Es “coleccionista” de grandes campeones y revela un ritual que se repite hace 43 años

Desde hace 43 años, Marcelo Guzzeta (53) y su padre, Ángel Domingo Guzzeta (85), llevan adelante un curioso ritual: compran cada año el Gran Campeón Angus en la Exposición Rural de Huinca Renancó, Córdoba. En la última edición batieron un récord: pagaron $25.700.000 por el ejemplar y el comprador justificó que el animal “lo vale”.

“Esto no es un trabajo”: compró dos vacas para abrir un camino, ganó un campeonato y revela hasta dónde quiere llegar

“Fue una cosa que iniciamos con mi padre hace muchos años. En realidad este año se cumplieron 43 años”, corrigió. Los Guzzeta, oriundos de la localidad de Huinca Renancó, Córdoba, comenzaron de a poco a comprar el animal más premiado de esa raza en la exposición ganadera local. Esta es una zona muy ganadera que tiene influencia en San Luis y La Pampa.

“En esos años, mi viejo comenzó comprando genética; empezó con rodeos de distintos tipos de madres, pero después, con los años, los fue refinando y refinando. Iba siempre adquiriendo los toros padres de los campeones de la Sociedad Rural [local]”, explicó. Aclaró que “refinar” es por cuando se usa la genética y los datos para conseguir ciertas características específicas de los ejemplares. “Al adquirir esos reproductores campeones, que son salidos de una competencia que contó con una admisión de veterinaria y calificados por un jurado, entendemos que es lo mejor, y más si se adquiere en una exposición”, narró.

A partir de allí, contó, van haciendo su propio rodeo en el campo La Chiquita: “Año a año vamos clasificando y va quedando la vaquillona para reposición”. La familia comenzó en el negocio ganadero en una zona mixta, de agricultura y ganadería, con mucha influencia en la pampa húmeda. “Esto, para hacerlo bien, te tiene que gustar un poco. Nosotros siempre estuvimos inclinados por la ganadería. Hacemos cosecha, pero nos inclinamos más por la ganadería. Se buscó el rumbo en esa raza y llegamos a esto”, resumió.

En el campo tienen prácticamente solo animales de pedigree. En 430 hectáreas albergan alrededor de 250 madres. Allí hacen el ciclo completo, entre crianza y engorde. La producción de macho se destina a novillo y la producción de hembra se usa para reposición de madres y el resto se vende como reposición de madres para distintos campos y compradores.

“El precio más alto que pagué por un Gran Campeón fue el de este año -suelta una carcajada-, fueron $25.700.000″, indicó y enseguida aseguró que el toro “lo vale”. Este animal pertenecía a la Cabaña La Pluma de Firpo. “El ejemplar lo vale -reitera-. El otro interesado lo corrió y es porque el toro a los dos nos gustó. Además, son inversiones a largo plazo, porque los ciclos productivos de la ganadería son a largo plazo. No es como en la cosecha que a los seis meses ya tiene una producción. La ganadería lleva su tiempo”, relató.

La “rentabilidad” por ese gran campeón, explicó, la tienen a largo plazo. “Una vez que hago preñar la vaca, te da la producción al año, después tengo que contar otros 10 meses para hacer el destete del animal. Si es macho o hembra, tengo que tenerlo 1 año y medio más para que se convierta en un novillo para la venta. Si es hembra hay que tenerla 1 año y medio para poder servirla y otros 10 meses para que recién tenga la producción, es decir, es un ciclo de tres o cuatro años”, ejemplificó.

La puja por el Gran Campeón Macho de la exposición se da por las características en la conformación del animal, por lo que contó que estas tienen que ser superiores al resto y las anteriores. “Nosotros no tratamos de quedarnos en el tema genético, porque resulta lo mismo para un agricultor que quedarse con la misma tecnología de una maquinaria. Lo que nosotros hacemos después se ve reflejado en una buena parición o en un buen porcentaje de destete o en buen engorde hacienda”, aclaró.

Una vez que los Guzzeta pagan por el animal en la Exposición local, el Gran Campeón llega al establecimiento el día siguiente. “A mí desde chiquito me gustó hacer esto y lo hice al lado de mi padre. Esto le tiene que gustar a uno para hacerlo”, dijo.

Antes de finalizar, explicó que las inversiones las hacen con la esperanza de que en algún momento en la Argentina las cosas se puedan revertir. “La producción es una cosa que no puede parar, no podemos decir de ponerlo neutro y esperar a ver qué pasa. Son ciclos productivos que hay que respetar y no se pueden parar. Venimos de varias puntas en las que planteamos en que esto tiene que cambiar. Hay que seguir, porque uno sabe hacer esto y hay que apostar. No sabemos hacer otra cosa, no podemos cambiar de un día para el otro o el esquema de producción, porque el ciclo productivo hay que respetarlo”, cerró.

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