Horacio Tomás Liendo fue secretario de Coordinación del Ministerio de Economía durante la gestión de Carlos Menem (1992-1996) aunque es más recordado por haber sido el creador de la Ley de Convertibilidad que instrumentó el entonces ministro Domingo Cavallo. Y si bien hoy está abocado a su tarea privada como titular del estudio Liendo & Asociados Abogados, en los últimos días volvió a la escena económica por el plan que le acercó a Carlos Melconian y Patricia Bullrich que consiste en un dar curso a un sistema bimonetario.
Liendo sostiene que no están dadas las condiciones para una dolarización formal o exclusiva, como la que propone Emilio Ocampo y Javier Milei, y que las competencias del Banco Central deben ser delimitadas nuevamente “sin dinamitarlo”.
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-¿Por qué dice que no estarían dadas las condiciones para una dolarización como la que plantea Javier Milei?
-Hay muchos motivos. Si partimos por los económicos y comparamos la experiencia de la Convertibilidad con una potencial dolarización, hay que decir que cuando se implementó la Convertibilidad ya había ocurrido la hiperinflación y eso había destruido los activos financieros, tanto la base monetaria como los préstamos otorgados, plazos fijos, etc. Es decir, que la Convertibilidad, lejos de producir una contracción monetaria, produjo una expansión monetaria. Para ponerlo en números: la base monetaria era de US$4000 millones y se llegó a un pico de US$16.000 millones y, aun cuando terminó en el año 2001, estaba en US$12.000 millones. Esa no es la situación en este momento. A pesar de todo lo que ha ocurrido en la Argentina, hay tenedores de activos en pesos, tanto de base monetaria, es decir, el dinero que tenemos en el bolsillo, como activos del sistema financiero, por US$40.000 millones como mínimo. Entonces, hoy en día, cambiar todo eso por dólares no me asegura que se vaya a expandir más. En mi opinión, es más inteligente partir de esa base que ya existe y poner en marcha el curso legal del dólar, que es un paso más que el que habíamos dado en la Convertibilidad, para que la gente saque directamente sus dólares. No hace falta que el Estado se endeude y que consiga dólares para rescatar la base monetaria. La gente seguiría con todos los activos que tiene en pesos y además podría utilizar los activos que tiene en dólares. Y obviamente, al liberalizar completamente el mercado cambiario, se produce la salida del cepo con todas las restricciones que impiden que la economía argentina funcione normalmente. Esa es la diferencia entre mi propuesta y la propuesta de Milei.
-¿Cuáles son los otros motivos por los cuales no estarían dadas las condiciones para una dolarización?
-Desde un punto de vista financiero, se está planteando la necesidad de canjear todas las Leliq por dólares cuando las Leliq están bancando a los plazos fijos que defienden a los ahorristas de la inflación. Ni hablar que los bancos, que se han achicado mucho desde la salida de la convertibilidad, son un sistema muy pequeño, que está operando en base a altísimos spreads como los que obtienen con la Leliq y financian una estructura bastante grande. No se puede salir de ese sistema inmediatamente porque todos van a quebrar. Entonces hay que manejar la situación con muchísima prudencia. En mi esquema inicialmente no hay que tocar nada de eso, porque el mundo pesos continúa, aunque con durísimas restricciones para que no se financie al Tesoro. Por otro lado, hay un tercer tema, que es que el esquema que está previsto en la dolarización, es un esquema que requiere utilizar activos del Banco Central y del Tesoro para obtener financiamiento para poder ir cancelando las Leliq y la base monetaria, es decir, que es una estructura que requiere un endeudamiento adicional. Es decir, que se iría a conseguir financiamiento para financiar la propia reforma monetaria. No tiene mucho sentido eso. Es mucho más lógico dar curso legal al dólar y producir una gran reforma en el Banco Central y obviamente sanear al sector público y llevarlo a déficit cero.
-¿Y en cuánto a las condiciones políticas y jurídicas?
–Si hay que sacarle recursos al Fondo de Garantía de Sustentabilidad o pasar el 20% de las exportaciones a un fideicomiso, obviamente que se necesitaría superar la resistencia que eso generaría en términos políticos. Y, en términos jurídicos, hay todo un debate sobre si la dolarización es constitucional o no. En cambio, lo que yo planteo es totalmente constitucional. En este momento necesitamos un régimen monetario muchísimo más flexible para que responda a las distorsiones que en la Argentina han aparecido. ¿Qué es lo que hay detrás del resultado de las elecciones? Un emergente que se incubó durante estos 20 años, porque, aunque haya asistencia a los sectores más pobres vía subsidios, no les alcanza para vivir con eso. Tiene que sobrevivir en base a una actividad económica propia, informal, marginal, que no paga impuestos, que no recibe nada del Estado, que es libre y que se ve expresada en esta manifestación libertaria. A Milei no lo apoya un sector de la elite pensante de la Argentina, sino que lo ha apoyado masivamente un montón de gente, millones de personas que necesitan algo que les permita seguir viviendo como lo están haciendo. Lo cierto es que en la sociedad están funcionando sectores de Fórmula 1, como es el sistema agropecuario, la agroindustria, parte del sistema petrolero, la energía y también tenemos sectores de bajísimo nivel de productividad como la recolección de basura con carros tirados por personas. En fin, todo tipo de cosas que desde ya son parte de la realidad. Entonces diseñar un sistema monetario que no refleje esa realidad y que exija al 100% de la población pasar a ser del primer mundo es complejo y seguramente también va a generar resistencias de otros sectores desfavorecidos que no tengan acceso a los dólares ni a los pesos y que obviamente se encuentren en situaciones desesperadas. Esa es más o menos mi visión sobre el tema de la dolarización y el régimen cambiario que yo propongo.
-¿Por qué cree que captó tanto la atención el concepto de dolarización?
-EL concepto de dolarización, así como lo dice Milei, es parecido al salariazo de Menem. Hay muchos que dicen que Menem los engañó porque habló de salariazo y no lo hubo. Pero si vos mirás la evolución del salario real, evidentemente hubo un salariazo por un camino diferente a lo que la gente se imaginaba, que era un aumento nominal de salarios, exclusivamente. Vino por dos lados: por un aumento nominal y por una estabilización de los precios. En el caso de Milei, cuando él tira esto de la dolarización y lo de la casta, lo que la gente piensa es que se terminó la joda de los políticos y que él les va a dar algo estable, algo que suelen tener los ricos: dólares. No hacen efectivamente la cuenta de cuántos dólares les van a quedar porque no sabemos cuál va a ser el tipo de cambio de conversión.
-El sistema bimonetario que usted plantea ¿está emparentado con la idea de Melconian?
–La propuesta de Melconian es la misma que la mía, porque yo se la llevé a él. Cuando Melconian me llamó para que me sume a su equipo, le dije que estaba con mi actividad profesional, pero me preguntó qué pensaba y se lo expliqué a él y a todo su equipo. Después tuvimos reuniones con la gente del Banco Central de Perú, porque, si bien es mi idea, no es un invento sacado de la galera. Cuando me puse a estudiarlo y a profundizarlo vi que había muchos países que lo habían adoptado y el ejemplo más claro es Perú. En el 93, Perú introdujo una reforma constitucional en la cual dispuso que la población tenía derecho a mantener y disponer de monedas extranjeras, con lo cual terminó con el control de cambios, y, por otro lado, dijo que el Banco Central no podía financiar al Tesoro excepto mediante la compra de títulos públicos en el mercado secundario. Con esas dos herramientas, Perú lleva 30 años con un sistema bimonetario como el que yo propongo y es el que estabilizó mejor en la región y Perú pasó hiperinflaciones, tuvo 40 años de terrorismo, tuvo inestabilidad política con golpes de Estado e inestabilidad política dentro del sistema constitucional. Es decir, no es que ese sistema se haya aplicado en Suiza. Es un sistema que se ha aplicado en un país como el nuestro. Y, si bien inicialmente la ecuación era 80% dólares, 20% soles, ahora es 80% soles, 20% dólares porque la moneda se estabilizó totalmente y hay libertad total y no hay control de cambios posible.
-¿Con un sistema bimonetario como el que usted propone se evitaría un hiperinflación o plan Bonex?
–Totalmente. Primero porque, en el caso de las LELIC, no hay que hacer nada porque, a partir de que se adopte el sistema institucionalizado formal, el Banco Central solo se tiene que ocupar de la política monetaria en pesos y de la política financiera en pesos y en dólares. Y porque cuando la actividad económica se empiece a movilizar con este esquema las importaciones van a caer, las exportaciones van a subir y va a haber un aumento de ingresos para el Estado. Entonces, lo más probable es que se vuelva a una economía con una doble brecha positiva, o sea, con superávit comercial y fiscal.
-Y para este sistema bimonetario, ¿Qué cambios habría que hacer a nivel de leyes?
-Hay todo un paquete en el que se está trabajado. En su momento Patricia Bullrich me pidió que lo elaborara y lo hice. Por lo pronto, para declarar de curso legal al dólar, hay que sacar una ley y, para introducir todas estas reformas que yo te comenté, también. O sea, es un esquema nuevo que reorganiza todo el sistema monetario y financiero. Un hito, como lo fue en su momento la ley de Convertibilidad.
-¿Sigue trabajando con el equipo de Bullrich y Melconian?
–Sí, no tengo ningún problema con ellos. Lo mío es para ayudar a salir de este marasmo. Simplemente en su momento, hace como dos años, Patricia me consultó y le di todas estas ideas y me pidió que las profundizara y las profundicé. Y, bueno, con Melconian nos conocemos desde que yo estaba en el gobierno y tenemos muchas cosas en común. Somos los dos de Racing.
-¿Qué opina de que Steve Hanke sea presentado como el padre de la Convertibilidad?
-Cavallo me presentó a Steve en el año 93 y he hablado mucho con él. Me parece un hombre muy preparado, muy inteligente, pero creo que nunca pretendió ser el autor intelectual de nuestra convertibilidad. De hecho, lo que él plantea como esquema de caja de conversión es un esquema más ortodoxo. El nuestro no fue totalmente ortodoxo y cuando se produjo la crisis de la convertibilidad que, en mi opinión se debió fundamentalmente a razones políticas, él se distanció porque no quería quedar pegado al fracaso. En ese entonces obviamente enfatizó cosas que de entrada ya sabía: que lo que habíamos hecho no era exactamente una caja de conversión.