La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) desclasificó una serie de archivos con detalles inéditos sobre un complot en 1980 para asesinar a la reina Isabel II durante un viaje a Estados Unidos. Los documentos fueron subidos al sitio web del FBI tras ser solicitados por medios de comunicación locales.
En medio de un aumento de las tensiones en Irlanda del Norte, donde católicos y protestantes se enfrentaban entre sí por posiciones contrapuestas sobre la relación que el país mantenía con la corona, la monarca británica decidió visitar el estado de California junto al príncipe Felipe. El viaje tuvo lugar el 24 de febrero de 1983, consignó BBC.
Unos 20 días antes de que tuviera lugar la visita, un oficial que frecuentaba un pub irlandés en San Francisco -ubicado en en el norte de California- advirtió a integrantes del FBI sobre la posibilidad de un intento de magnicidio contra la reina -en ese entonces de 57 años- a manos de un hombre de origen norirlandés.
Según contó entonces, estaba vestido de civil cuando tomó contacto con el potencial atacante y supo de su plan. Dijo que el sujeto buscaba “venganza por su hija que había sido asesinada en Irlanda del Norte”. “En principio, él quería dañar a la reina Isabel. Y lo iba a hacer lanzando un objeto contundente desde el puente Golden Gate al Royal Yacht Britannia cuando ella pasara por debajo. Luego, intentaría matarla durante su recorrida por el Parque Nacional Yosemite”, se lee en los archivos.
El individuo -presumen desde el FBI- formaba parte del Ejército Republicano Irlandés Provisional o IRA, un grupo paramilitar que por entonces buscaba la separación de Irlanda del Norte del Reino Unido y avanzar hacia la reunificación de Irlanda al comprender un nuevo estado que contendría la isla entera de Irlanda.
Al tomar conocimiento de la amenaza, el Servicio Secreto planeó “cerrar las pasarelas del puente Golden Gate a medida que se acercara el yate”. No está claro qué medidas se tomaron en Yosemite, pero la visita se realizó sin problemas. El FBI procedió también con arrestos sobre los que optó por no hablar.
Amenazas constantes
No se trató del único viaje en suelo norteamericano donde la integridad de la monarca se vio comprometida, señaló el medio británico.
En 1973, la difunta reina estuvo en la ciudad de Nueva York para las celebraciones del Bicentenario de Estados Unidos. Allí, la Oficina Federal de Investigaciones detuvo a un piloto que voló una avioneta sobre Battery Park con un cartel que rezaba “Inglaterra, sal de Irlanda” y sobre quien se pensaba tenía “intenciones temerarias”.
Seis años después -como una especie de mensaje para Isabel II-. su primo segundo Lord Mountbatten fue asesinado a manos del IRA durante un atentado frente a la costa del Condado de Sligo, en la República de Irlanda. En consecuencia, el FBI tomó serios recaudos cuando la soberana fue a Kentucky en 1989.
Un memorando interno mencionaba la posibilidad de “amenazas contra la monarquía británica por parte del Ejército Republicano Irlandés (IRA)” por las que se solicitó “a Boston y Nueva York que permanezcan en alerta ante cualquier movimiento e informen a Louisville -la ciudad más grande de Kentucky-”.
Al ser dueña de caballos de carreras, Isabel II visitaba el estado con frecuencia.
A su vez, en 1991, la reina tenía previsto asistir a un partido de béisbol en Baltimore junto al expresidente George H. Bush. El FBI anticipó en aquella oportunidad que “grupos irlandeses” planeaban protestas en el estadio y que muchos de ellos “habían reservado una gran cantidad de entradas” para asistir al juego y boicotearlo.