En los comercios del Once la remarcación ya es una moneda corriente

El viernes por la tarde, el tradicional barrio de Once se movía con su habitual hiperactividad comercial, más allá de la disparada del dólar blue y los financieros. Los locales estaban abiertos y con los precios exhibidos, a diferencia de los días posteriores a la renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán, cuando habían quedado cerrados por el miedo a una devaluación del tipo de cambio oficial y luego reabrieron con aumentos del 20%. Pero algún vestigio de remarcación se podía encontrar.

Por caso, en un local de productos de cuidado personal y cosméticos ubicado en la calle Castelli 72 tres vendedores cambiaban en plena tarde algunos de los carteles. De esta forma, por arte de magia, un esmalte pasaba de costar $260 a $400.

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“¿Cambian los precios por la suba del dólar blue?”, preguntó este medio, a lo que una de las empleadas respondió: “Y sí, yo entré a trabajar acá hace un mes y [el blue] estaba a $300 y hoy a la mañana estaba a $440″. Sin embargo, el diálogo no quedó ahí sino que la vendedora le consultó a su compañera a cuánto estaba el dólar blue cuando ella había ingresado y, según recordaba, estaba en $280.

Más adelante, en Castelli 128, una chica apostada en la puerta de ingreso de otro local de venta de cosas importadas se quejaba de que “el peso ya no existe”. Según ella, ya no se podían encontrar allí productos ni por 50 ni por 100 pesos, y estaba a la vista. Cualquier labial, sombra de ojos o accesorio no bajaba de casi los $200.

En el barrio abundan también los carteles de locales buscando personal femenino para atención y los puestos de control en las entradas. Los chicos y chicas en esos lugares piden a quienes ingresan que si tienen mochila la dejen en un locker o la lleven en la espalda y no hacia adelante para evitar robos.

En Bartolomé Mitre 2769 el puesto de guardiana lo tenía una chica que también pedía llevar la mochila en la parte de atrás. En ese local no había carteles con precios, sino que el método es directamente escribir con un marcador de fibrón azul los valores en el borde de las repisas. Ahí se podían observar números borrados de algún pasado reciente.

Sin embargo, el local que daba más la nota es uno sobre la avenida Pueyrredón 31 que vende ropa de mujer. En él se veía un cartel en la vidriera que decía: “Aceptamos dólares”. Por suerte, en el interior los precios seguían estando en pesos, a diferencia de lo que ya pasa en algunos comercios de Recoleta y Palermo, en los que se vende indumentaria directamente en la divisa norteamericana.

La vendedora explicó que lo pusieron porque llegan muchos extranjeros a comprar. La contracara de la depreciación del peso es que cada vez el país es más conveniente para quienes vienen a vacacionar desde el exterior. Por caso, en el local un blazer cuesta entre $6900 y $7900 y si el o la cliente trae dólares cash se lo puede llevar por entre US$16 y US$18.

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