El hacker que espío a D’Alessandro repitió su confesión, pero no aportó nombres de quienes ordenaron la operación

Cinco meses y medio después de su primera declaración en los tribunales de Comodoro Py, Elías Ezequiel Nuñes Pinheiro volvió al fuero federal. Pero esta vez ya no como testigo, sino como hacker confeso de los teléfonos móviles del entonces ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, y de varios jueces en la mira del kirchnerismo.

Esta vez, sin embargo, Nuñez Pinheiro no deparó sorpresas. Reafirmó lo que ya había declarado ante la Justicia porteña, cuando admitió haber sido quien tomó el control de esos y otros celulares, y aportó detalles sobre la operatoria, pero no supo –o calló– los nombres de quienes le dieron la orden y le pagaron con criptomonedas. Es decir, los autores intelectuales del espionaje ilegal.

Como hace casi seis meses, Nuñez Pinheiro declaró ante el fiscal federal Federico Delgado, quien quedó a cargo de la investigación por delegación de la jueza María Servini, quien había dispuesto el archivo de su investigación, pero ordenó reabrirla ante las novedades que surgieron en el fuero porteño, donde tramitaba otra investigación por contravenciones.

Ese segundo expediente quedó en manos de la titular de la Unidad Especializada en Delitos y Contravenciones Informáticas del Ministerio Público porteño, Daniela Dupuy, quien logró seguir ciertos rastros electrónicos del espionaje ilegal hasta la localidad misionera de Eldorado, donde solicitó allanamientos y secuestros o copias de numerosos dispositivos electrónicos.

Admisión

Citado a declarar ante la fiscal Dupuy, Nuñez Pinheiro, de 22 años, dio la sorpresa. Admitió haber sido él quien había tomado el control del móvil de D’Alessandro y de otros teléfonos, pidió medidas de protección y solicitó ingresar al régimen del “arrepentido”. Pero tanto en el fuero porteño como ahora en los tribunales federales, dijo ignorar los nombres de quienes lo contrataron y le pagaron.

En esa línea, el aparente hacker confeso sólo detalló que avanzó contra el teléfono del entonces ministro de Seguridad porteño a pedido de un usuario de la red Telegram al que identificó como “ElJuanxd”, quien continúa en las sombras. También adujo que su familia nada tiene que ver con lo ocurrido y que él prendió fuego su teléfono para destruirlo cuando la Justicia comenzó a acercársele demasiado y que arrojó sus restos al río Paraná.

Nuñes Pinheiro aportó un dato adicional. Dijo que quienes lo contrataron le indicaron que debía buscar datos sobre D’Alessandro en el sistema Nosis creando un perfil falso a nombre de Nicanor Moreno Crotto, quien trabajó para Marcos Peña, en la Jefatura de Gabinete, durante la presidencia de Mauricio Macri. Pero continúa siendo una incógnita por qué le ordenaron utilizar ese nombre. ¿Acaso para sembrar pistas falsas y culpar a una interna dentro del PRO?

Para los investigadores, en tanto, Nuñes Pinheiro se dedicaría de manera habitual a la intrusión ilegal de teléfonos móviles, según reconstruyó LA NACION. Solo durante 2022 habría avanzado contra decenas de esos dispositivos, beneficiado por las fallas de seguridad que registran las empresas de telefonía, y que tanto la jueza Servini como el fiscal Delgado urgieron a modificar en estas mismas actuaciones.

Temeroso de quedar detenido, Nuñez Pinheiro se mueve entre Eldorado –donde la Policía misionera colocó una custodia frente a su casa– y Buenos Aires, con el apoyo de dos abogados –Sebastián Noguera y Marcos Kapko–, aunque evita alojarse en la ciudad cada vez que debe presentarse a declarar. Se instala en un departamento de alquiler temporario en la zona sur del Conurbano.

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