RESISTENCIA (Enviado especial).- La avenida San Martín, ingreso a la localidad chaqueña de Puerto Vilelas, una de las cuatro que componen el Gran Resistencia, muestra una convivencia de propaganda política difícil de encontrar en los municipios vecinos, donde se impone el despliegue del Frente Chaqueño, la alianza del gobernador Jorge Capitanich. Los carteles que promocionan la candidatura del mandatario se mezclan con otros del candidato opositor Leandro Zdero (Juntos por el Cambio), que a su vez se intercalan con los del postulante a intendente local en la boleta de Capitanich, Marcelo “Colo” González, y otros que rezan “Milei presidente”.
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La variedad de la propaganda política en el ingreso a Puerto Vilelas se condice con la división del voto que expresan los vecinos del Gran Resistencia (conformado por la capital provincial, Barranqueras, Fontana y Puerto Vilelas), un aglomerado urbano que es el segundo más pobre del país, con un 54% de pobreza. No obstante, hasta los vecinos que prefieren una opción opositora tienen claro que no pueden subestimar el poder y los recursos del gobernador Capitanich para imponerse en la elección del próximo domingo, tras unas PASO en el mes de junio en las que Juntos por el Cambio fue el espacio más votado.
En Puerto Vilelas hay 11.735 electores habilitados, según el Tribunal Electoral de la Provincia de Chaco. Ubicada 10 kilómetros al sudeste de la capital provincial, es la más pequeña de las cuatro localidades del Gran Resistencia, que concentra 357.918 electores sobre los 998.337 de toda la provincia. A una cuadra de la municipalidad y frente a un hospital, un empleado de la oficina de tránsito y un encargado de una verdulería tienen preferencias distintas para el domingo.
“Coqui la da vuelta”, dice Carlos Vargas, 60 años, en la vereda de la oficina de tránsito. Cuenta que lleva “39 años” en la municipalidad y que será fiscal en las elecciones. Dice que en Vilelas hay trabajo en la municipalidad, “el hospital provincial, algunos comercios, en transporte alimenticio, depósitos de gas y semillas, y en la fábrica de pelotas Kagiva”. A unos metros, el verdulero Alejandro Jara, de 50 años, tiene otra mirada. “Según las encuestas, gana Capitanich, esperemos que no. Si puedo, a Zdero le pongo 100 votos. Capitanich maneja a los piqueteros y tiene impunidad total”, sostiene. Su amigo Marcelo Verón (47 años, que trabaja en seguridad privada en Barranqueras) dice que “capaz gana Zdero” y cuenta que, para él, en Puerto Vilelas, “el 80% es trabajo municipal”. El ferretero Ramón Barrios, que tiene 69 años y su comercio en diagonal al municipio, adelanta: “Vamos a darles una oportunidad más a nivel nacional y acá también. Otro color político complicó la situación”.
En Barranqueras (50.336 electores), separada de Resistencia por unos siete kilómetros y donde el jueves cerró su campaña Capitanich, las preferencias también están divididas. En la ancha diagonal Eva Perón, una larga fila de personas aguarda para retirar efectivo de un cajero del Nuevo Banco del Chaco. La escena es similar a la de un día de cobro de sueldos, afirma un empleado municipal. Este viernes, dos días antes de las elecciones, el gobierno provincial pagó un incremento del 12% para activos y jubilados que preveía abonar en octubre.
En una pinturería que atiende junto a un compañero, Marcos Medina afirma que quiere el “cambio”, pero aclara, con referencias al caso Cecilia Strzyzowski: “Igual, la da vuelta Coqui, la gente se olvida rápido. Zdero ganó por el quilombo que hubo”. A nivel nacional, este joven, de 30 años, votará a Javier Milei. “Me asusta, pero lo voy a votar”, afirma.
Sandra, de 50 años, que atiende una librería y mercería, apuesta por la “continuidad”. Sonia, que maneja un negocio de venta de comidas con una amiga, enfatiza sobre los recursos del gobierno provincial: “El comercio acá vive de lo que cobran los piqueteros, los municipales y los empleados provinciales. El único trabajo genuino es Cabalgata [una empresa local de bebidas]”.
En el centro de Fontana, una ciudad que tiene 32.804 electores y está unos siete kilómetros al noroeste de Resistencia, se respira más apatía. En una casa de electrodomésticos y en una panadería rechazan hablar de las elecciones. En su local de venta de productos de hierro sobre la avenida Augusto Rey, Walter Pineda dice que quiere “sí o sí el cambio”.
La peatonal Illia, en Resistencia (263.043 electores), empieza a mermar en movimiento cuando se acerca el mediodía. Mientras pasea con sus dos perros, Natalia Carrascosa, de 53 años, cree que “va a ganar el peronismo”, aunque afirma que no lo vota. “La gente lo vota por conveniencia, porque les dan planes, chapas o comida”, afirma.
En su puesto de diarios, Juan José Miner (65) dice que votará al gobernador y que el mandatario ganará. “A los canillitas nos dan una bolsa de mercadería, pero nos sacaron el aceite y el azúcar. Las camionadas de mercadería van al interior”, explica. Para el taxista Fernando Barrios, “Coqui gana de vuelta, porque tiene mucha gente y muchas empresas detrás”.