que ella impulsa apenas días u horas antes de que el ministro de Economía tenga una respuesta del FMI.

Massa hace jugar que es el ancla del Gobierno y que hasta ahora el organismo, con el apoyo de sus amigos del Departamento de Estado de los Estados Unidos, no solo no le ha soltado la mano, sino que, por el contrario, se ha mostrado demasiado benévolo ante el incumplimiento de las metas acordadas.

El inveterado optimismo de Massa contagia hasta a sus colaboradores más prudentes, que ya lo ven llegando al objetivo que se propuso cuando se sentó en la silla eléctrica del gabinete: ser precandidato presidencial con el apoyo del cristicamporismo. De todas maneras, ya no sería como imaginó: candidato único, sin competencia interna en las PASO.

Massa o Wado, Wado o Massa

Para peor, Massa volvió a encontrarse con la fe y el optimismo empedernidos de su enemigo íntimo Daniel Scioli, que se lanzó a las PASO arropado por lo que queda de lo que alguna vez amagó con ser el albertismo. A pesar del ninguneo del cristimassismo, el embajador-precandidato es capaz de provocar berrinches públicos y hasta reproches por escrito, como el que firmó el hijo Máximo en su rol de presidente del PJ bonaerense a raíz de la batalla planteada por el porcentaje para distribuir puestos en las listas. La sangre todavía puede llegar al río.

En todos los campos, todo es un poco más complejo para Massa. Fuentes que conocen la dinámica del Fondo dudan de que antes del cierre de listas le envíe una lancha de rescate, como necesita el ministro, más que un salvavidas. Una cosa es para Washington evitar un colapso y otra incidir en la campaña electoral. Las circunstancias cambiaron y en el Instituto Patria lo saben. Ni liberación ni independencia.

Por eso Massa está en constante alternancia con De Pedro en el subibaja de la fórmula. Aunque la marcha y las perspectivas de la economía no son lo único que se evalúa. También se analizan las probables performances electorales. Si bien la vicepresidenta puso como elemento decisivo el piso de votos que cada fuerza (y candidato) pueda reunir, también juega en el tablero cuántos votos más allá del núcleo duro podría sumar cada uno. El techo también es un dilema. No caerse es tan importante como no quedar a la intemperie o apretado por una losa.

“Las chances de Wado mejoraron en las últimas mediciones que llegaron al Patria. Arribó al piso de los dos dígitos, que era la base mínima que debía alcanzar para poder seguir en pie. Además, retiene el voto de Cristina tanto como Axel [Kicillof], pero en su favor cuenta que tiene más para crecer”, dicen fuentes del cristinismo bonaerense.

“A Massa, en tanto, lo favorece que puede conseguir más adhesiones fuera de la pecera, sobre todo si en la primaria de JxC gana Patricia Bullrich. Pero ponerlo a él al frente también implica desperfilar la identidad y correr el riesgo de que la economía termine hundiéndonos”, dicen en el kirchnerismo. Demasiadas incógnitas y muy pocas certezas. Tanto como para que Kicillof vuelva a sonar para ir en la boleta mayor. El hermetismo de Cristina Kirchner deja siempre abierto el margen para la duda. Cuanto más se achica su espacio, más crece su influencia. Paradojas de la política nacional.

El rompecabezas cambiemita

En el lado cambiemita de la vida, el rompecabezas se advierte aún más complejo. Después de la última semana de autoflagelación con el sainete Schiaretti en primer plano, se alcanzó una paz precaria. A último momento se lograron, al menos, acuerdos formales para fijar las reglas de juego de la interna, en especial, sobre los porcentajes para la distribución de cargos.

Ahora, la composición de las fórmulas para la presidencia y para la gobernación bonaerense obliga a un frenético juego de llamados, consultas y construcción de escenarios posibles. Toda pieza que se pone también descubre huecos. Más que una manta corta y ecuaciones de suma cero.

Del lado de Horacio Rodríguez Larreta, frustrada la entente con Juan Schiaretti, para armar una coalición ampliada se analiza ahora si este mantendrá la participación en las PASO de su alianza Hacemos por Nuestro País. Difícil que tenga una respuesta favorable antes de las elecciones de Córdoba, que se realizarán el día después del cierre de listas nacionales. No se trata de la integración de una fórmula, sino de saber si hay otra amenaza de pérdida de votos.

Por eso, el larretismo busca soldar la unión transitoria ampliadora que se formó contra la cerrazón macribullrichista. Con los radicales que lidera el jujeño Gerardo Morales, la Coalición Cívica y los peronistas de Miguel Pichetto, pero sobre todo con los primeros. Por eso, la constitución de una fórmula con un radical asoma como prioridad. Y Morales tiene competencia por estas horas. El operativo seducción sobre Facundo Manes alcanzó una intensidad sin precedente.

En primer lugar, los operadores de Larreta buscan que el neurólogo baje su precandidatura presidencial y se sume a este lado de la grieta cambiemita con un menú de opciones a gusto. Desde precandidato a vicepresidente hasta senador por la provincia de Buenos Aires, sin descartar otro lugar que tiente a Manes. El médico resiste el cortejo por rencores viejos y razones nuevas.

“No hay apuro. No cambia nada adelantar o retrasar la definición unos días”, minimizan urgencias al lado del jefe de gobierno porteño, aunque sus consejeros electorales muestran más ansiedad. No se trata de cerrar solo la fórmula, sino de hacer frente a lo que ese cierre termine ordenando y desordenando para abajo y para el costado. Aun las encuestas más favorables que maneja el larretismo le muestran que, en el mejor de los casos, la paridad con Bullrich es absoluta. Sin espacio para equivocarse.

Por el lado de Bullrich, la situación asoma no menos compleja, a pesar de que se solazan con encuestas que, dicen, le son muy favorables. El objetivo de sumar en la fórmula presidencial a un economista de peso, como por ejemplo Carlos Melconian, para compensar las manifiestas flaquezas que en esa materia muestra Bullrich para muchos observadores, sobre todo del mundo empresario, tiene contraindicaciones. No solo depende de la aceptación del economista.

En el comando de campaña bullrichista tienen sobre la mesa la advertencia que recibieron de los radicales que no están con Morales y que podrían sumársele, menos por afinidad con ella que por la interna partidaria. “Si Patricia no va con un radical se nos va a hacer muy difícil pedirles a nuestros afiliados y adherentes que la voten a ella, sobre todo si Larreta va con Morales o con Manes”, argumentan desde el eje que componen el sanrafaelino Ernesto Sanz y el bonaerense Maximiliano Abad. Lo que suma por un lado pude restar por el otro.

Abad asoma, por eso, como un probable compañero de fórmula de Bullrich, con la oferta de compensar el desconocimiento que tiene su figura a nivel nacional (a diferencia de un economista popular) con el apoyo de los jefes territoriales del radicalismo bonaerense, que le responden. En ese rompecabezas también aparece el espacio vacío de la vicegobernación bonaerense.

El precandidato de Patricia Bullrich, Néstor Grindetti, deshoja la margarita con pétalos que llevan los nombres del propio Abad, de la diputada radical bonaerense Alejandra Lorden y del intendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, también de la UCR.

El crimen que desnuda un sistema político

Pero los radicales no están solos en la góndola bonaerense. La afinidad que el bullrichista Joaquín de la Torre tiene con algunos postulados de Javier Milei y sus votantes es una carta que también se evalúa. Más aún cuando al líder derechista le está costando llenar los casilleros y su arraigo territorial ha sido puesto seriamente en cuestión por los magros resultados de sus candidatos en las elecciones provinciales.

A nadie le sobra nada en las horas decisivas y cualquier equivocación puede ser fatal. La elecciones pueden definirse antes de llegar a las urnas y la inestabilidad económica podría estar en juego antes de que se definan las PASO. No hay margen para el error.

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