WASHINGTON.- En medio de la corrida cambiaria y un clima de creciente incertidumbre en la Argentina, el Fondo Monetario Internacional reiteró que sigue trabajando con el Gobierno para “fortalecer el programa económico” y las discusiones “avanzan de manera constructiva”.
“El staff técnico continúa trabajando con las autoridades argentinas para fortalecer el programa económico acordado con el país en el contexto de la sequía muy severa. Los intercambios entre las autoridades y el equipo del FMI avanzan de manera constructiva”, indicó un portavoz del FMI.
El mensaje, coordinado con el Ministerio de Economía, fue difundido unos minutos después de que el jefe del Palacio de Hacienda, Sergio Massa, publicara un hilo de tuits en el que por primera vez reconoció públicamente una rediscusión del programa con el FMI, y habló de seguir con “el acuerdo de desembolso con el FI para fortalecer las reservas que por el impacto de la sequía se vieron perjudicadas”.
Esta semana, una misión de Economía liderada por el jefe de asesores, Leonardo Madcur, descenderá en Washington para seguir con las negociaciones cara a cara con el staff del FMI. El objetivo principal, que nadie del Gobierno lo ha dicho aún en público, es lograr que el Fondo adelante los desembolsos que restan este año a junio, para conseguir un atisbo de estabilidad en el dólar antes de las elecciones presidenciales. Pero en Estados Unidos dudan que el Fondo vaya a aceptar eso en las condiciones actuales.
El acuerdo con el Fondo prevé tres desembolsos más este año, en junio, septiembre y diciembre, por alrededor de 10.000 millones de dólares. El Gobierno ha dejado trascender que aspira a que el Fondo gire ese dinero en junio, en plena campaña electoral.
Aun con el inquebrantable respaldo de la Casa Blanca, economistas, exfuncionarios del Fondo y analistas de Wall Street creen que es difícil que el Gobierno logre convencer al Fondo de ampliar la ayuda al país. O, al menos, creen que el Fondo probablemente despliegue una lista de condiciones a cambio, entre las que sobresalen tres: un mayor ajuste fiscal, un ordenamiento cambiario –léase, una devaluación del dólar oficial, ya sea frontal o encubierta, tal como ha venido haciendo el Gobierno–, y un acuerdo político que incluya a la oposición, incluido Javier Milei.
Lejos de ese acuerdo político, el Gobierno acusó a la oposición de hacer gestiones ante el FMI para evitar un adelanto de los desembolsos, una versión que el Fondo no confirmó y la oposición negó, exigiéndole a su vez al Gobierno que se haga cargo de la crisis y gobierne.