Enrique Cristofani: “No creo que la sociedad tenga paciencia para un cambio gradual”

Estudió las carreras de contador público y de Administración de Empresas en la UBA; trabajó en la unidad de Finanzas Corporativas en J.P. Morgan y fue parte de la comisión directiva; durante 30 años fue el máximo responsable en el país del banco Santander, entidad que dejó para sumarse al equipo económico de Patricia Bullrich

Luego de más de 30 años de carrera en el banco Santander, Enrique Cristofani dejó la entidad esta semana para incorporarse plenamente en el equipo económico de Patricia Bullrich, precandidata presidencial de Juntos por el Cambio. “El país se juega mucho en los próximos dos años. Estoy trabajado con los equipos técnicos de Patricia Bullrich. Es importante que se involucre la dirigencia del país, ya sea empresarial, sindical, social, que trabajemos más en equipo. Voy a ayudar a tender puentes entre la política y el sector empresario para que nos vaya mejor”, dice.

–¿Por qué cree que en estos 30 años la Argentina no creció a la par de los países vecinos?

–El foco del problema, claramente, es un tema fiscal. Para ordenar la economía, hay que ordenar lo fiscal. En 90 años de los últimos 100 tuvimos déficit fiscal. Cuando sucede eso, el déficit se financia con impuestos, y ya tenemos una carga tributaria de 33% del PBI, que es altísima si la comparamos con el promedio de los países vecinos, en torno al 26% del PBI. El déficit también se cubre con deuda, pero después de tantas décadas haciendo mal las cosas en el tema fiscal, hemos estado también en default muchas veces. Y cuando te quedas sin crédito y la carga impositiva es muy alta, el déficit se cubre con emisión. Hay que decirlo claramente, la emisión monetaria es la causa estructural de la inflación. Puede haber causas coyunturales que hagan que la inflación vaya para arriba, pero la principal causa estructural de la inflación que tenemos es la emisión monetaria. Hay que decirlo re contra claro, porque si queremos que nos empiece a ir bien, tenemos que tener equilibrio fiscal y, para eso, tenemos que bajar el gasto público ineficiente.

–El exministro Martín Guzmán decía que el equilibrio fiscal no es de derecha, ni de izquierda. ¿Cree que hay más conciencia de la importancia de tener superávit fiscal?

–Sí, coincido en que hay mayor conciencia, pero no lo estamos haciendo todavía.

–¿Por qué?

–No sé si es tanto un tema de visión de izquierda o de derecha, si no es un tema más de intereses. Generalmente, hay una parte importante del gasto público ineficiente que tiene que ver con intereses y no con un uso eficiente de los fondos públicos.

–¿Intereses por parte de quién?

–De distintos sectores, sean políticos, empresariales, sindicales, sociales.

–Usted que conoce de cerca el sector privado, ¿cree que será difícil avanzar en reducir el gasto que toca intereses del sector empresarial?

–Sin duda, porque se van a tocar privilegios. Y cuando eso sucede, hay conflicto, sin duda.

–Desde lo económico, parece muy clara la solución. Pero desde lo político, ¿cómo se avanza en eso? Esos sectores que se van a ver perjudicados seguramente hablarán con la líder política, en su caso. ¿Cree que hay conciencia de los políticos de que hay que avanzar igual?

–Para mí, los intereses corporativos son tan fuertes en la Argentina que, para hacer los cambios que hay que hacer, hay que tener a la mayoría de la sociedad acompañando. Me parece importante que en estos meses de cara al proceso de elecciones, los candidatos digan de la forma más clara posible qué van a hacer con la economía y cómo. Porque si no, los intereses corporativos son fortísimos en la Argentina y los hay de todo tipo.

–¿Se logra que los voten si dicen lo que van a hacer?

–Si a la mayoría de la gente le explicás que si se baja el gasto público ineficiente se deja de tener inflación, me parece que sí los van a votar.

–Pero muchos están de acuerdo en que hay que bajar el gasto, pero como repite el expresidente Mauricio Macri, no quieren que les recorten a ellos.

–El gasto público, según cifras oficiales, hoy es 37% del PBI. Aumentó 15 puntos del producto en los últimos 20 años. La diferencia entre un momento y otro, medida en dólares a valor de tipo de cambio oficial de hoy es de US$95.000 millones por año. ¿Cómo no se puede decir que ahí hay tela para cortar de gasto público ineficiente?

–Pero es más fácil ampliar el gasto que reducirlo. Es más difícil quitarle el privilegio al que lo recibió.

–A la mayoría de la población, claramente, le conviene que no haya inflación. Vas a estar reduciendo el gasto público ineficiente, donde se le quitan privilegios a algunos, para beneficiar a la amplia mayoría.

–¿Dónde empezaría a reducir el gasto del Estado?

–Primero, hay empresas públicas altamente deficitarias. En total, tienen 1% del PBI de déficit. Después están las tarifas de energía, que si se mira a los que las pueden pagar, equivale a reducir 2% del PBI de déficit. Tampoco se puede seguir jubilando a gente que no aportó, que le está sacando al tipo que sí aportó toda su vida. En el empleo público, en los últimos 20 años, fundamentalmente en las provincias, se pasó de un gasto en salarios públicos de 5% del PBI a cerca de 10 puntos. Estos 5 puntos del PBI son entre US$25.000 millones y US$30.000 millones más que se está pagando por año. En general, en el rubro del gasto público que se agarre se pueden ir eliminando privilegios.

–¿Qué tan rápido se puede avanzar con recortar el gasto?

–Después de tantas décadas de fracaso, con una gran parte de la sociedad que ha perdido la esperanza, me parece que hay que hacer todo el día uno. No creo que la sociedad tenga paciencia para que esto sea gradual. Vuelvo al tema del déficit: de los últimos 100 años, en 90 hubo déficit fiscal y en 60, déficit en cuenta corriente. El dólar es un problema recurrente y, a pesar de eso, somos el único país que grava las exportaciones, cosa que no tiene ningún sentido, eso no lo hace ningún país que yo conozca; de los países vecinos, seguro que ninguno.

–Políticamente, ¿cómo se logra avanzar rápido con ese ajuste? Porque los beneficios van a tardar un poco más en verse.

–No es un ajuste. El ajuste lo estamos sufriendo toda la sociedad argentina durante décadas por cómo se ha ido administrando la economía. Ese es el ajuste verdadero. ¿Cuánta pobreza teníamos hace 40 años y cuánta tenemos hoy? El gasto público ineficiente va a seguir ajustando a toda la economía argentina.

–Pero en el corto plazo va a haber ajustes sobre empresas públicas, tarifas y jubilaciones, y los beneficios recién van a tardar unos meses en verse.

–Si en unos meses se consigue bajar sensiblemente la inflación y cambian las expectativas, si hay un tipo de cambio libre, hay una gran cantidad de sectores de exportación que tiene que ver con economía del conocimiento, con el agro, con la energía y con la minería que vuelan. En el sector de la construcción, si no hay inflación, vuelven todos los préstamos hipotecarios. En la industria automotriz, este año vamos a vender 400.000 coches. Hace unos años llegamos a vender 900.000 coches. ¿Sabes cuánto hay de impuestos adicionales de pasar de vender 400.000 a 800.000? Se recaudaría 1% del PBI más. Es cuestión de hacer lo que hay que hacer y hay que explicarle a la sociedad, que también tiene que ser protagonista del cambio.

–El cepo cambiario, ¿se puede quitar rápido, como se hizo en 2015?

–Esa pregunta es mucho más coyuntural y puntual. Lo importante es que la mayoría esté de acuerdo en que haya un tipo de cambio libre y único. Volvamos a los privilegios, ¿por qué hoy alguien está comprando un producto a la mitad de su precio de mercado, como el dólar? ¿Por qué unos privilegiados lo compran a $200? ¿Por qué hay otros perjudicados que tienen que vender sus productos a la mitad de precio y además le pones 30% de retenciones en la peor sequía en décadas en la Argentina? ¿Cuál es la lógica de eso?

–¿Por qué el Gobierno no sacó el cepo cambiario?

–Trato de no focalizarme en la coyuntura, porque en definitiva veo los últimos 50 años y la coyuntura se vive repitiendo, por lo cual, hay algo más profundo acá. Si queremos que nos vaya bien, hagamos las cosas con sentido común.

–Usted dice que en estos años no se pudo bajar el déficit porque hay muchos intereses. Pero si nadie pudo avanzar en eso, ¿cómo van a lograr hacerlo ustedes?

–Creo que es importante explicarle a la sociedad algunos conceptos macro bastante sencillos. Es la sociedad la que hay que tener atrás tuyo para hacer cambios políticos.

–¿Cree que la sociedad no sabía esto antes en los últimos años?

–Vos decías que hoy hay más convencimiento del tema del déficit fiscal y la emisión. Como sociedad hemos venido evolucionado y hoy hay cosas más claras que en el pasado.

–¿Por qué cree que otros países de la región lograron solucionar estos problemas hace años y la Argentina no?

–Porque tienen mejores dirigentes. Los dirigentes son políticos, empresarios, sindicales, sociales. Y hay una sociedad detrás. Recién decíamos que hace unos años la sociedad no tenía tan claro el tema del déficit fiscal. Hoy hay una parte importante de la sociedad que eso ya lo ha tomado como un tema central.

–¿Por qué los argentinos tenemos peores dirigentes?

–Los resultados son los resultados. Si mirás la inflación, el promedio de América Latina está por debajo del 10% anual. Es un tema que tiene que ver con la dirigencia en un sentido amplio. Obviamente, la política tiene mayor responsabilidad porque es la que, en definitiva, la gente elige para que dirija el país. En cuanto a los empresarios, tenemos que ser mucho más protagonistas en temas de políticas públicas en general. Una tragedia, por ejemplo, es la educación pública. Mi educación secundaria y universitaria la hice en el sector público y era de calidad, era lo que te igualaba socialmente y era mejor que la privada. El sueño argentino del posible crecimiento social debería volver lo antes posible. No hay nada más igualitario que tener una educación pública de calidad y, lamentablemente, la hemos perdido. Nada nos condiciona para poder recuperarla y rápido. Si hacemos las cosas bien en economía y en educación, podemos recuperarnos muy rápido.

–¿Hay esperanza todavía, entonces?

–Estamos mal, venimos mal, sin esperanza, pero afortunadamente la sociedad está mucho más madura para abordar temas que tienen que ver con cómo manejar la macroeconomía. Tenemos un PBI ahorrado en dólares y prácticamente el sector privado no tiene deudas, con lo cual, a la hora de invertir, no tenemos que pedirle a los de afuera que inviertan, si nosotros los argentinos no nos sentimos convencidos de invertir… Hay esperanza, pero tenemos que hacer las cosas bien y rápido, porque tenemos un 40% de pobreza. La oportunidad está ahí, pero depende de nosotros.

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