En los primeros siete meses del año, el rojo comercial llegó a US$5142 millones

Los números del Intercambio Comercial Argentino (ICA) registrados por el Indec en su último informe muestran el parate en el que está sumida la Argentina en materia de comercio internacional. En julio de este año, las exportaciones fueron por US$6060 millones y las importaciones, por US$6709 millones. El intercambio comercial (exportaciones más importaciones) alcanzó los US$12.769 millones y así disminuyó un 20,7% respecto de igual mes del año anterior.

Con respecto a la balanza comercial, que tanto preocupa para mitigar la escasez de dólares que afecta al país, no hay buenas noticias, ya que julio mostró un déficit de US$649 millones, “el sexto registro negativo del año”, según comunica el organismo estadístico. De todas maneras, el torniquete a las importaciones surtió algo de efecto: en junio último el déficit de US$1727 millones.

Si se toman los primeros siete meses de 2023, las exportaciones argentinas totalizaron US$39.534 millones, una baja interanual de 24,2%, mientras que las importaciones sumaron US$44.676 millones, con un descenso de 10,1%. El balance comercial arrojó un saldo negativo de US$5142 millones.

En los primeros siete meses de 2022, las exportaciones habían alcanzado los US$52.151 millones y las importaciones, US$49.611 millones. El intercambio comercial fue de US$101.762 millones, con un superávit de la balanza comercial de US$2540 millones.

“De los siete meses que van de 2023, solo uno terminó con un superávit muy pequeño, y el resto tiene un déficit que se va acumulando, con el agro jugando un rol fundamental como consecuencia de la sequía y del estancamiento relativo de la producción”, analizó Emilce Terré, economista jefa de la Bolsa de Comercio de Rosario.

Para el economista Juan Carlos Sánchez Arnau, los datos de intercambio comercial expresan “una realidad muy distorsionada” por dos razones. La primera es que el tipo de cambio no ha logrado terminar de acomodarse a las necesidades de los exportadores; y, en segundo lugar, las restricciones a las importaciones son sumamente fuertes y, en consecuencia, el nivel de importaciones es muy inferior a lo que normalmente deberían estar registrando esas estadísticas.

En diversos sectores industriales hay faltantes importantes, tanto de insumos como de materiales esenciales para el ensamblaje de determinados productos. Esto tiene un efecto en cadena y genera mayor incertidumbre a la que ya ha generado el impacto de la reciente devaluación del tipo de cambio oficial. Estamos en una situación donde estos números son poco representativos de las tendencias normales del comercio exterior argentino. Expresan esta situación tan particular de estrés por falta de divisas”, explicó Sánchez Arnau.

Exportaciones

La baja performance de las compras externas no logró llevar a la balanza comercial al superávit. En julio, las exportaciones cayeron 22,4% respecto a julio de 2022 (US$1745 millones menos), debido a una baja de 12,7% en las cantidades, si bien también hubo un retroceso en los 11% precios, que siguen reacomodándose luego de la suba que se dio durante y después de la pandemia.

Un análisis pormenorizado muestra que todos los rubros disminuyeron salvo combustibles y energía (CyE), que aumentó 17,6%. Los productos primarios (PP) cayeron 41,3%; las manufacturas de origen agropecuario (MOA), 26,1%; y las manufacturas de origen industrial (MOI), 3,3%.

Emilce Terré, sumó que “solo en productos primarios la caída fue muy importante. Esto incluye principalmente cereales y oleaginosas, como la soja. El rubro de grasas y aceites animales y vegetales, que es uno de los principales de exportación de la Argentina, registró una caída del 36% con respecto al mismo período del año anterior, y esto explica gran parte del déficit que estamos viendo”.

Como detalle, las exportaciones de “carne y sus preparados” tuvieron en julio un retroceso de más del 22%, y más del un 28% si se consideran solo los envíos a China.

Importaciones

Las compras externas descendieron 19,1% respecto de julio de 2022 (US$1580 millones menos), aunque hubo una caída de 15,2% en los precios y de 4,7% en las cantidades.

Uno de los rojos que más llama la atención es el de las importaciones de vehículos automotores de pasajeros, que cayó 78,5%; combustibles y lubricantes (CyL) cayó un 60,7%; y el resto disminuyó un 13,7%, fundamentalmente por la menor compra de bienes despachados mediante servicios postales (couriers); bienes de consumo (BC), 5% y bienes intermedios (BI), con una caída del 2,1%. Tuvieron una leve suba las Piezas y accesorios para bienes de capital (PyA), de 7,1%; y los bienes de capital (BK), con un 1,9%.

Para Terré, hubo una caída muy significativa de la importación de energía, combustibles y lubricantes, “principalmente por la caída de precios después del impacto que tuvo la invasión a Ucrania el año pasado. Este rubro, que cae un 60%, de todas maneras no llega a compensar lo que sucede en el resto de la balanza. Los únicos rubros de importación que aumentaron fueron los BC y PyA, que tiene un poco que ver con algunos insumos que necesita la industria para trabajar”, afirmó.

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