USHUAIA.- (Enviada Especial). Con la mitad de su vida en Tierra del Fuego, Gustavo Melella encarna la esencia de la política isleña: entendió que la movilidad permanente de alianzas y socios entre una elección y otra, es el sello de identidad fueguino. Aprendió a navegar en esa marea de socios entrañables y enemigos íntimos que conforman la clase política isleña y logró, en esta elección, agrupar de su lado a todos los que le asegurarán su permanencia en el poder.
Dueño de un estilo afable y conciliador, no conoce límites a la hora de sumar aliados. Es su signo de distinción. Con 52 años, está cerca de ser el tercer gobernador fueguino en lograr la reelección, cucarda que solo lograron José Arturo Estabillo y Fabiana Ríos. Lo hizo desde Forja, el partido que lidera, pero antes fue un radical K militante de la prédica de Raúl Alfonsín, manteniendo siempre sintonías con el peronismo y alianzas con el Movimiento Popular Fueguino (Mopof).
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Nació en San Justo, en el conurbano bonaerense, se recibió de profesor de Filosofía y Ciencias de la Educación y a los 26 años, en 1996, llegó a Río Grande para ser parte de la Escuela Agrotécnica Salesiana, de la cual llegó a ser rector. En 2002 ingresó a trabajar en el área social del municipio, pasó por la Dirección de la Juventud, la Secretaría de Producción y llegó a ser Director de Desarrollo local, luego secretario de la Producción durante las dos últimas gestiones del exintendente radical Jorge Martín.
En 2011, con el apoyo de Martín, fue candidato a intendente. En esa gestión trabó relación con su par de Ushuaia, el radical Federico Sciurano, quien entonces cumplía su segundo mandato al frente de la intendencia. Desde entonces mantienen un vínculo que en esta elección se vio plasmado con un acuerdo que Melella le propuso a Sciurano: encabezar su lista de legisladores provinciales luego de que quedara fuera del armado de Juntos por el Cambio.
En 2015, Melella fue aliado de Roxana Bertone, cuando ella le ganó la elección a Sciurano y el renovó el segundo período para la intendencia de la ciudad industrial. Sin embargo -acorde a los vertiginosos tiempos políticos fueguinos- cuatro años después la enfrentó en las urnas. Consiguió el 50,9%, el porcentaje mínimo para ganar en primer vuelta.
Hoy, Bertone repite una frase como mantra: “Mi límite es Melella”. Su expresión pública la dejó afuera del armado que el gobernador realizó con La Cámpora local para ganar esta elección. Sin embargo, la exgobernadora y actual diputada nacional está decidida a constituirse en la principal voz opositora a Melella desde la banca de la Legislatura que este domingo buscará conseguir en las urnas.
Melella, por su parte, no se muestra rencoroso. Desde 2019 hasta aquí se ganó a los codazos un espacio de preferencia entre los gobernadores cercanos a Alberto Fernández, aún cuando el Presidente había pedido el voto por Bertone. En esas horas de euforia, se convirtió en el primer gobernador en contar públicamente en una entrevista que era homosexual, aunque no fue un tema del que haya hecho bandera durante su gestión ni que promueva en público.
En ese momento, atribuyó a su orientación sexual las denuncias por abuso que presentaron tres obreros de la construcción ante la Justicia de esa provincia, fue antes de la campaña en la que accedió a la Gobernación. Dijeron que el entonces intendente les pedía “favores sexuales” a cambio de empleo. La causa quedó estancada en la Justicia fueguina, hasta que en 2021, el juez Raúl Sahade archivó expediente y en mayo de ese año la Cámara de Apelaciones dejó firme ese cierre.
Melella no confronta en público, llama a todos. La contención de los conflictos sociales la logró con mejoras de los sueldos a los estatales. La oposición le cuestionan que fue a fuerza de endeudar a la provincia.
Una feroz disputa de poder en medio del tembladeral
Más allá de sus aliados circunstanciales, Melella formó un bloque monolítico con el Mopof, el partido con el que llegó en alianza al poder. Ahora repitió la formula con Mónica Urquiza para la vicegobernación, pero el verdadero peso estratégico de la alianza reposa sobre Damián Löffler, vicepresidente de la Legislatura, quien ahora encabezó la lista para mantenerse su séptimo mandato consecutivo como diputado.
Durante la gobernación de Melella, el Superior Tribunal de Justicia se amplió a cinco miembros y en una de las vocalías fue nombrado Ernesto Löffler, hermano del legislador. La sumatoria del poder público, en pocos apellidos.