BARILOCHE.– El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, cerró el segundo día del foro Llao Llao con una exposición durante la cena y preparó su discurso con foco en destacar su gestión en la Ciudad de Buenos Aires. De entrada, el precandidato presidencial quiso diferenciarse de sus competidores y dijo: “Yo estoy para liderar un cambio real y duradero, no para bravuconadas inconducentes”.
Larreta aterrizó en esta ciudad por la tarde, luego de hacer una escala previa en la ciudad de Río Grande, en Tierra del Fuego. Allí se juntó con referentes locales de Juntos por el Cambio y luego voló hacia Río Negro. Acompañado de su novia Milagros Maylin, Larreta llegó al hotel Llao Llao minutos antes de las 21 y se alojó en la suite presidencial (la noche anterior, esa habitación había sido ocupada por Patricia Bullrich, su rival dentro de Juntos por el Cambio).
Su exposición comenzó pasadas las 21.30 y aprovechó los primeros 20 minutos para leer un discurso frente a los principales empresarios del país, entre los que se destacaban Eduardo Elsztain (Grupo IRSA), Marcos Galperin (Mercado Libre), Martín Migoya (Globant), Guibert Englebienne (Globant), Verónica Andreani (Andreani), Gustavo Grobocopatel, Agustín Otero Monsegur (San Miguel), Carlos Miguens (San Miguel) y Facundo Gómez Minujin (J.P. Morgan). El círculo rojo lo escuchaba, mientras esperaba que se sirva el risotto de ragú.
“Mis convicciones no cambian. Puede parecer aburrido, pero yo lo llamo coherencia”, dijo Larreta, con un mensaje de campaña que rememoraba al del expresidente radical Fernando De la Rúa.
“Vengo a hablarles solo con la verdad. Ustedes saben que no soy un gran orador y algunos hasta dicen que ni siquiera soy carismático. Pero yo vengo a hablarles al hueso, de frente y con la experiencia y la seguridad de alguien que conoce el Estado hace 30 años y que sabe que las soluciones mágicas no existen. Si hablamos con seriedad, todos sabemos que la inflación no se resuelve con un eslogan, ni la economía se estabiliza con una sola medida. A los problemas complejos, los atacamos solo con soluciones complejas”, agregó, en busca de destacar su capacidad de gestión.
Luego hizo una alusión a Patricia Bullrich, su rival dentro del Pro. “Los que quieran instalar que yo quiero un cambio a medias, les están mintiendo en la cara. Yo soy el primero en decirlo: el cambio tiene que ser profundo. Pero hay formas para hacerlo. Si lo queremos imponer a las trompadas, a los gritos, con agresiones, las chances de lograrlo son cero. No sólo porque ya lo probamos y no funcionó, sino también porque este país es republicano y las reformas tienen que pasar por el Congreso. Para eso se necesitan acuerdos. Este camino, el del acuerdo, va a ser más difícil, pero yo sé que tenemos chances. Esa es mi manera de trabajar y a lo largo de los años lo comprobé. Yo estoy para liderar un cambio real y duradero, no cuenten conmigo para bravuconadas inconducentes. Eso que quede para un reality show”.
Al igual que el resto de los precandidatos presidenciales de la oposición, Larreta indicó que su plan es terminar con el déficit, “la madre de todas las batallas”, para ir hacia el equilibrio fiscal. “Eso implica bajar el gasto público y revisar línea por línea el presupuesto de todos los organismos estatales. Es urgente hacerlo porque el ancla es fiscal”, dijo, vestido de pantalón azul y camisa blanca.
También se refirió a la necesidad de impulsar un nuevo modelo monetario y cambiario. “Vamos a reconstruir la independencia del Banco Central para ordenar la política monetaria y volver a tener una moneda confiable”, indicó.
Por último, concluyó: “El camino que propongo es construir una nueva mayoría para generar un cambio real y duradero. Es más trabajoso, requiere sentarnos a dialogar con gente que no coincidimos y nos incomoda a todos. Nos exige superarnos y entender la responsabilidad del momento histórico. No es una novedad que sacar a la Argentina adelante es muy difícil, si no alguien ya lo hubiera hecho. Mi predisposición es absoluta. Yo quiero liderar la generación del 23, y quiero que sea reconocida por los libros de historia y no por la aprobación inmediata o por los resultados de la próxima elección. Tenemos que ser más ambiciosos. Y no tenemos que ponernos nuestro propio techo. Yo voy a jugársela toda y me voy a desvivir por cumplir con este deber patriótico. Quiero liderar la generación que lleve adelante el cambio real y duradero”.