El kirchnerismo y la Casa Rosada cierran filas detrás de Massa por temor a una “catástrofe” económica

“Hay que ver si lo convencemos de hablar”, comentaba un colaborador de La Cámpora en Libertador y La Pampa, bajo el sol del mediodía del viernes, cuando marchaba con la organización hacia Plaza de Mayo. Se refería a Máximo Kirchner. El diputado suele ser selectivo a la hora de abrirse frente al micrófono, pero la semana venía con una sensibilidad extra: todo el Gobierno, desde su propia organización hasta la Casa Rosada, estaba haciendo un ejercicio evidente por cerrar filas detrás de Sergio Massa y el anuncio de canje forzoso de bonos en dólares de la Anses. Finalmente el líder camporista habló.

“Nosotros estamos más interesados en rescatar a la gente que a los bancos”, soltó Kirchner, mientras criticaba al FMI. Pareció también un mensaje de coyuntura, con la oposición tildando a la medida de Massa de “estafa” a los jubilados y de “negocio” para el sector financiero. El diputado, sin embargo, no cruzó al ministro de Economía ni fustigó la medida. Todo el resto de los actores del oficialismo se ocuparon de defender a la gestión de Massa.

Desde la Anses, la parte más involucrada, dijeron: “Estamos acompañando la operatoria, entendemos beneficiosa para el Fondo de Garantía de Sustentabilidad”. Desde esas dependencias, que conduce la camporista Fernanda Raverta, también dejaron trascender un punteo de presuntos beneficios que aparejaría la compra de un bono dual por parte del organismo, en un libreto totalmente sintonizado con el Palacio de Hacienda.

La actitud que tomó la alta dirigencia kirchnerista se explica porque el ministro de Economía conversó previamente sobre la medida con Cristina Kirchner, que le prestó conformidad. “Sí, ella estaba al tanto”, aseguró un alto funcionario de la Casa Rosada. Un funcionario muy cercano a Massa en la diaria aportó: “Cristina quizás podrá criticar más adelante la medida, lo que no podrá decir es que no sabía”.

“Sería catastrófico”

Durante la movilización del Día de la Memoria, las principales figuras del kirchnerismo se ocuparon de sostener a Massa. “Es una medida hija de las circunstancias, parte de la presión del FMI y de la amenaza devaluatoria que sería catastrófica”, dijo, llano, Andrés “Cuervo” Larroque a LA NACION.

El funcionario bonaerense camporista, que tiene línea directa con la vice, exhibió el nivel de alarma que hubo esta semana en todas las terminales del oficialismo. Por primera vez quedó en claro que el blindaje sobre Massa respondía más a una preocupación profunda por sostener el Gobierno que por una especulación electoral o para tener al ministro vigente como candidato presidencial.

“¿Cómo no vamos a bancar al tipo que está levantando el muerto de (Martín) Guzmán, Alberto y el FMI? Si nosotros no lo bancamos ¿Qué pasa al día siguiente? Se va a la mierda el Gobierno”, dijo a LA NACION una importante referente kirchnerista de buena llegada a Máximo Kirchner. “¿Massa candidato?, no creo”, opinó.

En el campamento massista también reconocen que la situación es crítica. “A la crisis por la definición electoral se le adelantó una emergencia económica y cambiaron las prioridades”, describió un funcionario de mucha cercanía a Massa. Y aseguró: “Sergio está preocupado porque entiende que sin estabilización económica no solo no hay oferta electoral del peronismo: no hay país”.

Días de vértigo y enojos

El ministro zurció la medida con sus socios políticos y esta semana aceleró los movimientos. Antes del anuncio, una noche se reunió con su equipo en el quincho de su casa en Tigre y otra estuvo pegado al teléfono hasta entrada la madrugada.

“Las medidas Massa las venía trabajando con su equipo hace tiempo, y las había conversado con Alberto y Cristina. Estaba enojado porque había rumores de que lo que se venía era un desdoblamiento cambiario y estaba trabajando en esto otro”, detalló un funcionario al tanto de las conversaciones de la cúpula.

Massa no quiere ni una mínima fisura en el blindaje de su gestión. Reacciona rápidamente apenas aparecen voces que cuestionan su manejo de la botonera. El ministro reporta sus movimientos únicamente con el Presidente y la vice.

Eso explica, en parte, la escena que le hizo a Fernández el domingo pasado, cuando volvió anticipadamente de su viaje a Panamá. El líder del Frente Renovador le cuestionó al Presidente por presuntos dichos en off de funcionarios “albertistas” que lo erosionaban, alertaban por el estancamiento de la economía y ponían en duda su potencia electoral. “Hay mucha gente imprudente que dice pavadas. Sergio le dijo a Alberto que tiene que conducirlos”, reveló un funcionario al tanto del entredicho.

El efecto fue claro: toda la línea de la Casa Rosada se cuidó en los últimos días de respaldar la medida del canje forzoso de bonos en las empresas públicas. “Está claro que Massa está en control de la botonera de la economía. Más allá de los indicadores, se muestra en control. No podemos tener alternativa electoral si no estabilizamos”, dijo el jueves a la nacion un alto funcionario de la Casa Rosada.

El Gobierno buscó cerrar el episodio con la foto que Massa y Fernández tuvieron juntos en Mendoza, en el acto por el regreso del tren a Palmira. En rigor, el ministro tenía en agenda ese evento hace mucho tiempo: los funcionarios involucrados, el ministro de Transporte Diego Giuliano, y el titular de Trenes Argentinos, Martín Marinucci, responden al Frente Renovador.

El próximo miércoles, Massa se sumaría a las reuniones del Presidente en la Casa Blanca. Cerca suyo querían que se subiera al viaje. Aunque insiste en decir que su función es “incompatible” con una candidatura, el tigrense todavía abraza el sueño presidencial y su tropa se prepara para una campaña.

Al ministro de Economía, además, lo irrita que el Presidente deje caminar a Daniel Scioli -su archirrival en la política- como candidato. “Tiene que estar trabajando en la embajada de Brasil en esta crisis, no haciendo campaña”, soltaron cerca del tigrense.

Nadie sabe si la “estabilización de la economía”, nueva promesa de Massa, le alcanzará para que Cristina Kirchner lo habilite como candidato. Ella es la única que puede inclinar la balanza. Un importante ministro reconoció: “Si en diciembre Sergio era el candidato cantado en todas las conversaciones, hoy ya no se escucha tanto”.

Fuente: La Nación. Ver nota completa.

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