Qué tanta importancia le damos a una noticia sobre salud, política u economía, depende en gran medida de lo que leamos sobre ella. Y nuestras opiniones sobre una celebridad o un político, solemos formarlas en torno a lo que oímos o se dice sobre ellos. Hay diferentes informaciones, datos y contenidos que nos resultan importantes a cada uno de nosotros. Pero ¿pensaste alguna vez si importa cómo recibís esa información? ¿Cambia algo en cómo la procesamos si la leemos o la escuchamos? Quizás optás por escuchar la radio o un podcast para repasar un tema o, en su lugar, leer un artículo extenso al respecto. Y esa simple elección influye en tu pensamiento y razonamiento. Eso es lo que arrojó una investigación de Janet Geipelis y Boaz Keysari, investigadores del Laboratorio de Multilingüismo y Toma de Decisiones de la Universidad de Chicago.
Cómo desactivar las catástrofes mentales
En su trabajo, asignaron aleatoriamente a los participantes del estudio para que leyeran o escucharan problemas. Las personas tenían más probabilidades de resolver los problemas intuitivamente (es decir, de dar la respuesta aparentemente obvia, pero incorrecta) cuando escuchaban el texto hablado, que cuando los leían. Por ejemplo preguntaron: “¿Cuántos animales de cada tipo llevó Moisés en el arca?” La gente intuitivamente dice “dos”, a menos que analicen el problema de una manera más cuidadosa y se den cuenta de que la pregunta está mal. No fue Moisés en la historia bíblica, sino Noé quien construyó el arca. Las personas tenían más probabilidades de detectar tal anomalía cuando leían el problema que cuando lo escuchaban. Según los autores estos resultados se remontan a cómo las personas adquieren el lenguaje. Los niños suelen aprender a hablar su lengua materna a una edad temprana, de forma espontánea y sin esfuerzo. En otras palabras, intuitivamente. Por el contrario, aprender a leer ocurre más tarde, en un ambiente formal, y requiere mucho esfuerzo y práctica. Entonces, escuchar el lenguaje y leerlo involucran diferentes procesos mentales desde el principio. Debido a su experiencia aprendiendo y practicando la lectura mientras crecen, las personas pueden condicionarse a pensar de manera relativamente analítica cuando leen y acostumbrarse a hacer un poco más de esfuerzo mental, en comparación con cuando escuchan. Más adelante en la vida, la intuición puede ser especialmente prominente cuando las personas resuelven problemas que escuchan, mientras que las herramientas analíticas están más disponibles cuando resuelven problemas escritos. ¿Qué implicancias puede tener esto en nuestra vida diaria? ¿Si un juez lee o escucha una evidencia? ¿Si buscamos en Google información sobre eso que nos duele o si escuchamos a un especialista hablar de eso? Geipelis y Keysari recomiendan que, si estás considerando un tema controvertido o una decisión importante, sería valioso leer sobre ello. Pero para asuntos del corazón, sobre los cuales preferirías que mande la intuición y los sentimientos, escuchar podría ser todo lo que necesitamos.