El país atraviesa desde hace meses un drama, que suele recortarse a sus efectos macroeconómicos, pero se trata del colapso del principal sector de la economía argentina: el sector agropecuario. El comentario político y la crónica periodística suele narrarlo en términos macroeconómicos, es decir, cuál es la caída del nivel de reservas del Banco Central, por la falta de los ingresos que produce el campo con sus exportaciones; y a veces se habla de la caída que tiene el sector fiscal de la Argentina -los recursos del Estado- por la caída de las retenciones que derivan de las exportaciones agropecuarias. Sin embargo, hay un fenómeno absolutamente central que está injustamente disimulado, y cuyas consecuencias no se perciben ni se calibran. Tiene que ver con el desastre social, humano, que está detrás de esos números. La cantidad de familias de productores agropecuarios que entran en una zona peligrosísima, cercana muchas de ellas a la convocatoria de acreedores y, la cantidad de ciudades que viven del campo que están también estranguladas en sus ingresos.
Todo este paisaje sobre el drama humano quedó narrado en el documental de LA NACION: “Pampa Seca”. El costado social es un aspecto inocultable y a la vez oculto de la crisis.
La enorme sequía tiene consecuencias sobre la vida de la gente que vive de ese negocio, que no encuentra alternativas. Y después está también el problema macroeconómico que nos lleva al enorme dilema en el que se encuentra el oficialismo, desde el punto de vista de su economía y también de su oferta electoral..
Algunos números que tienen que ver con las proyecciones macroeconómicas de este drama que narra el documental de LA NACION Pampa Seca muestran que la caída de la producción de granos en toneladas pasó de la temporada del año pasado, de 130 millones de toneladas de granos en general, a 84 en esta temporada 2022-2023. El maíz cayó de 36 millones de toneladas a 16 y la soja de 25 millones a 18.3. Estamos hablando de un sector que representa el 65% del ingreso de dólares en la Argentina. Entonces está obturada la principal fuente de divisas para la economía argentina, que ya tenía un problema con la provisión de dólares. Una caída del 48% de las exportaciones que significan menos 22.000 millones de dólares de ingresos.
También es importante hablar de qué consecuencia tiene esto para la cotidianidad del Gobierno; una caída de tres puntos del producto y, también menor recaudación fiscal, que incide también en las cuentas que tiene que presentar al Fondo Monetario Internacional (FMI), con de 7.300 millones de dólares.
¿Por qué son importantes estos números y este drama? Cuando se mencionan las reservas del Banco Central, normalmente se habla de las reservas netas líquidas, es decir, descontando los encajes de los bancos, el dinero de la gente, por decirlo de alguna manera, los depósitos en dólares. Ese número el Banco Central está negativo. Pero si tomamos las reservas netas brutas, es decir, los dólares que tiene el Banco Central disponibles, líquidos, incluyendo los depósitos del público, hoy el Banco Central tiene 6000 millones de dólares disponibles. Esto significa que en esta situación, sobre todo con una dinámica que obliga al Central a deshacerse por día aproximadamente de 100 millones de dólares, el Gobierno no llega a las primarias. No llega al 13 de agosto. Es decir, estamos hablando de un drama político de gran dimensión.
Además, el 31 de este mes vence la ventana que se abrió para el denominado dólar soja, y va a haber una negociación con el campo, que no va a ser formal. Pero el sector va a pedir un número que los expertos sitúan en un dólar de 400 pesos.
Esto vuelve crucial para la política argentina y la vida del Gobierno, la negociación con el Fondo Monetario Internacional. El Frente de Todos, su interna, la perspectiva electoral y la perspectiva gubernamental depende hoy de dos mujeres: Cristina Kirchner, obviamente, y Kristalina Georgieva. Georgieva está en un dilema porque, si colapsa en serio la economía argentina por falta de dólares, y si el Fondo no le tira un salvavidas a la Argentina, en esta crisis también queda atrapado el Fondo. Ahora, si se lo tira, hay que ver para qué se lo tira, con qué condiciones y sobre eso hay todo un debate dentro del Fondo Monetario Internacional. Esto quiere decir que estamos ante un problema para el país, sobre todo para el Gobierno y para el oficialismo, y también es un problema para el Fondo.
Georgieva no manda como una reina dentro del Fondo. Tiene que conciliar sus posiciones con el directorio que está compuesto de muchos países, pero sobre todo de tres que son decisivos: Estados Unidos, Japón y Alemania. Y no hay una posición unánime hasta ahora.
Georgieva y el tesoro de los Estados Unidos, a cargo de Janet Yellen, estarían dispuestos a darle a la Argentina los dólares que el Fondo necesita que la Argentina le devuelva. Es decir, hacer un desembolso adelantado de lo que tendría que girar desde aquí a fin de año, alrededor de unos 10.000 millones de dólares. Es la plata que el Fondo necesita darle a la Argentina para que que el país no entre en default con el Fondo, o sea, un mero asiento contable, que lo dejaría el Gobierno -centralmente a Massa- sin ninguna posibilidad de intervenir en el mercado de cambios o de mostrarle al mercado de cambios que tiene más espaldas que esos 6000 millones de dólares de reservas brutas. Si se gasta eso se está usando abiertamente los depósitos del público con lo que eso significa. Entonces se está discutiendo si además de esos 10.000 millones de dólares, se le dan 4000 millones de dólares más a la Argentina.
Dentro del programa vigente, eso está prohibido. El programa en el que está la Argentina con el Fondo, no admite una adición de dólares, más allá que estos 10.000 millones de acá hasta fin de año que son los que la Argentina le debe devolver al Fondo. Por lo tanto habría que hacer una triquiñuela que consistiría en imaginar que a partir del próximo gobierno, el año que viene, la Argentina entra en otro programa, e imaginar que ese programa contempla más dólares de los que tiene el actual para desembolsar en la Argentina. Entonces se tomarían prestados de ese programa hipotético 4000 millones de dólares que serían aplicados este año. Este gobierno se estaría financiando con fondos del próximo gobierno. Y el FMI lo admite. Es un problema político que va a generar discusión.
Paralelamente, la Argentina está buscando incrementar las reservas que pueden venir del swap con China, utilizando más yuanes en las operaciones de comercio exterior de los que se utilizan ahora. Hay mucha fantasía respecto de esto. Primero porque se está anunciando permanentemente la disponibilidad de yuanes y cuando uno mira la letra chica, sde trata todo el tiempo de la repetición del mismo anuncio. Hasta ahora no se ha logrado algo que incremente realmente la disponibilidad de reservas por parte del Banco Central.
Por otra parte, a esta altura del año ya todas las operaciones de comercio exterior que se plantean con China, y con muchos países de Asia, están cifradas y facturadas en dólares. Los que entienden del tema dicen que es bastante complejo volver a facturar todo en yuanes. Un problema adicional es que esos yuanes de este swap con China hay que devolverlos y para devolver los yuanes hay que comprar los yuanes y para comprar los yuanes hay que tener dólares. Por lo tanto también en este terreno el gobierno estaría hipotecando en alguna medida al que viene.
Un dato que no siempre se comenta es que para que haya una aprobación de una ampliación del swap de monedas, China requiere que esté cerrado el acuerdo con el Fondo, es decir, también depende de las negociaciones de Georgieva, sobre todo con Japón y Alemania para conseguir que le aprueben estos 4.000 millones de dólares adicionales. Esto se está discutiendo ahora. No hay una solución definitiva. Sí hay gestiones del Gobierno argentino, y enfáticamente del Gobierno brasileño. Sabemos que Alberto Fernández fue a pedirle plata a Lula, pero Lula lo devolvió con cariño, pero sin plata. Y ahora está haciendo demostraciones de cariño. Por ejemplo, el presidente de Brasil estuvo este fin de semana en Hiroshima para la reunión del G7. Dicho sea de paso, le fue bastante mal en su relación con Volodomir Zelensky, que se hizo presente en la cumbre y no quiso atender a Lula. Debemos recordar que Lula pretende ser mediador en esa guerra. Pero los ucranianos lo identifican con los intereses de Rusia.
En esas conversaciones que mantuvo Lula con distintos actores de la política internacional que estaban en Hiroshima, habló con Georgieva, con Biden, y se comprometió a enviar a su Ministro de Hacienda a China, Fernando Haddad, también para hablar a favor de la Argentina y conseguir que el país tenga algún alivio.
Mientras tanto, la única opción que le queda al Gobierno es políticamente insoportable, que es, para evitar una devaluación, que se descontrole la política de cambio, hay que estrangular las importaciones. Y en ese estrangulamiento de las importaciones, que implica más y más recesión, la política oficial es bastante errática. Según un tuit del economista Nicolás Gadano se aprobó el cupo “Chiqui Tapia” el 18 de mayo. Son 50 millones de dólares de importación de todo tipo de productos para el mundial sub-20, libres de aranceles, impuestos y tasas. Bueno, habrá que hacerse amigo del “Chiqui” Tapia. Los productores que necesitan máquinas o necesitan insumos para producir, acá tienen un camino a seguir.
Es todo un tema la relación entre el Gobierno y la AFA, pero sobre todo la relación entre Massa y la AFA, que ha dado muchísimo que hablar inclusive hasta en los negocios de ventas de entradas para grandes partidos.
El problema central para el oficialismo es cómo sobre este panorama se arma una oferta electoral. Ese es el drama del Frente de Todos. Porque es imposible encontrar una ingeniería electoral que disimule o compense una crisis de esta naturaleza y de esta dimensión.
Cristina Kirchner va a ser la figura central del acto del 25 de mayo. Ella quiere conservar la centralidad dentro del Frente de Todos, y por eso decidió que el acto se haga en la Plaza de Mayo, y le dijo que no a un acto en el Obelisco. Pensó: “Voy a ser yo la figura central del acto, voy a hablar”. Cabe recordar que no habla en la Plaza de Mayo como única oradora desde el 9 de diciembre de 2015, que fue aquel acto en la víspera de su abandono del gobierno, cuando le dejó el gobierno pero no le traspasó el bastón a Mauricio Macri.
Todo en ella es minuciosamente planeado en términos simbólicos. Va a poner un palco delante del monumento al General Belgrano, que siempre fue su prócer preferido, y lejos de la Casa Rosada, para que se entienda que es un acto que no tiene que ver con la Casa Rosada y sobre todo con quien vive adentro de la Casa Rosada. Va a hablar desde ahí sin producir demasiadas novedades en términos concretos. Es decir, que quién esté esperando que bendiga a un candidato ese día como bendijo a Alberto Fernández el 18 de mayo del 2019 a través de un tuit, debe saber que es difícil que eso suceda.
Alberto Fernández invitó, a través de un tuit, a ese acto al que él no está invitado. Es rarísimo que alguien invite a una fiesta de la que no va a participar. Los que van invitados por Alberto lo van a buscar a Alberto y él no va a estar. Además, ofendió bastante a Cristina porque dijo: “Vamos a recordar los 20 años de la llegada de Néstor al poder y hemos invitado a su compañera de la vida”. Es decir, ella habla -según la lógica del Presidente– en ese acto al que él no fue invitado, en calidad de viuda de Néstor Kirchner, no de jefa de la coalición a la que pertenece el mismo Alberto. Imagínense cómo cae esto en la presidencia del Senado, o en el Instituto Patria, que son las sedes de Cristina Kirchner. O sea, las relaciones ahí peor no pueden estar. Grave problema: cómo hacer una campaña como la que está pensando el Frente de Todos casi en contra de su propio gobierno. No sé si esto tiene alguna salida en los manuales de ciencia política.
Mientras tanto, Cristina Kirchner seguramente va a reservarse la posibilidad de bendecir a alguien por varias razones. Primero, porque queda pendiente una larga negociación dentro del peronismo para consolidar un candidato. Además, porque el día que ella diga el candidato es fulano, esa centralidad que ella quiere conservar, la va a relativamente a perder, algo parecido a cuando Macri dijo no voy a ser candidato. Quedó en un costado de la escena de Juntos por el Cambio. Lo que no quiere decir que Macri no esté operando todos los días en esa escena. A ella le podría pasar lo mismo.
Cristina está ante un rompecabezas bastante endiablado, como el armando el Yenga del PJ, del Frente de Todos, con el riesgo de que se le caiga la estructura de toda la torre. ¿Por qué? Porque primero está el problema económico. Pareciera que a 20 años de la llegada del kirchnerismo al poder, le toca ahora hacerse cargo del derrumbe de una estructura económica que armó el propio kirchnerismo sobre la base de una gran fiesta de consumo que generó niveles de inflación intolerables, y de una construcción de un Estado elefantiásico que ahora es muy difícil ajustar. Le está tocando a la propia Cristina, 20 años después, asistir al derrumbe de esa arquitectura armada a partir de 2003.
La centralidad implica también la responsabilidad del destino electoral de esta fuerza, es decir, Cristina Kirchner pretende un lugar que la obliga a llevar al peronismo a la victoria o por lo menos evitar una catástrofe que sería, por ejemplo, salir tercero. Es un reto delicado, sobre todo porque ya empieza a descongelarse el discurso dentro del propio kirchnerismo respecto de la conducción de Cristina.
Este domingo, hubo una entrevista a Julio De Vido en “El Método Rebord”, un programa que se emite por YouTube conducido por Tomás Rebord. De Vido contó su historia dentro de la cárcel, pero a su vez evaluó la situación del kirchnerismo. De Vido, a diferencia de Alberto Fernández, tiene pergaminos como para que nadie le discuta su rol de compañero e intérprete de Néstor Kirchner. En esa entrevista, dice algo lapidario: el principal error de Néstor Kirchner fue haber dejado a Cristina al frente del poder. De Vido afirma que ya hubo un gobierno de Cristina y Alberto y que los tuvo que rescatar Néstor. Fue el gobierno de Cristina y Alberto en los primeros meses del año 2008, cuando Cristina asumió el poder. En esa escena, según De Vido, Cristina y Alberto relegaron a Néstor en medio del conflicto con el campo, lo trajeron a Lousteau, emitieron la resolución 125 y produjeron un desastre que los llevó a la derrota del 2009.
Esta es la gente que está gobernando hoy. Es la tesis de De Vido desde su rol de amigo de Néstor Kirchner desplazado por Cristina. Hay que recordar que De Vido estuvo preso y Cristina no lo fue a visitar siquiera en una oportunidad, ni se sabe tampoco de ninguna carta que le haya enviado como para sostenerlo. Quiere decir que ya empiezan a escucharse voces que se están preguntando si este experimento montado en el año 2019, tan extraño en cuanto a su configuración de poder, puede llevar al oficialismo a una victoria este año. Y ahí se abre el dilema de las candidaturas. La idea de que habrá que armar alguna ingeniería que le permita al Frente de Todos conservar algo de poder, previendo una derrota a nivel nacional. Con un eje central, conservar la provincia de Buenos Aires para desde ese distrito abastecer la propia estructura y enfrentar al próximo gobierno.
Cristina Kirchner todavía no se pronunció sobre quién es el candidato que ella prefiere y al que ella pretende bendecir, pero en su entrevista con Pablo Duggan de la semana pasada, dijo algo que mucha gente que la interpreta con una lupa entiende que benefició a alguien. Dijo que el candidato debe ser un hijo de la generación diezmada. Y todos miraron a Wado de Pedro, hijo de desaparecidos.
Wado de Pedro está consiguiendo algunas adhesiones importantes, por eso es verosímil la idea. Daría la impresión de que en la lista de candidatos más competitivos que dependen del dedo de Cristina, Wado De Pedro está primero en la lista. Hay quienes ya apostaron a De Pedro. Por ejemplo Luis Barrionuevo, pero no a título personal, sino que el gremio de gastronómicos se pronunció formalmente acerca de la candidatura de Wado de Pedro, la Unión Obrera Metalúrgica también.
A mucha gente le resulta inconcebible ver esta convergencia entre Barrionuevo y La Cámpora. Muchos otros gremios están buscando el teléfono de De Pedro. En el caso de Barrionuevo, este tiene una relación con De Pedro desde hace más o menos tres años, que produjo en este contexto reacciones, como por ejemplo los tweets de Alicia Castro, o las declaraciones del abogado de Cristina Kirchner, José Manuel Ubeira, despotricando contra esta convergencia con Barrionuevo a quien la vicepresidenta quiso y no lo logró por un voto que le faltaron, en su momento, expulsar del Senado cuando era senador.
La misma Cristina nos da la respuesta de por qué esto puede pasar, porque en la entrevista con Duggan dijo que los insultos, las agresiones, los agravios en política prescriben a los seis meses. De aquellos agravios con Barrionuevo pasaron muchos más de seis meses, probablemente 15 años.
El otro hecho importante de los últimos días se produjo el lunes, y es la foto de la reunión de intendentes del conurbano bonaerense, primera y tercera sección electoral, con Máximo Kirchner, presidente del PJ, y Wado de Pedro en el centro del grupo. Esta reunión tampoco se hizo espontáneamente sino que se logra después de un trabajo político de persuasión sobre estos intendentes. Se realizó en Quilmes, el lugar de Mayra Mendoza, es decir, La Cámpora.
Hay una presencia interesante, probablemente anodina si uno sabe mirar la foto: Julio Zamora.
Zamora, el intendente de Tigre, es probablemente el mayor enemigo de Sergio Massa. Para saberlo hay que mirar cómo Massa no pisa Tigre, lo rodea entregando cosas en los municipios vecinos, sobre todo en San Fernando.
Si uno mira esto, dice, bueno, De Pedro ya es el candidato de Cristina. Sin embargo, la excusa para armar esta foto es que están organizando el acto del 25 de mayo con el Ministro del Interior. La otra pregunta que hay que hacerse no es por la presencia de Zamora, sino dónde está Kicillof en la foto. Un gracioso me dijo que él era quien sacaba la foto, porque Kicillof, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, no está.
Hay quienes especulan con que Cristina está atascada en un método ensayo-error mirando cómo retiene mejor la provincia de Buenos Aires. Pero ¿Cómo se retiene la Provincia de Buenos Aires? Ahí es donde se plantean alternativas. Si no conviene más llevarlo a Kicillof como candidato a presidente, que retiene todos los votos de Cristina y a De Pedro como candidato a gobernador. Hoy por hoy, la hipótesis más probable es que De Pedro sea el candidato a presidente bendecido por Cristina.
Ahora, si es De Pedro el candidato, acompañado por Zamora ¿qué hacemos con Massa? ¿Cómo se lo retiene a Massa? ¿Qué pasa si Massa da un portazo? ¿Alcanza con darle la vicegobernación bonaerense a Malena Galmarini? ¿Ya terminó el proyecto Massa candidato a presidente? Hay quienes dicen que sí. Cómo no va a terminar si él es candidato del Frente Renovador, no se puede humillar al peronismo poniéndole un candidato de otro partido. Pero ahí hay un problema, por algo que retuiteó en su momento Malena Galmarini cuando suscribió una afirmación que era la siguiente, “Massa se queda hasta el final porque el final llega el día que Massa se va”.
En alguna medida la dificultad que tiene Cristina Kirchner para blanquear una candidatura de Pedro o de Kicillof, es qué hacer con Massa, cuál va a ser el tratamiento terapéutico que le van a dar a Massa para contenerlo.
Hay otra pregunta, el PJ en esta situación, que Cristina construyó con un pésimo gobierno como fue el de Alberto Fernández, ¿sigue dando crédito a ella como para que el candidato a Presidente y el candidato a gobernador de la principal provincia sean de La Cámpora? ¿O tiene que buscar algún tipo de relación con los gobernadores? De Pedro la viene buscando por sí mismo, viene tejiendo relaciones con los gobernadores. Entre las especulaciones se menciona la posibilidad de una fórmula entre De Pedro y Claudia Ledesma, la Presidenta Provisional del Senado, que está al lado de Cristina todo el tiempo, esposa del gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora.
De la infinita lista de dilemas, hay uno último que vale la pena mencionar: ¿conviene o no hacer una PASO? Acá es donde aparece la figura de Daniel Scioli que daría la impresión de que está dispuesto a enfrentar a Cristina. La pregunta es, ¿qué haría el Frente de Todos el día en que, por ejemplo, Juntos por el Cambio realiza su interna y moviliza a su gente? ¿Alcanza con un candidato como De Pedro, Scioli, Massa o Kicillof para retener la variedad de adhesiones o los distintos tipos de electores en los que se sostiene esta coalición? Dicho de otro modo: ¿si la vicepresidenta bendice un solo candidato, parte de ese electorado se va? ¿Cómo hace para tener desmovilizado al frente que gobierna cuando está movilizada la oposición ese domingo? Bueno, la respuesta sería que se haga una interna. Ahora, la noche de las PASO, al final de la interna, puede aparecer una presentación en donde el primer candidato más votado sea Millei, mientras que el segundo y el tercer candidato más votado sean los dos de Juntos por el Cambio, Larreta o Bullrich. Y el candidato del peronismo salga cuarto. Entonces, ¿cómo se le explica a la gente que esto es una presentación de ficción porque después hay que sumar los votos? ¿Hasta dónde se pueden dividir las candidaturas del peronismo haciendo que por la misma fragmentación salga muy atrás en el resultado y quede como que ya perdió? No hay ingeniería electoral para resolver los problemas de la escasez de votos.
Machiavelo decía que el éxito político se basa en dos condiciones: el saber hacer, la pericia, que los florentinos de aquella época llamaban virtú (sin “d”) y la fortuna, la suerte. ¿Qué es la suerte? No es la de los astros, no es la del número que sale en la ruleta, es la afinidad con el proceso para entender el timing, el tiempo, la oportunidad.
Uno de los grandes desafíos de cualquier líder político es entender el contexto que cambia y poder interpretarlo y adaptarse a ese contexto. Hoy el gran problema del kirchnerismo es la rigidez conceptual de Cristina Kirchner para entender los cambios de la economía y también de la vida social. Al que quiere entender algo de esto, le vendría muy bien que lea una entrevista que le hizo Luciana Vázquez al antropólogo Pablo Semán en LA NACION. De las muchas cosas que dice Semán ahí, que es un tipo formado en la izquierda, plantea dos muy interesantes para entender todo este problema del que estuvimos hablando. Semán dice que el Estado hace una mímica en la que parece resolver los problemas pero no los resuelve. Y la gente le sacó la ficha, lo desenmascaró. Un estatismo con un Estado quebrado. La segunda afirmación importante de esa entrevista es que “el kirchnerismo tiene el complejo de la secta grande, creen que son más de lo que son y en realidad son muchos menos, pero de ninguna manera son mayoría” Hay un desajuste entre el discurso y la realidad, la práctica y el consenso.
Habrá que ver si Cristina puede resolver estos problemas, con el rompecabezas, con el yenga que está armando, tratando de que una ingeniería electoral, la compense por los grandes errores que ella misma cometió.