QUITO.- El candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, de 59 años y segundo en intención de voto, según el último sondeo, fue asesinado este miércoles, informó el mandatario Guillermo Lasso, que lamentó que “el crimen organizado ha llegado muy lejos”.
Villavicencio, del movimiento de centro Construye y quien a principios de agosto denunció amenazas contra él y su equipo de campaña, murió al ser atacado a bala cuando abandonaba un coliseo en el norte de Quito después de encabezar un mitin. Días anteriores, mencionó que había recibido amenazas de muerte por parte de alias Fito, jefe del grupo delictivo y de narcotráfico Los Choneros.
“Varios militantes de mi campaña en Manabí han recibido la visita de emisarios de alias Fito, para decirles que si yo lo sigo mencionando y mencionando a Los Choneros me van a quebrar”, denunció.
Ecuador sufre en los últimos años un embate del crimen vinculado al narcotráfico, lo que casi duplicó la tasa de homicidios entre 2021 y 2022, cuando se registraron 25 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Como los demás candidatos, que este miércoles manifestaron su consternación e indignación por el asesinato de su rival, Villavicencio ubicó a la seguridad como su objetivo prioritario, y dijo que había que asumirla con “mano dura”.
“Ecuador es un país que está secuestrado por las mafias de la cocaína, de la minería ilegal y de la corrupción. Tenemos que someter a estas mafias vinculadas a la mafia política”, dijo el fallecido candidato en una de sus últimas entrevistas ofrecida a Ecuavisa.
Y es que, según el académico de la Universidad del Rosario Mauricio Jaramillo, si bien Ecuador está acostumbrado a la fragilidad institucional, que lo llevó a tener en 1997 tres presidentes en una noche, lo preocupante del momento actual es el nivel de criminalidad. “Eso es lo verdaderamente nuevo. No habíamos visto un recambio presidencial con tal nivel de sangre”, afirmó Jaramillo.
Villavicencio era uno de los ocho candidatos presidenciales para las elecciones generales anticipadas que se realizarán el 20 de agosto.
El periodista y exmiembro de la Asamblea Nacional disuelta por Lasso en mayo, cuando anunció el adelanto electoral, aparecía segundo en la intención de voto con 13,5%, detrás de la abogada Luisa González (26 %), única mujer en liza y afín al exmandatario socialista Rafael Correa (2007-2017), según la más reciente encuesta de Cedatos.
“Este escenario catastrófico ocurre en medio de unas elecciones presidenciales y legislativas anticipadas en las que el nuevo gobierno no tendrá margen para improvisaciones”, advirtió Carolina Andrade, analista en seguridad.
Por su parte, Laura Lizarazo, analista senior de Control Risks, aseguró que este evento tiene unos alcances “sin precedentes”. “Los ciudadanos van a llegar a las urnas con altos niveles de apatía y desconfianza. Cerca del 60 % de los ecuatorianos no tienen clara la fecha de las elecciones ni quiénes son las fórmulas ni que ese día se celebran consultas populares. Hay un alto nivel de desgaste debido a los altísimos niveles de inseguridad”, explicó.
Enemigo de Correa
Una de las investigaciones periodísticas de Villavicencio llevó al banquillo al expresidente Rafael Correa (2007-2017) cuando destapó una trama de coimas que puso contra las cuerdas al exmandatario y a funcionarios de su gobierno. Por ese caso, Correa, que reside en Bélgica y al que Villavicencio se refería como “el prófugo”, fue condenado en ausencia a ocho años de cárcel. Sus investigaciones le valieron sendas órdenes de prisión.
En 2014 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le concedió medidas cautelares tras ser sentenciado a 18 meses de cárcel por injuriar a Correa. En esa ocasión, se ocultó en la selva amazónica para evitar cumplir la condena. Dos años después, un juez ordenó su encarcelamiento por supuestamente revelar información reservada con correos electrónicos hackeados a la administración de Correa.
Entonces, se refugió en Lima hasta 2017 cuando regresó al país bajo el gobierno del Lenín Moreno (2017-2021). Siendo presidente de la comisión legislativa de Fiscalización, Villavicencio continuó denunciando casos de corrupción.
Inseguridad
El asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio se da en un momento en que el país sufre la peor crisis de seguridad y violencia del crimen organizado de su historia por cuenta de la acción de bandas criminales.
A diario se reproducen en ese país múltiples informaciones de asesinatos, matanzas, extorsiones, ataques con explosivos, entre otros delitos, que han sembrado el terror entre los ecuatorianos que sufren este tipo de hechos violentos desde hace algo más de dos años.
En semanas anteriores, esa escalada de violencia también se cobró la vida del alcalde de Manta, Agustín Intriago, y de un candidato a asambleísta por la provincia norteña de Esmeraldas.
Ecuador cerró el 2022 con la mayor tasa de muertes violentas de su historia, al registrar 25,32 por cada 100.000 habitantes, la gran mayoría asociada, según ha dicho el Gobierno, al crimen organizado y al narcotráfico, que ha ganado fuerza en la costa y ha convertido a los puertos en grandes trampolines para la cocaína que llega a Europa y Norteamérica.
Para el jurista Ramiro García, “la falta de oportunidades por el alto índice de desempleo, la falta de educación, la limitada infraestructura, la corrupción y la situación geográfica del Ecuador que ha facilitado el tráfico de drogas son elementos que han abonado para el aumento de la violencia y la inseguridad. Esto es una reedición del Medellín de los 90. Grupos de criminalidad organizada empeñados en doblegar a un Estado débil e indolente”.
Este año la crisis de seguridad no ha dado tregua. Estadísticas de la Policía revelaron a mediados de julio que entre enero y junio de este año se registraron 3513 asesinatos, lo que significa un aumento del 58% respecto al 2022.
Así, la tasa de muertes para este año ya se ubica en 20, con una tendencia a crecer, con lo que se estima que para finales del 2023 cerraría en 40 homicidios por cada 100.000 habitantes, que ubicaría a Ecuador como el país más violento de la región.
En ese sentido, el primer desafío que tendrá el próximo presidente será frenar el flujo del tráfico de drogas a través del territorio ecuatoriano, cuya dimensión se evidencia en las 201 toneladas incautadas durante el 2022, cifra que será superada este año, según las proyecciones.
Combatir el microtráfico, frenar las extorsiones y controlar las cárceles, actualmente en manos de los grupos narcodelictivos, serán otros de los desafíos.
Por Ana Lucía Román