En medio del feroz impacto de la sequía, en el interior comenzaron a elaborarse informes que cuantifican la pérdida a nivel económico. En esa línea, acaba de conocerse un relevamiento de la Asociación Rural de Carlos Tejedor, un partido del noroeste bonaerense de más de 8000 habitantes. Allí, en base a datos oficiales, con el trigo y la cebada ya recolectados dejaron de ingresar casi US$26 millones.
En la región, considerando datos de la Secretaría de Agricultura de la Nación, la siembra de cebada fue de 14.931 hectáreas y la de trigo 24.360 hectáreas. La cebada rindió 1,8 toneladas por hectárea y el trigo 1,81 toneladas por hectárea, esto es entre 50 y 43% menos que las últimas cinco campañas, respectivamente. La producción de ambos cultivos se ubicó en 16.166 toneladas en cebada y 37.861 toneladas en trigo.
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“Poniéndole valor a esta baja en la producción de trigo y cebada, dejan de ingresar 26 millones de dólares, que al tipo de cambio oficial son 5600 millones de pesos”, señaló el reporte realizado por la agrupación.
Desagregado por cultivos, el quebranto en el caso de la cebada fue de US$7.256.466 o el equivalente en pesos a $1.570.154.113. Según el reporte, además en trigo la pérdida trepó US$18.630.400 o $4.031.245.952.
Dante Garciandía, de la Asociación Rural de Carlos Tejedor, señaló a LA NACION que allí se recolectaron 101.000 toneladas menos. Y graficó el impacto que trasciende al campo: “Fueron 3300 viajes menos en camiones”.
El panorama no luce alentador en cuanto a los números de pérdida que puedan llegar a arrojar la soja y el maíz. “Lo que estamos viendo y registrando en los lotes de soja y maíz cosechados al momento del informe sigue la misma tendencia de baja en los rindes, con muy mala calidad del grano”, indicó la organización. Garciandía explicó que hay reducciones del 50% en el rendimiento.
En este contexto, en la organización pidieron que los ámbitos gubernamentales se ajusten y que esto no recaiga en la sociedad. “A los Estados municipal, provincial y nacional, a todos, les corresponde hacer un ajuste, y no exigírselo a la sociedad; imperiosa necesidad de bajar el gasto público y bajar la carga impositiva que asfixian al sector productivo”, dijeron.
“Esta disminución en la producción no sólo afecta de manera directa al productor agropecuario, que se las rebuscará como pueda (la emergencia agropecuaria así como está no ayuda, requiere cambios de base), también afectará el trabajo que se derrama en la economía de los pueblos y ciudades del interior. Se verá afectada toda la cadena; es momento de ver esta lamentable situación que se nos viene durante el 2023 y 2024″, indicaron.