Gurús de campaña, especialistas en comunicación política, consultores, politólogos y productores audiovisuales. El dispositivo que intenta inyectarle anabólicos a la figura de Eduardo “Wado” De Pedro para que crezca en las encuestas es cada vez más grande, pese a que todavía no es oficialmente el candidato presidencial de Cristina Kirchner. El ministro del Interior sabe que todo puede cambiar si a último momento su nombre no resulta funcional para la vice. Pero su tarea hoy es instalarse y alistarse para recibir un eventual espaldarazo de ella en los próximos días.
Detrás de Wado ya está encolumnado buena parte del aparato de La Cámpora y del kirchnerismo. Tiene, además, todos los recursos y fondos del ministerio para proyectarse en el país, en su doble faz de funcionario y precandidato. Pero todavía no le alcanza.
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El ministro trabaja a contrarreloj para atraer apoyos por fuera de las fronteras del mundo K. Recibe con beneplácito el padrinazgo del líder gastronómico Luis Barrionuevo –enemigo político histórico de Cristina- y el clamor de la CTA, de Hugo Yasky. Mientras suma fotos con intendentes del conurbano, espera con ansiedad la reunión que los gobernadores peronistas tendrán el próximo miércoles en Buenos Aires, para sondear cuántos de ellos quieren levantarle la mano en sus provincias.
Las aspiraciones de De Pedro por ocupar este lugar son de larga data. Desde hace tiempo intenta cambiar de piel y dejar atrás la etiqueta de La Cámpora para exhibirse como una figura más digerible para el establishment. Su viaje a Israel en abril de 2022 o sus asiduas reuniones con los ejecutivos de compañías globales explican ese proceso.
En su posicionamiento trabaja, desde el día uno, el equipo de comunicación del ministerio del Interior, que fue rebautizado como la “Remisería” de la Casa Rosada. Allí habitan Gustavo Fernández Russo –hombre fuerte de la secretaría de Medios en los años de Cristina Kirchner – y Luciano Peralta, director general de Relaciones Institucionales de la cartera. Con ellos trabajan los periodistas Francisco Basualdo e Ignacio Damiani, colaborador De Pedro a la hora de construir su discurso.
Desde que De Pedro comenzó a asomar como potencial candidato presidencial, buena parte de los cuadros de comunicación de La Cámpora que tuvieron injerencia en los medios públicos durante el kirchnerismo comenzaron a trabajar “part time” para él. En ese grupo orbitan el expresidente de Télam, Fabián “Conu” Rodríguez; el exgerente de Canal 7 y director de Relaciones Institucionales de Aerolíneas Argentinas, Carlos Figueroa; y el exTélam, excanal 7 y actual vicepresidente de Asuntos Corporativos, Comunicaciones y Marketing de YPF, Santiago “Patucho” Álvarez. También Agustín Castañeda, que trabaja en comunicación del Senado e Ignacio Saavedra, amigo de De Pedro e histórico “maestro de ceremonias” de los actos del kirchnerismo. Con todos ellos comenzó a colaborar el periodista y politólogo Tomás Aguerre.
Además están contratados consultores, productores y especialistas en redes sociales de forma externa. Entre ellos, Eduardo Roust, especialista en comunicación política que conoció al dedillo los pasillos del poder como mano derecha de Alberto Fernández y Carlos Ruckauf.
Todos ellos orbitan por el incipiente búnker que el ministro instaló en una casa antigua y remodelada en la calle Estados Unidos al 700. El inmueble por ahora tiene algunas oficinas apenas vestidas con mesas y sillones. Si bien aún no hay demasiado movimiento, De Pedro comenzó a reunirse con su equipo de forma regular, todos los lunes.
La Fundación Gobernar
Los esfuerzos de De Pedro por ahora no se ven en los sondeos de opinión, porque para la mayoría de los encuestados “Wado” es un desconocido. Los encuestadores que desfilan por el ministerio del Interior le dicen que su intención de voto hoy está alrededor de los ocho puntos. La apuesta de su equipo es duplicar ese número con la marca “Wado con Cristina” y provocar el trasvasamiento de votos de la vice. Quieren aprovechar su debilidad para construirlo desde cero, en un recuerdo melancólico de Néstor Kirchner en 2003.
El ministro, de hecho, hace ya varios meses promovió la creación de una fundación para que sostenga su eventual plataforma presidencial. La inscribió con un nombre sugestivo, “Fundación Gobernar”. Según pudo reconstruir LA NACION, la figura legal se creó una semana después del atentado a Cristina Kirchner, en septiembre de 2022 y fue inscripta por el secretario de Interior y mano derecha en el ministerio, José Lepere, con el objetivo de diseñar políticas públicas y prestar asesoramiento a organismos oficiales.
La fundación tiene domicilio en un departamento de Marcelo T. de Alvear al 1600 y se creó con un patrimonio de $600.000 pesos a incrementarse con el aporte de subsidios y donaciones. Su consejo de administración está integrado, además de Lepere, por Marcelo Leiras, ex director de la maestría en Administración y Políticas Públicas de la Universidad de San Andrés y padrino académico de De Pedro. También es autoridad Matías Molle, diputado bonaerense y ex titular del Registro Nacional de Armas (Renar). Oriundo de Mercedes, Molle conduce el Instituto de Políticas Públicas de Seguridad y Justicia (IPPSJ) junto a Josefina Kelly, funcionaria del Ministerio de Mujeres Diversidad y Géneros y pareja del número dos del Ministerio de Justicia, Juan Martín Mena.
Los nombres visibles de la Fundación Gobernar se completan con la economista Cecilia Carmen Fernández Bugna, directora del Banco Nación y cercana a Máximo Kirchner, y con Bárbara Eva Compte, que integró las listas del Frente de Todos en 2021.
“Hijo adoptivo” de Barrionuevo
El respaldo más disonante que hoy tiene De Pedro es el de Barrionuevo. El todopoderoso capataz sindical, que en los 80 apostó por Carlos Menem y lo financió para empujarlo a la Casa Rosada, hoy ensalsa al funcionario camporista y le ofrenda el apoyo del largo listado de líderes gremiales que le responden incondicionalmente. No se trata solo de un clamor por su candidatura. “Lo tiene medio de hijo adoptivo”, dijo a LA NACION un ministro que fue testigo directo del vínculo.
La pregunta que sobrevuela en la política es cómo se forjó esa relación, siendo Barrionuevo uno de los enemigos de Cristina Kirchner desde 2003, cuando ella, siendo senadora, acusó al jefe de los gastronómicos de ser la mano detrás de un ataque a huevazos durante una visita a Catamarca. Los rencores con el kirchnerismo se actualizaron cuando, en 2018, Barrionuevo aseguró que tuvo “cinco meses” dándole asilo al financista Federico Elaskar “hasta que habló” con Jorge Lanata y denunció las maniobras en la “Rosadita”. Por esos años, el líder gastronómico se mostraba cerca de Mauricio Macri.
La explicación que dan propios y ajenos es que De Pedro le extendió una mano importante a Barrionuevo durante la pandemia, cuando la actividad de los gastronómicos y hoteleros estaba paralizada y sin facturación. Lo llamativo es que el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) no pasó por la órbita del Ministerio de Interior. Por algún motivo, Barrionuevo está mucho más agradecido con De Pedro que con el ministro de Turismo, Matías Lammens, que impulsó el PreViaje. Cerca de “Wado” aseguran que durante la pandemia el ministro fue uno de los facilitadores de los viajes de egresados gratis que financió la gestión de Axel Kicillof y que beneficiaron a los hoteles del gastronómico.
En el mundo gremial apuntan a que la reciprocidad de favores es mucho más extensa. Fuentes muy al tanto de la disputa judicial aseguran que el kirchnerismo habría colaborado con Barrionuevo en la causa del fuero laboral en la que logró arrebatarle a su excuñado, Dante Camaño, la seccional de la Capital Federal de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra).
Respecto a los apoyos políticos, De Pedro ya porotea el aval de un puñado de gobernadores. El riojano Ricardo Quintela, que comenzó a sintonizar con el kirchnerismo en los últimos meses, ya lo elogió en público al igual que Raúl Jalil (Catamarca). El mandatario de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, podría ser algo más que un aliado: su esposa, la exgobernadora y presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma Abdala, suena como potencial compañera de fórmula.
Respecto a la provincia de Buenos Aires, Máximo Kirchner le pidió a Martín Insaurralde -su más importante socio bonaerense- que haga caminar a De Pedro por el Gran Buenos Aires, además de activar el tradicional proselitismo del conurbano con pintadas y afiches. El intendente de Lomas de Zamora en uso de licencia ya comenzó a movilizar a los caciques de la primera y tercera sección electoral.
Federico Otermin, titular de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires y hombre de confianza de Insaurralde, además, se posiciona como vocero político de De Pedro. Esta semana dijo que “Wado es un dirigente que piensa soluciones viables a los problemas del país”. Por izquierda, Juan Grabois dice que solo estaría dispuesto a bajar su postulación a presidente si emerge la candidatura del ministro.
Lo que hoy tiene Wado no le alcanza para garantizarle a su jefa política ese “piso” del que habló en C5N para meterse en un ballotage. Sergio Massa, que todavía no está descartado de plano como candidato, arranca con una base más sólida en los sondeos que miran en el Frente de Todos, pese a ser el ministro de Economía de la crisis. Está claro que todos los esfuerzos del ministro serán en vano si no recibe el apoyo explícito más relevante de todos: el de su jefa política.