YEVLAX, Azerbaiyán.- El gobierno de Azerbaiyán y los separatistas armenios de Nagorno Karabaj mantuvieron este jueves unas primeras conversaciones de paz, tras la operación relámpago de las fuerzas de Bakú, que reivindicó el control sobre este territorio disputado del Cáucaso.
Los secesionistas armenios aceptaron el miércoles deponer las armas, como parte de un alto el fuego mediado por Rusia que puso fin a una ofensiva de 24 horas de Azerbaiyán para recuperar este territorio, escenario de dos guerras en las últimas tres décadas. En ese contexto, el gobierno de Armenia denunció hoy ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que Azerbaiyán está llevando a cabo una “limpieza étnica” y cometiendo un “crimen contra la humanidad” al recuperar el control de la región.
Las conversaciones de este jueves tuvieron lugar en la ciudad azerbaiyana de Yevlax, a 295 kilómetros al oeste de la capital, Bakú, y duraron unas dos horas. La presidencia de Azerbaiyán dijo que la negociación sobre la reintegración de ese territorio fueron celebradas en un ambiente “constructivo y positivo” y que ambas partes volverán a reunirse “lo más pronto posible”.
El camino de la paz “no es fácil”, pero “hay que tomarlo”, dijo el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, mientras se desarrollaban estas primeras conversaciones.
Rusia tiene soldados de paz en este enclave montañoso del Cáucaso, situado dentro de las fronteras internacionales de Azerbaiyán pero controlado en buena parte por separatistas armenios desde un conflicto librado a inicios de los años 1990.
El presidente ruso, Vladimir Putin, indicó que en las conversaciones de paz mediaría ese contingente ruso de paz, desplegado desde el alto el fuego que puso fin a seis semanas de combates en 2020.
En una conversación con el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, Putin le pidió garantizar “los derechos y la seguridad” de los 120.000 armenios del enclave. “La parte azerbaiyana confirmó que está dispuesta a colaborar en esas cuestiones con los soldados rusos de mantenimiento de la paz”, añadió el Kremlin.
A su vez, Aliyev pidió perdón a Putin, según el Kremlin, por la muerte de dos soldados rusos en la ofensiva azerbaiyana de esta semana.
Nagorno Karabaj, considerada una región central en su historia por Armenia, proclamó su independencia de Azerbaiyán (con el apoyo del gobierno de Ereván) en el momento de la desintegración de la Unión Soviética en 1991.
Combates
Según los separatistas armenios, los enfrentamientos, iniciados el martes, dejaron al menos 200 muertos y 400 heridos.
Arrinconados por las tropas de Bakú, los separatistas armenios aceptaron firmar un alto el fuego y participar el jueves en Yevlax en estas negociaciones sobre la reintegración efectiva de esta región a Azerbaiyán.
Al tiempo que arrancaban las negociaciones, un periodista de AFP escuchó disparos de armas de fuego en Stepanakert, la capital separatista de los armenios de Nagorno Karabaj. Los secesionistas acusaron a Azerbaiyán de violar el alto el fuego, algo que fue desmentido por la otra parte. “Hubo un pequeño intercambio de disparos fuera de la ciudad. Estamos en casa esperando a los resultados de las conversaciones”, dijo Arutyun Gasparyan, un empresario y padre de dos hijos.
Gegham Stepanyan, responsable de derechos humanos de la autoridad separatistas, dijo que “todas las calles de Stepanakert están llenas de desplazados, hambrientos, asustados y en la incertidumbre”.
“La gente se busca desesperadamente y pide noticias de sus seres queridos”, agregó el funcionario.
Denuncia
Las acciones de Azerbaiyán para recuperar el control sobre Nagorno Karabaj elevaron el temor la repetición de una guerra a gran escala entre los dos vecinos, enfrentadas por el control de la región desde la guerra separatista que terminó en 1994.
Las hostilidades agravaron una situación humanitaria ya complicada para los residentes, que llevan meses sufriendo escasez de alimentos y medicamentos debido al bloqueo impuesto por las autoridades azerbaiyanas en la carretera que une el territorio con Armenia.
A instancias de Francia, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas convocó una reunión urgente el jueves para abordar la ofensiva de Bakú.
En Ginebra, ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Armenia calificó este jueves de “crimen contra la humanidad” la operación militar de Azerbaiyán.
“Armenia no ha dejado de informar a este Consejo de la inminencia de una limpieza étnica, que ya está en curso (…) No es una simple situación de conflicto, sino un crimen contra la humanidad que debe tratarse como tal”, declaró el embajador armenio, Andranik Hovhannisyan.
Fortalecido tras la operación, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, dijo que el país “restauró su soberanía” en la región donde los separatistas armenios “comenzaron” a deponer las armas.
Hikmet Hajiev, asesor del presidente de Azerbaiyán, aseguró que su objetivo ahora es “la reintegración pacífica de los armenios del Karabaj” y una “normalización” de las relaciones con Armenia.
También prometió “paso seguro” a las fuerzas separatistas, afirmando que “todas las acciones” llevadas a cabo “en el terreno” se coordinaron con el contingente de mantenimiento de la paz ruso presente en el territorio tras la última guerra de 2020.
Más de 10.000 personas ya han sido evacuadas del enclave, dijo el miércoles por la noche un responsable de los separatistas armenios.
La capitulación de los separatistas incrementó la presión sobre el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, criticado por no haber enviado ayuda a Nagorno Karabaj.
Miles de manifestantes protestaron el miércoles por la noche frente a la sede del gobierno donde, como en la noche anterior, estallaron incidentes con la policía. Pashinyan “tiene que irse, no puede dirigir el país”, dijo uno de ellos, Sarguis Hayats, un músico de 20 años.
Agencias AFP y AP