Los fundamentos del mercado internacional de granos gruesos muestran una tendencia a la baja, sobre todo para el maíz, por abundantes producciones en Estados Unidos y de otros países exportadores. En el plano interno, los precios que se ofrecen a cosecha no satisfacen plenamente a los productores que se encuentran bien financieramente (muy pocos), que esperan algún repunte durante el mercado climático sudamericano para tomar decisiones de venta anticipada. En cambio, la mayor parte de los agricultores enfrenta la situación contraria por efectos de la sequía y tendrá que ir tomando coberturas pronto, para asegurar el repago del endeudamiento de la campaña 2022/23 y de la actual.
“Hoy estamos en un periodo de transición entre la campaña 2022/23 y la 2023/24, en el que los maíces de Estados Unidos dejaron atrás el periodo de floración y están llenando grano, pero han enfrentado altas temperaturas que podrían afectar los rendimientos. Más allá de esa circunstancia, la proyección de producción del cereal es muy buena, del orden de 380 M/t, probablemente la segunda de la serie histórica”, afirma Carlos Pouilller, analista de AZ-Group.
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En tanto, en el hemisferio sur están entrando los maíces de safrinha de Brasil, con una producción récord, que también genera mucha oferta en el mercado internacional. La Argentina, con una participación mermada por la sequía, también está embarcando los maíces tardíos. La suma de estas ofertas abundantes debería inducir bajas en los precios del cereal.
Por el lado de la demanda, habrá que monitorear el comportamiento de las importaciones chinas, que muestran un comportamiento incierto. El gigante asiático ha venido comprando maíz brasileño a buen ritmo, pero vienen atrasadas las adquisiciones de cereal americano. Como la economía china se ha frenado, hay dudas del comportamiento de este país en los próximos meses.
En síntesis, según Pouiller, el escenario internacional de maíz muestra una tendencia general a la baja, no exenta de volatilidad, sobre todo por la guerra Rusia-Ucrania, que todos los días trae noticias que generan altibajos en los precios.
Diego Pasi, otro analista de la consultora, confirma que, en 2023, los cereales son los productos con mercados más pesados, a los que les va a costar encontrar fundamentos para mejorar. No obstante, también observa indicios de que “no estamos lejos de un piso, porque históricamente agosto y septiembre son meses de precios bajos por la cercanía de la cosecha estadounidense”. Y como la campaña sudamericana 2023/24 todavía no se sembró, puede haber una ventana de mejora de precios por imprevistos climáticos, que puede generar oportunidades para los productores.
En tanto, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos prevé que la producción de soja daría un balance ajustado con el consumo y una relación stock/consumo por debajo del 5%. La cosecha arrancará dentro de 40 días aproximadamente.
“Hoy el principal exportador mundial es Brasil, porque ya no queda soja estadounidense de la campaña 2022/23 y la Argentina no tiene mercadería para exportar como grano”, define Pouiller. El país vecino está embarcando soja sin mayores inconvenientes, pero los operadores están esperando para ver cómo resulta el empalme con la cosecha norteamericana y con la nueva cosecha sudamericana, que promete ser abultada al ser favorecida por el evento El Niño.
Mercado local con distintas situaciones
“En el sudeste bonaerense, en general la campaña de granos gruesos 2022/23 fue normal, por lo que las empresas agrícolas no están mal financieramente, aprovecharon los dólares soja y maíz, y mantienen cierto stock de granos”, observa Pasi.
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Los cultivos de cosecha fina evolucionan normalmente. A quienes deban entregar trigo, Pasi les aconseja “ventas anticipadas y evitar la comercialización en plena trilla por la avalancha de oferta y por la posibilidad de que ocurra una devaluación del peso que reduzca los valores en dólares del cereal”.
En cebada no prevé tanta presión de cosecha. A principios de septiembre los compradores ofrecen 200US$/t para la forrajera y 235-240 para la cervecera. “Son precios que no tientan mucho, los productores esperan un poco más, pero tampoco son para despreciar si se decide retener trigo”, aconseja el profesional.
La soja tiene baja incidencia en los planes de siembra del sur bonaerense. Por tal motivo, nadie está pensando en vender volúmenes importantes en estos momentos. Pasi aconseja esperar para comercializar, lo mismo que propone para el girasol, porque los precios no ofrecen buenos márgenes brutos en la zona. Recomienda aguardar el mercado climático sudamericano para aprovechar momentos de volatilidad.
Para el maíz, los precios de junio-julio -175US$/t- no satisfacen del todo a los productores, que esperan algo más. No obstante, si hay necesidades financieras por cumplimentar a cosecha, se puede asegurar precio por una parte de la producción que cubra los insumos o el endeudamiento, según la visión de Diego.
En la zona núcleo la situación es distinta. Hay poco stock de granos disponible del ciclo 2022/23 o deudas y muchas necesidades de venta de la campaña nueva en las zonas en que hubo sequía.
El primero en comercializarse va a ser el trigo, con el cual no convendría demorarse en las decisiones, y evitar el error de llegar a cosecha sin ninguna venta comprometida. “Va a haber mucha oferta en la zona núcleo y, si se da un salto devaluatorio muy fuerte, los precios en dólares no van a acompañar y se puede producir un descalce temporario”, proyecta. No obstante, también aclara que esa recomendación “es válida ante una evolución normal de los cultivos. Distinta puede ser la decisión si fallaran las lluvias de primavera y cayeran drásticamente las expectativas de rinde”.
En el terreno de los granos gruesos, “el precio del maíz temprano para la posición abril es más tentador (fluctúa de 185 a 190US$/t), pero tiene que llover de manera abundante para que se generalicen las siembras”, condiciona Pasi. Con una posibilidad de expresión del evento El Niño, 2023 debería ser el año para maíz temprano.
Para la soja, el precio de 340US$/t para mayo no es malo, pero los productores están esperando el mercado climático sudamericano de soja. “Al estar los stocks de Estados Unidos tan ajustados, al mínimo exceso o falta de lluvias en Brasil o en la Argentina, se puede achicar el spread entre Chicago y nuestro país, que hoy es muy holgado”, conjetura.
Según Pasi, también va a haber mucha necesidad de venta de la oleaginosa. Pero con una expectativa de cambio de gobierno y posibilidad de alguna reducción de retenciones, no descartaría la posibilidad de complementar las ventas con algún call (opción de compra), para capturar eventuales repuntes.