Luego de que el 30 del mes pasado el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) elevó de manera inesperada por el mercado de 37,23 a 38,10 millones de hectáreas la superficie cubierta con maíz para la campaña estadounidense 2023/2024 en su informe sobre áreas sembradas, los operadores entendieron que las chances de evadir una cosecha récord del cereal y una consecuente caída de las cotizaciones eran acotadas. Sin embargo, el avance de la sequía sobre zonas del cinturón sojero/maicero los alentó a mantener una cuota de entusiasmo por la expectativa de rindes muy menores a los manejados por el organismo, que en su reporte de junio sostuvo las proyecciones de mayo, con 113,92 quintales por hectárea y con 387,75 millones de toneladas, dos cifras inéditas en la historia del grano grueso en EE.UU.
Y con algo de ese entusiasmo esperaron hoy las nuevas estimaciones oficiales, con augurios de rindes ajustados a 110,34 quintales y de un volumen de producción de 384,80 millones de toneladas. No hubo suerte. En virtud del déficit de humedad que se registra en amplias zonas agrícolas el USDA sinceró de manera parcial su expectativa sobre los rendimientos del maíz, al calcularlos ahora en 111,41 quintales por hectárea, todavía por encima de lo previsto por los privados. Y por aquel “retoque” en el dato de área sembrada proyectó la nueva cosecha estadounidense en 389,15 millones de toneladas, un volumen que, de obtenerse tras el paso de las cosechadoras –las labores se inician a mediados de septiembre–, superaría la anterior mayor marca histórica lograda en el ciclo 2016/2017, con 384,78 millones de toneladas.
“Era lo que necesitábamos”: se registraron lluvias en un momento crucial, a semanas del fin de la siembra de trigo
En función de esos datos, los fondos de inversión salieron a liquidar contratos de maíz y las pizarras de la Bolsa de Chicago se tiñeron de rojo. Al cierre de las operaciones los contratos septiembre y diciembre reflejaron pérdidas de US$7,19 y de 6,99, al quedar con valores de ajuste de 187,49 y de 190,44 dólares por tonelada.
De la comparación de las cifras estimadas por el USDA para las campañas 2022/2023 y 2023/2024 en Estados Unidos surge que el área sembrada con maíz crece un 6,3%, de 35,85 a 38,10 millones de hectáreas; el rinde promedio, un 2,4%, de 108,77 a 111,41 quintales por hectárea, y la producción, un 11,6%, de 348,75 a 389,15 millones de toneladas.
Cabe tener en cuenta que hasta el informe publicado hoy el organismo usó rindes de tendencia para sus cálculos, pero que desde agosto comenzará a valorar las recorridas de campo. Quizás esto brinde otra chance a los especuladores, en función de cómo se siga comportando el clima en lo que resta del presente mes, que es clave para el desarrollo de los cultivos de maíz. Y, en ese sentido, las lluvias se agregaron a la lista de los factores bajistas, por los buenos registros sumados durante buena parte del día en el centro-norte de las grandes planicies, en Iowa y en el norte de Illinois.
El único dato positivo que el USDA brindó hoy desde la perspectiva de los precios fue el ajuste de su previsión sobre las existencias finales estadounidense del ciclo comercial 2022/2023 –finaliza el 31 del mes próximo–, de 36,87 a 35,60 millones de toneladas, un dato que quedó cerca de los 35,71 millones esperados en promedio por los operadores. Eso ocurrió por una mayor demanda forrajera en Estados Unidos, que compensó una caída en la estimación de exportaciones.
Por ese ajuste, que implicó un menor stock inicial para la nueva campaña, el USDA apenas elevó su cálculo sobre las existencias finales 2023/2024 de 57,32 a 57,45 millones de toneladas, un dato que quedó arriba de los 55,02 millones pronosticados por los privados y que, de finalmente cumplirse, constituiría un aumento del 61,4% frente a los 35,60 millones antes citados como el remanente 2022/2023.
En su espacio sobre las cifras globales, el USDA elevó de 132 a 133 millones de toneladas su estimación sobre el volumen de la actual cosecha de maíz en Brasil, en tanto que redujo de 35 a 34 millones la producción argentina, golpeada por la drástica sequía que afectó los cultivos.
Recorte insuficiente para la soja
La soja fue la contracara del maíz el 30 del mes pasado, cuando el USDA sorprendió al mercado al recortar la superficie cubierta con la oleaginosa estadounidense hasta los 33,79 millones de hectáreas, desde los 35,41 millones proyectados en marzo último. Con ese dato y con la expectativa de rindes más más bajos que los sostenidos hasta junio los operadores se esperanzaban hoy con un informe mensual alcista para los precios de este grano grueso. Pero tampoco tuvieron suerte.
El USDA no modificó el rinde de tendencia manejado en junio y lo sostuvo en 34,97 quintales por hectárea, por encima de los 34,57 quintales previstos por los privados. El volumen de la cosecha estadounidense de soja lo proyectó en 117,03 millones de toneladas, por debajo de los 122,74 millones estimados el mes pasado, pero por encima de los 115,67 millones augurados por los operadores.
La cosecha de soja finalizó con un desastre y prevén un derrumbe del 50% en sus exportaciones
Este dato y las lluvias comentadas anteriormente sobre las regiones productoras de granos gruesos de Estados Unidos condujeron los precios de la soja a la baja en Chicago. Las pizarras reflejaron pérdidas de US$10,01 y de 11,95 sobre los contratos agosto y noviembre, cuyos ajustes fueron de 530,67 y de 487,86 dólares por tonelada.
Además, las existencias finales estadounidenses de soja 2023/2024 fueron proyectadas por el USDA en 8,16 millones de toneladas, por debajo de los 9,52 millones del reporte de junio, pero por encima de los 5,61 millones calculados en promedio por los privados. Un dato que impidió un recorte mayor del stock fue la previsión de exportaciones estadounidenses de la oleaginosa por 50,35 millones de toneladas, inferiores a las estimadas el mes pasado en 53,75 millones.
Para Brasil, que sigue consolidando su liderazgo en el mercado de soja, el USDA mantuvo sin cambios su estimación para la cosecha 2022/2023, en 156 millones de toneladas, pero elevó de 93 a 94 millones la previsión sobre las exportaciones de la oleaginosa. La producción de la Argentina fue sostenida en 25 millones de toneladas.
Más trigo en Estados Unidos, pero menos en la Argentina
En el espacio del trigo, el USDA proyectó el volumen de la cosecha estadounidense 2023/2024 en 47,33 millones de toneladas, por encima de los 45,32 millones previstos en junio y de los 45,64 millones estimados por los operadores. Las existencias finales las elevó de 15,28 a 16,12 millones de toneladas y las ubicó arriba de los 15,38 millones esperados por el mercado.
Con estos datos como referencia, la posición septiembre del trigo en Chicago y en Kansas bajó US$10,19 y 5,15, en tanto que su ajuste fue de 232,50 y de 295,05 dólares por tonelada, respectivamente.
Para la Argentina el USDA calculó el volumen de la nueva cosecha de trigo en 17,50 millones de toneladas, por debajo de los 19,50 millones proyectados el mes pasado, en tanto que su estimación sobre las exportaciones del grano fino la ajustó de 13,50 a 12 millones de toneladas. Según el organismo, la traumática campaña 2022/2023 aportó una producción de apenas 12,55 millones de toneladas y dejó como saldo exportable 5 millones.