Están a cargo de la empresa que fundó su padre y motivan a otras mujeres a hacer lo mismo

Valeria (41) y Luciana Piersanti (33) son dos de las tres hermanas que pertenecen a la segunda generación de la homónima empresa que fundó su papá, Juan Carlos Piersanti. En un sector históricamente dominado por los varones, las jóvenes que actualmente dirigen la empresa incentivan a otras mujeres a atreverse a hacer tareas que hacían solo los hombres.

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Para conseguir la integración, la fábrica que está en Noetinger, en la provincia de Córdoba y dedicada a la fabricación de cabezales draper y reformas de plataformas para la actividad agrícola, contrata personal de la localidad. Piersanti, fundada en 1986, exporta en este momento a Bolivia, Uruguay, Colombia. En oportunidades anteriores lo hicieron a Paraguay y Brasil. Ahora, bajo su gestión, las empresarias que complementan el trío de hermanas con Antonella, de 31 años, que se volcó al periodismo, buscan convertirla en líder en fabricación de cabezales, con una proyección de crecimiento e innovación a futuro.

“Hoy comparto la dirección y gestión de la empresa con mi hermana en diferentes actividades”, comienza a explicar Valeria, quien es madre de Pilar, de 6 años, y Tomás, de 6 meses. La empresa que fabrica cabezales para cosechadoras emplea 90 personas en esa localidad cordobesa. En el caso de Valeria estudió management y dentro de la empresa se ocupa de la parte comercial, venta y compra y control de calidad, pero también participa de la gestión gremial empresaria dentro de la Cámara Argentina Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma) y la Asociación de Fabricantes de Maquinaria Agrícola y Agrocomponentes de Córdoba (Afamac).

El agro es un sector que siempre estuvo manejando por el varón, las mujeres nos estamos sumando de a poco. No es fácil, pero tampoco imposible. Nosotras estamos dando lugar a que más mujeres se puedan sumar al trabajo en la empresa, en diferentes roles y posiciones. Si bien no es fácil, hay muchas conquistas que se han hecho. Tenemos mujeres ocupando cargos y puestos a los que antes no iban, lo hacían a la administración o era la secretaria que atendía el teléfono. Hoy, una secretaria puede soldar, puede estar en mecanizado o calidad; estamos haciendo esos cambios de paradigma”, narró Valeria. Por eso, califica este camino como un desafío: “Es una conquista muy importante”.

Luciana es abogada de profesión, dentro de la empresa ocupa la gerencia de recursos humanos y administración. “La mujer siempre trabajó en el agro, pero antes no tenían mucha visibilidad. Siempre hubo mujeres que manejaban cosechadoras, que andaban arriba de un tractor, pero ahora somos más y a su vez hay más visibilidad”, completó.

La joven explicó que tienen mujeres en la línea de producción de la planta y todas han sido egresadas del colegio técnico de la localidad. “Si no le mostramos a las chicas de que existe la posibilidad de que ellas puedan desarrollarse en otros empleos, que estaban culturalmente reservados para hombres es muy difícil que lo consideren si nadie se los muestra”, recalcó.

Así también mencionó que es importante darles mayor visibilidad. “Siempre hubo mujeres trabajando en el agro y la agroindustria, pero cada vez somos más y visibles. Si bien hay mucho trabajo detrás que se hizo, aún falta mucho por hacer para que aquellas que no consideran desarrollarse en trabajos que uno cree o nos hicieron creer que son solamente para hombres. Ojalá que ellas puedan considerar otros empleos”, añadió.

Para estar al frente de la empresa, las hermanas han tenido que capacitarse, enriquecer sus profesiones y ocupar los puestos dentro de la empresa preparadas. “Es común que las generaciones anteriores asociaran trabajos o tareas a hombres, pero el tiempo fue demostrando y enseñándonos que tanto los hombres como mujeres somos capaces de hacer cualquier tipo de trabajo, solamente hay que revisar la capacidad y la voluntad”, completó Luciana.

“La experiencia con nuestro padre tampoco fue fácil para nosotras, hubo que sobreponernos, por eso, los desafíos que tenemos las mujeres y dentro de nuestros roles tenemos que resistir y persistir. Resistir a estos paradigmas de que la mujer no puede hacer ciertas cosas, pero nosotras sí podemos, tenemos que persistir y no rendirnos, por todos los caminos que en algún momento se va a lograr”, intervino Valeria, que habla de sobreponerse a la idea de que su papá pasaba muchas noches en vela pensando si valía la pena seguir invirtiendo en la compañía, porque tenía tres hijas y no sabía quién iba a seguir su legado.

“Debió haber pensado que no iba a tener continuidad la empresa, porque tenía hijas, pensando en quién continuaría con su actividad, pero la vida lo sorprendió, porque su segunda generación está a cargo de la gestión y toma decisiones de la empresa. Esto tiene que ver con una cuestión cultural, como en el caso de papá que claramente tienen una visión muy particular, que han conseguido entender y adaptado al mundo de hoy. Una mujer al frente de una empresa o una planta productiva ya no es algo que le sorprenda, por esta característica de adaptabilidad que es la que nos hace crecer y desarrollarnos. Hoy el mundo funciona de esta manera”, amplió Luciana.

La empresa está en etapa de crecimiento y expansión constante, un trabajo que han logrado las hermanas en este tiempo. “Tenemos desafíos, como todas las empresas, con muchas variables macroeconómicas, que tienen que ver con recursos humanos. Estamos con una coyuntura difícil y variables que no podemos manejar, como el clima o el ánimo de la gente, porque es un año de elecciones, pero tenemos el firme propósito de seguir creciendo. Este año vamos a afianzar el proceso de cambio industrial que venimos haciendo, pero siempre buscando alternativas para pensar en el mercado interno y externo”, completó Valeria.

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