Otro hallazgo sorprendente conmocionó al mundo de la ciencia y a los fanáticos del espacio. La revista Nature publicó la pasada semana la imagen de un “sable de luz” que indicaría el nacimiento de una nueva estrella que se encuentra a millones de años luz de distancia de la Tierra. Esta apreciación se logró gracias al poderoso telescopio James Webb de la NASA que se encuentra en órbita.
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Los miembros de la comunidad científica estadounidense describieron al juego de luces como un “sable de Star Wars”, en especial por sus colores y forma distendida en el espacio. Este descubrimiento podría sugerir un indicio “bastante cercano”, aludieron, de lo que fue el comienzo de nuestro Sol y de todo nuestro sistema solar.
A esta protoestrella se la denominó Herbig-Haro 211 (HH 211) y está a más de 1.000 años luz de distancia de nuestro planeta, en lo que se conoce como la constelación Perseo. De momento, el cuerpo celeste es un 8 porciento que nuestro sol y emana constantemente gas y polvo, por lo que este detalle determinó que está en pleno crecimiento. Al producirse el fenómeno, libera destellos de luz y energía que fue captado por la cámara infrarroja de Webb.
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Los llamados “chorros polares”, graficaron una obra de arte con un fondo oscuro por completo. Las imágenes obtenidas ayudaron a conocer de qué está compuesto el gas que emana. Según señaló la NASA, las moléculas que lo forman son de: Monóxido de carbono, monóxido de silicio e hidrógeno molecular.
Asimismo, la agencia espacial estadounidense describió: “La imagen muestra una serie de arcos de choque hacia el sureste (abajo a la izquierda) y al noroeste (arriba a la derecha), así como el estrecho chorro bipolar que los impulsa. Webb revela esta escena con un detalle sin precedentes: aproximadamente de 5 a 10 veces mayor resolución espacial que cualquier imagen anterior de HH 211. Esto concuerda con observaciones a escalas más pequeñas y sugiere que la protoestrella puede ser, de hecho, una estrella binaria no resuelta”.
En tanto, en diálogo con el medio británico Daily Mail, el profesor Tom Ray, del Instituto de Estudios Avanzados de Dublín, se alineó a la información que brindó la NASA y expuso: “Estos rayos se parecen a los sables de luz de Star Wars y brillan con luz procedente de muchos átomos y moléculas diferentes”, a la vez que pronunció: “Las estrellas no son constantes: tienen un principio y un final, como el resto de nosotros; sin embargo, el proceso dura miles de millones de años”.
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Acerca de la importancia de esta imagen, Ray señaló: “La investigación revela que las estrellas más jóvenes parecen emitir haces de moléculas casi puras, al contrario de lo que pensaban antes los astrónomos, y se mueven muy lentamente. Actualmente, es un misterio cómo se producen tales haces sin la adición de átomos e iones”.
El telescopio James Webb le costó a la NASA 10.000 millones de dólares, equivalentes a más de tres billones de pesos argentinos. Es utilizado para observar las primeras galaxias hace más de 13.000 millones de años, exoplanetas, lunas y otros sistemas solares. Su tecnología lo hace único y es 100 veces más potente que su antecesor, el telescopio Hubble, que fue lanzado al espacio en 1990 y ya dejó de funcionar.