CÓRDOBA.- La provincia elige a su gobernador número 60 en un escenario de polarización entre Martín Llaryora, candidato del peronismo local que constituyó la alianza Hacemos Unidos por Córdoba, y Luis Juez, por Juntos por el Cambio (JxC). La particularidad de esta elección es que, cualquiera sea el resultado, marcará un fin de ciclo luego de 24 años en los que Juan Schiaretti y el fallecido José Manuel de la Sota se alternaron al frente del Poder Ejecutivo. En las últimas semanas, según los sondeos, se achicó la diferencia entre las dos postulantes que polarizan los comicios.
Si se impone el oficialismo, el nuevo ciclo cordobés estará dado por la renovación generacional que encabeza Llaryora dentro de la fuerza que llegó al poder con De la Sota en 1999, desplazando al radicalismo, que gobernaba desde 1983. Si el vencedor es Juez, y pese a su origen peronista, pondrá fin a un cuarto de siglo en el poder de la estructura del PJ.
JxC tuvo su primer banco de pruebas en esta provincia: en la elección municipal de Marcos Juárez, en 2014. Desde entonces, la alianza siempre ganó en las votaciones para Presidente y legisladores nacionales y controla varios municipios. Pero nunca logró imponerse contra el peronismo en el plano provincial.
Si es derrotado, Juez también enfrenta su propio fin de ciclo. Dijo que esta, su tercera postulación a la gobernación, será la última. Continuará como senador, cargo para el que fue electo en 2021, pero en la provincia el “juecismo” deberá analizar cómo se reordena y quiénes son las figuras que cobrarán relevancia. En la UCR también ya comenzó un recambio: apellidos significativos como los de Mestre y Negri perdieron peso frente al ascenso de Rodrigo de Loredo (Evolución Radical), candidato a intendente capitalino en las elecciones del 23 de julio.
Llaryora fue “bendecido” por Schiaretti en octubre pasado, con lo que adelantó los tiempos de campaña. Su compañera de fórmula es Myrian Prunotto, intendenta radical de Juárez Celman. El oficialismo provincial aprovechó las internas de la alianza opositora y sumó en los últimos dos meses varios dirigentes de sus filas, como el expresidente de Pro, Javier Pretto. Incluso en el último día de campaña incorporó a Gabriel Frizza, exintendente de Jesús María y exjuecista. En JxC los califican de “traidores” y aseguran que no les hace mella en la intención de sus votantes.
Juez competía con De Loredo por la candidatura a gobernador y la puja se resolvió con una encuesta. Juez esperaba que el diputado lo acompañara como vice, para traccionar el voto de la UCR y de la capital cordobesa, distrito clave porque agrupa el 37% del padrón provincial. Allí, Juez batalla contra el recuerdo de las penurias que afrontó su gestión como intendente (2003-2007) y Llaryora, de la mano de un ambicioso plan de obras públicas provinciales, busca fundar su bastión. Marcos Carasso, titular del radicalismo provincial y ligado a Mario Negri, acompaña a Juez en la fórmula.
La campaña fue de baja intensidad y solo cobró temperatura en el sprint final, cuando Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales propusieron sumar a Schiaretti a la coalición opositora. Juez se subió al ring, donde mejor se mueve, para denunciar los designios “del puerto” y ganó protagonismo. Todos los referentes nacionales del ala dura de Juntos por el Cambio, incluso Mauricio Macri -con quien Juez estuvo distanciado- apoyaron al senador. La jugada pudo haberle costado muy caro a Larreta en el electorado cordobés.
El eje de la campaña de Juez pasó por la inseguridad, el pedido para que le den la “oportunidad” de administrar la provincia y culminó con la advertencia de que, de la mano de Llaryora, el kirchnerismo desembarcará en Córdoba. Llaryora ignoró esos planteos, argumentó en torno a la “continuidad” y a la “gestión”, que tiene como bandera a la obra pública. JxC apuntó a que esos 24 años en el poder son un “riesgo” y se deben terminar.
La última elección provincial, en 2019, fue atípica, porque lo que hoy es JxC se presentó dividido en tres. Juez se separó de la alianza y se postuló para la intendencia de la capital provincial y la UCR llevó una lista encabezada por Mario Negri y otra por Ramón Mestre. Schiaretti, en ese escenario, obtuvo una victoria aplastante. Con una participación del 72,5% de los electores, logró el 57,3%; Negri sumó 18,8% y Mestre 11,6%. Los votos en blanco, hace cuatro años, representaron el 5,8%.
Para el kirchnerismo, Córdoba es “terreno hostil”, como lo calificó el actual presidente Alberto Fernández. En 2015 llevó como candidatos a gobernador a Eduardo Accastello (hoy ministro de Schiaretti) y al humorista “Cacho” Buenaventura. Salieron terceros, con 17,7%. En 2019 no presentaron lista por una decisión del Instituto Patria y ahora -con el nombre Creo en Córdoba– postulan a Federico Alesandri (intendente de Embalse e hijo de un histórico dirigente peronista de Calamuchita) junto a Gabriela Estévez, referente de La Cámpora y diputada nacional.
En la pelea por terciar aparecen también los libertarios, pero llegan divididos en dos fórmulas y sin el aval de Milei, que maneja buenos números en los sondeos locales, pero decidió no poner el cuerpo en Córdoba. El abogado Rodolfo Eiben se postula por el Frente Liberal Demócrata Desarrollista y Agustín Spaccesi anotó el nombre La Libertad Avanza.
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores postula a Liliana Olivero; Encuentro Vecinal Córdoba lleva como candidato a Aurelio García Elorrio; el Partido Humanista, a Fernado Schüle; el Nuevo MAS, a Julia Di Santi; el Partido Popular, a Patricia Bon, y Unión Popular Federal, a Mario Peral.
229 intendencias y 70 legisladores
Córdoba representa el segundo distrito electoral del país, con el 8,69% del padrón nacional, después de la provincia de Buenos Aires. Están habilitados para elegir gobernador 2.984.631 de electores, que también definirán la renovación completa de la Legislatura Unicameral de 70 bancas: se votarán 44 legisladores provinciales y 26 legisladores por cada uno de los departamentos de la provincia.
En simultáneo, este superdomingo electoral se definirán los intendentes de 229 ciudades y comunas, la mayoría gobernadas por el oficialismo. El resto de los 427 municipios de Córdoba desdoblaron sus comicios de los provinciales. En todos los casos se usa la Boleta Única de papel.