Cristina Kirchner ubicó en el escenario, bien cerca suyo, a los potencias candidatos presidenciales del Frente de Todos. Estaban allí Eduardo de Pedro, Axel Kicillof, Sergio Massa y Juan Grabois. En medio de la reivindicación de los logros kirchneristas, y de los cánticos de La Cámpora, se lo vio a Massa aplaudir a la vicepresidenta, quien en un tramo de su discurso hasta concidicionó la negociación que tiene en curso con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El acto del 25 de mayo escenificó la alianza de Cristina con Massa, el líder del Frente Renovador que entre 2013 y 2015 se animó a desafiarla con un eslogan anticorrupción y en contra de la perpetuidad en el poder. “Hay que terminar con el ´vamos por todo´”, decía el hoy ministro de Economía y socio del kirchnerismo en el Frente de Todos.
Durante la campaña electoral de 2015, en el estadio de Vélez, Massa apuntó contra la militancia kirchnerista. “Voy a meter presos a los corruptos y barrer a los ñoquis de La Cámpora”, dijo el 1° de mayo de ese año. El blanco de sus críticas de entonces son hoy sus aliados. Incluso, es probable que Máximo Kirchner integre la comitiva de diputados que lo acompañará el domingo a la noche a China, en un viaje destinado a conseguir una ayuda para transitar la crisis y llegar más aliviado a las elecciones primarias de agosto. Cristina Kirchner le reconoció a su hijo Máximo el acercamiento y la reconciliación con Massa.
La vicepresidenta rescató la gestión de Massa la semana pasada, cuando en una entrevista en C5N dijo que “agarró una papa caliente” y valoró su manejo de la crisis económica, con una inflación anual proyectada por encima de los 100 puntos. En esa misma aparición televisiva, Cristina Kirchner dijo que en política los enojos le duran “seis meses”. Transcurrió mucho más tiempo de las duras críticas de Massa.