El Fondo dijo que el gasoducto Néstor Kirchner era “prioritario” y había pedido acelerar las inversiones

WASHINGTON.- El gasoducto Néstor Kirchner ha sido mencionado varias veces en los informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la Argentina. Pero, a diferencia de lo que sostiene el Gobierno, incluido el ministro de Economía, Sergio Massa, el Fondo dijo –más de una vez– que el gasoducto era “prioritario” y respaldó la obra, al señalar que ayudará a aumentar las exportaciones del país y a fortalecer las reservas, y favorecerá el retorno a los mercados financieros.

El Fondo elogió el avance de la obra y pidió “intensificar” el desarrollo de la red troncal. Más aún: recomendó resguardar esas inversiones del ajuste fiscal.

“El gasoducto era una de las cosas que el Fondo decía, ‘bueno, párenlo, párenlo’. En diciembre, cuando discutíamos el programa de este año, decía, ‘párenlo, párenlo’. Que fue en definitiva lo que pasó en 2016 y 2019, en nombre de menor gasto público, cuando en realidad un gasoducto es inversión pública, y son cosas muy distintas. No se hizo”, dijo Massa en una entrevista con el canal C5N, luego de la inauguración de la obra junto con el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner, el 9 de julio.

Pero el Fondo Monetario ha brindado elogios generosos al gasoducto en sus informes, encumbrando al caño que une a Buenos Aires con la formación “Vaca Muerta” en Neuquén como un actor casi indispensable para la estabilización, el fortalecimiento y el desarrollo de la economía, y enalteciendo la ampliación de la red troncal de gasoductos más que a cualquier otro proyecto de infraestructura del país.

En abril, ya con el impacto sobre la mesa de la sequía histórica que azotó al campo, el Fondo indicó en el último informe del staff que los gasoductos eran un “gasto prioritario en infraestructura”, y los dejó afuera de un menú de medidas para preservar la meta fiscal de este año.

En diciembre de 2022, el Fondo ya había dicho que “completar la construcción de la Etapa 1 del gasoducto para fines de junio de 2023 sigue siendo una prioridad”. Y, en octubre último, luego de las primeras reuniones con Massa y su equipo, el Fondo también había remarcado que el gasoducto Néstor Kirchner era “la piedra angular de la estrategia de las autoridades para impulsar la producción nacional de energía y reducir las costosas importaciones de energía a partir de mediados de 2023″.

Las reiteradas menciones a la construcción de la red troncal de gasoductos en los staff reports del Fondo sobre el programa con la Argentina apuntan a una de las principales preocupaciones del organismo: encontrar alternativas para aumentar las exportaciones y fortalecer las reservas del Banco Central, un pilar de cualquier plan de estabilización, pero también una condición necesaria para que el Fondo pueda –algún día– cobrar la deuda que tomó el gobierno de Mauricio Macri, y que después fue refinanciada por la administración de Alberto Fernández.

El Fondo reiteró, más de una vez, que los gasoductos ayudarían a reducir las importaciones de energía, a cerrar la brecha fiscal y a nutrir de dólares el país. Y fue más allá: el Fondo llegó a remarcar en un informe que los gasoductos contribuirían “a la seguridad energética mundial y los objetivos climáticos”, en referencia a la lucha contra los efectos del calentamiento global.

A fines del año anterior, cuando el programa todavía parecía bien encaminado, la Argentina celebraba los triunfos de la selección en Qatar y el Fondo y el Gobierno apenas comenzaban a tomar nota del brutal azote de la sequía, el Fondo señaló, en el apartado 23, página 18 de su informe, la importancia de impulsar la producción nacional de energía y mejorar la eficiencia energética para fortalecer la resiliencia de la economía en el mediano plazo. La obra ya estaba en marcha.

“El trabajo para completar la construcción de la etapa 1 del gasoducto para fines de junio de 2023 sigue siendo una prioridad. Una vez completado, el gasoducto conectará las vastas reservas de petróleo y gas de esquisto de “Vaca Muerta” con grandes áreas urbanas”, señaló el staff en ese punto.

Unos meses después, ya en abril de este año, Massa y su equipo económico regresaron a Washington para participar de la reunión de primavera del Banco Mundial y el FMI. Ya para ese entonces, la sequía había forzado a cambiar las metas del plan por cuarta vez. Massa y su equipo abrieron una renegociación que aún continúa, con final incierto. Antes de ese último viaje, el FMI había aprobado una nueva auditoría del programa, la cuarta revisión del programa, y el staff había vuelto a dejar en claro en su informe la importancia de la obra. La palabra “gasoducto” se repite 26 veces, en singular o plural. Una de las menciones centrales es en el apartado del informe titulado “Elogios del staff”.

“Además, se necesitan esfuerzos continuos para impulsar la capacidad exportadora neta de la Argentina. El progreso en el avance del gasoducto que conecta las vastas reservas de petróleo y shale gas con grandes áreas urbanas y regiones del norte es encomiable y debe intensificarse”, elogió el staff. “Se espera que estos esfuerzos no solo reduzcan las costosas importaciones de energía, sino que también impulsen las exportaciones de petróleo crudo y gas a los países vecinos a mediano plazo. Será necesario mejorar los marcos regulatorios de los sectores estratégicos, incluidos la energía, la minería y la economía del conocimiento, para impulsar la inversión y el potencial de exportación de la Argentina”, cierra el punto.

Más arriba, en la página 22, el staff señala que “la finalización de los gasoductos mejoraría significativamente la balanza comercial externa de energía de la Argentina en los próximos años, aumentando los ingresos por exportaciones, las reservas y la capacidad de pago del país”. Y luego enfatiza: “Tales desarrollos positivos fortalecerían las perspectivas de recuperar el acceso al mercado para 2025″.

Uno de los temas principales que recorren ese informe, el último que el staff escribió sobre la Argentina, es la necesidad de tomar medidas de ajuste para preservar el objetivo de alcanzar un déficit fiscal primario del 1,9% del producto bruto interno (PBI) este año. El Fondo dijo en ese momento que, para lograr esa meta, eran necesarios “esfuerzos decisivos” para sostener la recaudación, controlar el gasto, recortar los subsidios a la energía y focalizar la asistencia social, además de cubrir el nuevo bache imprevisto por la nueva la moratoria previsional. Los gasoductos quedaron afuera.

“Estas acciones son necesarias para salvaguardar la estabilidad y la sostenibilidad de la deuda a mediano plazo, al mismo tiempo que brindan espacio para el gasto prioritario en infraestructura, especialmente los gasoductos”, indicó el organismo.

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