Rafael Ernesto Reiter Muñoz, el hombre que sabe y que calla sobre cómo fue el trasiego de valijas repletas de dinero chavista por toda América Latina durante más de una década, negocia con las autoridades de los Estados Unidos. Les ofreció colaborar con sus investigaciones, pero a cambio fijó tres condiciones, según consta en el escrito que presentó ante una Corte Federal en Texas y cuya copia obtuvo LA NACION.
Funcionario clave dentro la petrolera estatal Pdvsa, Reiter Muñoz acumuló vivencias personales y datos sobre los regímenes de Hugo Chávez y Nicolás Maduro que podrían resultar apetecibles para el Gobierno de los Estados Unidos. Fue él, por ejemplo, quien llevó las valijas repletas de dólares al vuelo de Claudio Uberti y Guido Alejandro Antonini Wilson en 2007, según confirmaron entonces fuentes venezolanas y argentinas a LA NACION. También trasladó valijas que volaron a Uruguay, Bolivia, Paraguay, Brasil, Ecuador y Colombia, entre otros países de América Latina, además de Italia y España.
Pero Reiter Muñoz cayó en desgracia y se encuentra ahora contra las cuerdas. Tras el ocaso y exilio de su otrora jefe y mentor en Pdvsa, Rafael Ramírez, también él debió huir de Venezuela. Recaló en España, donde compró una propiedad. Creyó que comenzaba otra vida en Barcelona. Pero terminó bajo la mira de los sabuesos españoles. Lo detuvieron en 2017, acusado de lavar millones de euros por medio de una trama que registró escalas en el Caribe, Suiza, Andorra y España.
Ese fue apenas uno de sus traspiés judiciales. Fiscales de los Estados Unidos también requirieron su extradición para juzgarlo por otras maniobras de corrupción y lavado. Lo acusaron ante una Corte Federal en Texas junto a su exjefe Ramírez, empresarios y otros sospechosos que habrían desviado fortunas del erario venezolano. En ese caso, con escalas en Estados Unidos, Dubai y, otra vez, Suiza. Y, por si fuera poco, luego sumó otra pesquisa en su contra en Portugal, con epicentro en el Banco Espíritu Santo, por más delitos de cuello blanco.
Acorralado, Reiter decidió “escoger donde va a perder”, según contaron sus allegados a LA NACION. Quiere permanecer en España –donde residen su esposa y su hijo–, y desde allí negociar con los Estados Unidos. Su obsesión es evitar a toda costa que lo repatríen a Venezuela, donde también lo reclaman. El jefe máximo de los fiscales chavistas, Tarek William Saab, llegó a calificarlo de traidor a la patria y a la revolución.
Con condiciones
Trazado el objetivo y la estrategia, sus abogados presentaron un escrito judicial ante la Corte Federal de Texas en la que comunicaron que el hombre que sabe y que calla está dispuesto a colaborar con los fiscales estadounidenses, siempre y cuando se cumplan tres condiciones. La primera, que sea escuchado como testigo, no como acusado. “No se procederá a realizar ninguna declaración que pueda ser utilizada en su contra, en ninguna de las jurisdicciones en el cual es investigado”, exigió Nielson Maycon de Souza Vilela.
“Mi representado ha decidido no proporcionar ninguna información a las autoridades americanas [por los Estados Unidos] sin la garantía de inmunidad total frente a los procedimientos americanos”, precisó el letrado, “y sin garantía de la prohibición de la cesión de la información que en ella pudiera ser facilitada”.
En esa línea, el defensor invocó un episodio reciente que dijo que los intranquiliza. Detalló que mantuvo “conversaciones telefónicas” que debían ser reservadas con un agente del Departamento de Homeland Security, Ricardo González, pero que salieron a la luz –y encima, dijo, tergiversadas– cuando la Fiscalía presentó un escrito judicial al que accedió la prensa.
Lo ocurrido, detalló Maycon de Souza Vilela, “incumple la normativa española en relación al secreto de las comunicaciones entre representaciones procesales en el ámbito de negociaciones”, lo que complicó a la familia de su cliente. “Tras la publicidad de dicho documento, las autoridades venezolanas han acudido al domicilio de mi representado en Venezuela y el Fiscal Central de Venezuela ha hecho unas declaraciones públicas y televisadas en la cuales [afirmó que] solicitaría la detención y la extradición de Reiter Muñoz, poniendo en peligro la vida de los familiares de Reiter Muñoz que siguen viviendo en Venezuela”.
“Años, literalmente”
Esas turbulencias llevaron al letrado a fijar la segunda condición para que Reiter Muñoz testifique para los estadounidenses: “La prohibición de ceder los datos de la declaración a cualquier otra jurisdicción”. Es decir, ya fuera otro país donde lo investigan –España, Portugal o Venezuela– o cualquier otro que pudiera resultar interesado o afectado por lo que pueda revelar. Por ejemplo, la Argentina, donde en estos momentos se desarrolla el juicio oral por el “caso Antonini” con Uberti, Julio de Vido y Ricardo Echegaray como acusados principales.
La tercera condición que derivó de aquel encuentro con el agente de Homeland Security y que surge de su presentación judicial es que su cliente, exgerente del área de Prevención y Control de Pérdidas (PCP) de Pdvsa, no estaría dispuesto a declarar en contra de Rafael Ramírez, su otrora jefe y mentor, como también informó la Fiscalía, que en su momento calificó el testimonio de Reiter Muñoz como “clave para el caso”.
Ahora, el Departamento de Justicia de Estados Unidos deberá evaluar si acepta ese pliego de condiciones. Los antecedentes de ese tipo resultan escasos durante las últimas décadas y siempre se aprobaron en situaciones excepcionales –por ejemplo, en asuntos de seguridad nacional, espionaje o narcotráfico internacional–, que pudieron incluir el otorgamiento de otra identidad al testigo. Este no sería el caso y llevaría a Reiter y los fiscales estadounidenses a seguir negociando hasta encontrar una vía aceptable para ambas partes, según indicaron desde Washington a LA NACION.
Atento a esas dificultades, Reiter Muñoz lleva “literamente, años” estableciendo y manteniendo un puente de comunicación con las autoridades estadounidenses, según reconoció la Fiscalía Federal con asiento en Texas durante una audiencia en los tribunales que se celebró el 1 de este mes. Es decir, incluso mientras todavía vivía en Caracas y recorría los pasillos de Pdvsa. Esas negociaciones siguen abiertas.
