Cuando ya está la cuenta regresiva para que se inicie la siembra de trigo, el ministro de Economía, Sergio Massa, dará a conocer medidas para la siembra del cereal. La novedad fue adelantada por voceros del funcionario que, de manera escueta en una comunicación de agenda del ministro, detallaron: “Jueves 4. Anuncio de medidas de promoción para la siembra de trigo”.
Pese a los intentos de LA NACION por saber detalles sobre las medidas, hasta el momento desde el Gobierno no brindaron más información.
Lo que presente Massa se dará en un contexto de temor y cautela por la ausencia de condiciones de humedad necesarias para comenzar la campaña. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el año pasado en medio de la sequía la implantación del cereal perdió un millón de hectáreas. Cayó de 6,9 a 5,9 millones de hectáreas. En tanto, la producción se derrumbó de 23 a 11,5 millones de toneladas. La cosecha se redujo así un 50%. Las pérdidas económicas para los productores fueron millonarias al ritmo de rendimientos que no llegaron a cubrir los costos.
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Vale recordar que el trigo es un producto intervenido por el Gobierno. En rigor, existen volúmenes de equilibrio que fija la Secretaría de Agricultura y que no deben superar su exportación. Por otra parte, debido al impacto de la sequía y a la menor producción, hace unas semanas el Gobierno concedió una prórroga automática excepcional de 360 días corridos para las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) “con inicio de embarque comprendido entre el 1 de diciembre de 2022 y el 31 de julio de 2023″. Lo hizo para evitar que los exportadores compitan por los precios con la industria molinera que abastece el mercado interno de harina.
Como se mencionó, si bien no se conocen detalles de las medidas, los especialistas advirtieron que, como consecuencia de la sequía, los productores tienen poca liquidez y requieren fondos para sembrar.
Según datos de AgBI, una herramienta de inteligencia en negocios de AZ-Group, un productor del centro y el sur bonaerense que arrienda campo va a necesitar US$894 por hectárea para sembrar el cereal. De ese valor, US$64 por hectárea corresponden a servicios de labores, US$304 en insumos entre fertilizantes, semillas y agroquímicos, US$80 en gastos de gerenciamiento, US$69 en cosecha y US$317, equivalentes a 10 quintales de soja, para el arrendamiento.
“En un contexto macroeconómico con alto grado de incertidumbre y con una cosecha mermada producto de una sequía que dejó a las empresas con financieros apretados, y con el poco grano disponible resguardado para afrontar los compromisos de la campaña anterior y los alquileres de la nueva, para mantener el volumen del negocio el productor necesitará financiar la compra de insumos ya sea vía proveedores o por sistema financiero”, comentó Lucía Udaquiola, líder del área de inteligencia de negocios de AZ-Group.
A esto se suma que hay preocupación por la falta de humedad en el suelo para iniciar las labores de siembra. La Bolsa rosarina advirtió que abril, junto con mayo, eran “claves” para recuperar los 150 a 200 mm que faltan en los suelos. Sin embargo, el mes finalizó sin cumplir con el 70% de las lluvias. La entidad alertó que “los suelos siguen en rojo” en la región agrícola núcleo, que comprende el sudeste de Córdoba, el norte bonaerense y el sur de Santa Fe. Esta zona tiene un 80% de los suelos con sequía y escasez hídrica.
Lluvias
Según advirtieron, no hay indicios de que en mayo se pueda compensar el déficit de agua y aportar un extra de 70 a 100 mm. “Hoy, en este momento, no hay argumentos para decir que mayo pueda dejar lluvias por encima de la media. Tampoco para pensar en menos milímetros”, indicó el meteorólogo Alfredo Elorriaga.
Detalló que en 40 de los últimos 60 años las precipitaciones de mayo fueron iguales o inferiores a la media y, dependiendo de la región, en pocas ocasiones se duplicaron esos guarismos.
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En tanto, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó un crecimiento de la superficie con el cereal en 600.000 hectáreas versus el año pasado. Así, treparía a 6.700.000 de hectáreas, un 4,7% por encima del área promedio de las últimas cinco campañas y la segunda, junto con el ciclo 2021/22, de mayor registro de los últimos 22 años (en 2001/02 hubo 7 millones de hectáreas).
No obstante, la entidad porteña aclaró que “dicha proyección de superficie queda supeditada a las precipitaciones” que se registren y “la recuperación de las reservas de humedad que permitan concretar los planes de siembra”.
