“Este año era lo único que nos faltaba”. El tono de voz del productor agropecuario Leonardo Mateos, al expresar esa frase, reflejó su desazón. Mientras ayer a la tarde cosechaba en la localidad de Roberts, en el partido bonaerense de Lincoln, algunos pocos lotes de soja que relativamente resistieron a la sequía, irrumpió sorpresivamente una intensa granizada que causó destrozos en el cultivo.
El productor estimó pérdidas de al menos un 80% en las 315 hectáreas de soja de primera y 180 hectáreas de siembra de segunda que esperaba recolectar. “Fueron piedras no muy grandes, pero que cayeron en mucha cantidad”, comentó el productor en diálogo con LA NACION.
Así como Mateos, en el norte de Buenos Aires, en el sur de la provincia de Córdoba y el sur de Santa Fe también hubo productores perjudicados por el granizo. Entre las localidades más afectadas en las tres provincias están Lincoln, Roberts, Pasteur, Río Cuarto y Huinca Renancó, entre otras.
“Anímicamente esto nos mata porque, por más que el seguro pague, lo que había en el lote prefería trillarlo; ya tuvimos demasiadas pérdidas”, agregó. Explicó que esta tormenta va a “tirar abajo” mucho de los rindes de sus mejores lotes de este año, en donde estimaba cosechar 2500 kilos. Por la sequía ya perdió un 60% de lo que calculaba producir este año.
Una situación similar sufrió Rafael Llorente, un productor de Lincoln, que proyectó una pérdida del 60% de acuerdo a los relevamientos y mediciones de granos caídos en el suelo que realizó hoy.
“Fue el golpe final para la soja de segunda”, dijo el productor, que no sale de su asombro. Contó que ayer siguió durante todo el día el pronóstico porque se había anunciado lluvia para la tarde. “Cerca de las cuatro de la tarde informaron que la lluvia iba a quedar solo en 2 milímetros, pero a las seis de la tarde se largó a llover, cayó en media hora 40 mm con mucho granizo”, agregó.
Señaló que la soja de segunda, que prácticamente la consideraba perdida, con esta tormenta ahora sabe que no la va a poder cosechar.
En los lotes de soja de primera las vainas quedaron abiertas por el granizo. También una gran cantidad de granos esparcidos por el suelo. “Además de esos granos caídos están las chauchas golpeadas por el granizo, que es posible que, al estar abiertas por el golpe, se sigan cayendo”, explicó.