CHIVILCOY.- Son horas decisivas para las distintos espacios políticos y la situación de La Libertad Avanza no es la excepción a la regla. Hace pocos días, Javier Milei se encargó de dar a conocer el nombre de su candidato para la gobernación bonaerense: el intendente de Chivilcoy, Guillermo Britos. Sin embargo, faltando dos semanas para el cierre de listas, el excomisario sostuvo en exclusiva ante LA NACION que todavía restan cuestiones por definir y que es por eso que, pese a considerarlo “un honor”, todavía no aceptó el ofrecimiento que se le hiciera desde la fuerza libertaria.
“Una campaña a gobernador exige un montón de cosas con las que uno tiene que estar seguro de contar”, advirtió el dirigente vecinalista en diálogo con este diario, desde su despacho en la municipalidad. A la espera de una nueva y definitiva reunión con Milei, que termine de delinear su inminente postulación, Britos habló de la necesidad de que se le garanticen “dirigentes en cada lugar” de la provincia y una logística de campaña que le permita, cuanto menos, “estar el mismo día en varios distritos del conurbano”. “Lo sufrí en otros espacios y no quiero que me vuelva a pasar ahora, por eso quiero aclarar todo bien antes”, indicó el jefe comunal que hace ocho años que está al frente de la intendencia su partido.
–¿Qué es lo que está dilatando la oficialización de su candidatura?
–No acepté todavía porque tengo que reunirme con Javier para evaluar un montón de temas de la campaña. Como ya dije, para mí es un honor que alguien que puede llegar a ser presidente piense en mí. Pero una campaña a gobernador exige un montón de cosas con las que uno tiene que estar seguro de contar. Por ejemplo, cuando sea candidato, seguro tenga que estar el mismo día en varios distritos del conurbano o en distintas localidades, como ya lo hice en 2011 cuando acompañé a Francisco De Narváez como su especialista en seguridad.
–¿Qué lo llevo a considerar la propuesta en un principio?
–Honestamente, no estaba pensando en ser candidato a gobernador, mucho menos de un espacio que puede ganar. Además, esta va a ser una campaña durísima, con contendientes enfrente que están muy instalados en la población, cosa que yo no. Es cierto, tengo un gran desconocimiento público, pero también una gran ventaja: que el candidato a gobernador de Milei sacará la misma cantidad de votos que él. Porque si Milei saca en la provincia 25%, yo saco 23. No hay corte de boleta a gobernador.
–Confía en el arrastre de la figura presidencial.
–Mi idea es pelear por alcanzar ese porcentaje. Si acepto, por supuesto que voy a dejar la vida para ganar y asegurar que, al menos, Javier gane la presidencia. Pero, repito, tienen que estar garantizadas un montón de cosas que tienen que ver con la campaña y que no pasan solamente por la voluntad de Guillermo Britos. Por ejemplo, contar con dirigentes en cada lugar y otras cuestiones que son centrales. Lo sufrí en otros espacios y no quiero que me vuelva a pasar ahora, por eso quiero aclarar todo bien antes.
–¿Esos temas tienen que ver con el armado del conurbano?
–Con el armado de toda la provincia, no solamente del conurbano. Por eso, si Javier se muestra abierto a mis planteos, hay que empezar a trabajar muy fuerte porque el 24 de junio hay que presentar 135 listas.
–¿Coincide con la plataforma de La Libertad Avanza cuando plantea, por ejemplo, una reforma profunda del sistema educativo?
–Yo soy un gran defensor de la educación pública. Nosotros tenemos educación municipal gratuita en Chivilcoy: un centro universitario con 1500 alumnos y siete universidades nacionales que vienen a dar materias acá. No importa si sos de Alberti, de Bragado o de Pehuajo, acá venís y estudiás gratuitamente. Aunque, ojo, para el municipio no es gratuito. Yo a la UBA le pago millones. Pero jamás sería un defensor, en estas condiciones económicas, de la educación privada. Mucho menos de la salud privada. ¿Por qué? Porque en Chivilcoy el único centro de salud que atiende al 95% de los chvilcoyanas, es mi hospital municipal. Imaginate si le tengo que decir a la gente que tiene que pagar la salud, me prenden fuego la municipalidad en un rato. Igual, creo que hubo una gran confusión con lo de la plataforma. Lo que explica Javier es que eso forma parte de las reformas de tercera generación, no de las políticas que se aplicarían apenas llegue al gobierno.
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–Pero conceptualmente Milei está en contra del Estado.
–Yo no. Y podemos pensar distinto estando en el mismo espacio. Si todos pensáramos lo mismo, no sería democracia, y él lo sabe. Cuando me senté con Javier, le fui claro acerca de que yo me dedico a gestionar. Pero hay militantes de La Libertad Avanza que me cuestionan que recicle. ¡Que me sigan cuestionando! Yo, como gestionador de un municipio, tengo que reciclar, porque en lugar de enterrar 20 toneladas de residuos, entierro 10. Y esas 10 van a la economía y hay gente que gana plata con eso y además gana el medio ambiente. Si no cuidamos el medio ambiente…
–¿El cuestionamiento es por un tema de gasto público?
–No, por una cuestión ideológica. Pero el día que les pueda hablar, si es que me toca ser candidato, haré una reunión y les explicaré que una cosa es lo que uno piensa y otra la gestión.
–Teniendo tantas diferencias ideológicas de fondo, ¿qué es entonces lo que lo emparenta hoy con Milei?
–Para mí es un honor que alguien me dé la oportunidad de hacer lo que yo vengo pidiendo en soledad hace 20 años, que es poder resolver los problemas de seguridad de la provincia de Buenos Aires. No con mano dura, sino con la firmeza que se necesita para combatir el delito. Algo que no se hace con demagogia ni pidieron, por ejemplo, que se baje la edad de imputabilidad, porque eso en la práctica no sirve para nada. Primero resolvamos la puerta giratoria de los mayores. Yo no quiero bala, yo quiero que, si alguien cometió diez delitos, vaya a la cárcel. Es simple. No nos engañemos, porque si a la gente la engañamos, no le vamos a solucionar nada.
–¿Llama la atención que Milei lo vea con buenos ojos habiendo tenido la cantidad de aliados que tuvo desde que ingresó a la política? ¿Es porque es un conocedor del conurbano?
–Yo no soy un conocedor del conurbano desde lo político, soy un conocedor del conurbano desde la seguridad. Es por mi trabajo en seguridad que Milei me tiene en cuenta. Lo mío se explica de manera muy simple: fui 30 años policía y tuve actuación destacada en muchos lugares. En San Pedro, unas ocho mil personas me fueron a pedir a la calle que no me fuera y firmaron para que no me trasladen. En Mar del Plata, una ciudad complicadísima, tuve una actuación que es valorada por la gente incluso al día de hoy. En Lanús, Avellaneda y Lomas de Zamora me tocó ser jefe departamental. Te lo pueden decir [el exintendente de Lanús, Darío] Díaz Pérez, [Jorge] Ferraresi o [Martín] Insaurralde, con quienes no tengo nada que ver políticamente, porque claramente estoy en las antípodas políticas del kirchnerismo.
–De todas maneras, es pública la buena sintonía suya con Insaurralde.
–Una sintonía solamente de gestión. Yo llegué a la departamental de Lomas cuando él recién asumía. Trabajó mucho Martín. Enseguida, compró camionetas y le dio mucho impulso a la seguridad. Y bueno, yo era el jefe de policía, así que estábamos en contacto permanente. Después sí, me tocó ascender y pasar a la superintendencia Norte. Ahí seguí teniendo contacto con los demás intendentes, pero siempre por trabajo.
–Su llegada a la intendencia fue de la mano de Sergio Massa.
–Sí, en 2015 fui candidato a intendente de Massa. Fui el único municipio de los 19 de la cuarta sección que ganó con el Frente Renovador. Pero ahora quiero aclararlo, porque todos dicen que soy massista y no es así. Yo estoy agradecido de que Sergio me haya dado la boleta que me permitió ganarle al randazzismo. Ahora bien, la primera vez que dijo en una reunión de intendentes que estaba hablando con el kirchnerismo, en 2018, yo le dije “Sergio, te agradezco mucho”, y me fui. Yo nunca estuve en el kirchnerismo, eso lo saben todos. Y decir que yo soy massista claramente es una operación para intentar perjudicarme a mí o a Javier, por el ofrecimiento. Todo el arco político sabe que yo nunca estuve ni con el kirchnerismo ni con Juntos por el cambio.
–¿Cree entonces que nunca haber pertenecido a alguna de las dos coaliciones es la razón por la que Milei no lo considera parte de la “casta”?
–Habría que definir qué es casta. Yo tengo 11 años de político, cuatro de esos como diputado provincial de De Narváez. A pesar de que, en 2015, Francisco ya había decidido no ser candidato, yo me mantuve ahí en el bloque de Unión Celeste y Blanco hasta el último día, con Mauricio D’Alessandro y con Fernando Rozas. Después estuve con Massa, como dije, hasta que decidió irse con el kirchnerismo. No lo voy a desconocer porque, primero que nada, estoy agradecido con él por haberme dado la boleta y por su esfuerzo para que nosotros, los intendentes, tuviéramos obras durante la gestión Vidal, lo que me permitió ganar yendo con Roberto Lavagna en 2019, cuando saqué 48%. Fui el único municipio del país que fue con Lavagna y ganó. Algo creo que hemos hecho bien para que eso pasara.