Guillermo Söhnlein, un emprendedor que cofundó OceanGate Expeditions en 2009 junto al actual director ejecutivo de la empresa, Stockton Rush, el piloto del submarino Titán en la misión que comenzó el domingo y que perdió contacto menos de dos horas después de comenzada la inmersión, pidió mantenerse optimista sobre la supervivencia de los cinco tripulantes.
Cuando pasaron ya las 96 horas que se estimaba duraría el oxígeno en el sumergible que desapareció durante una expedición a los restos del Titanic, Söhnlein mostró optimista dudas sobre la verdadera extensión de ese plazo y llamó a “mantener la esperanza” de encontrar con vida a su amigo –quien está casado con una descendiente de dos de las víctimas del Titanic- y a las otras cuatro personas que viajan a bordo del Titán.
“Hoy será un día crítico en esta misión de búsqueda y rescate, ya que los suministros de soporte vital del submarino comienzan a agotarse”, escribió Söhnlein este jueves en un comunicado que difundió por Facebook. Horas más tarde, la Guardia Costera de Estados Unidos anunció que habían encontrado “restos” materiales en la zona de búsqueda, pero se desconoce hasta el momento si pertenecen al sumergible.
“Estoy seguro de que Stockton y el resto de la tripulación se dieron cuenta hace días de que lo mejor que pueden hacer para asegurar su rescate es extender los límites de esos suministros relajándose lo más posible”, continuó el empresario, quien dejó la empresa en 2013, pero sigue siendo un accionista minoritario.
“Creo firmemente que la ventana de tiempo disponible para su rescate es más larga de lo que la mayoría de la gente piensa”, completó.
Söhnlein animó a la gente a “mantenerse optimista” al recordar un antecedente con final feliz. “En 1972, una operación de rescate similar pudo recuperar a dos pilotos atrapados en un sumergible hundido con solo 72 horas de soporte vital –escribió-. Sigo manteniendo la esperanza para mi amigo y el resto de la tripulación”.
El cofundador de la empresa que organizó la expedición de la que ahora habla todo el mundo pidió que, pese al profundo interés que despierta el caso, la gente debería esperar “hasta que la tripulación regrese para realizar un informe adecuado para especular sobre lo que sucedió”. “Necesitamos darles a los involucrados en el rescate suficiente espacio para concentrarse en su trabajo, y debemos darles privacidad a las familias de la tripulación para que manejen sus emociones a su manera personal”, expresó.
En el texto, Söhnlein repasó su carrera en OceanGate, fundada por él y Stockton en 2009 “con la misión de ‘abrir los océanos’ para toda la humanidad mediante el uso de sumergibles tripulados”.
“Después de desempeñarme como director ejecutivo, líder de la expedición y subpiloto durante las primeras etapas de la empresa, entregué la empresa a Stockton en enero de 2013 y él ha liderado su éxito durante la última década. (…) Nuestras expediciones científicas anuales al Titanic son una creación suya, y le apasiona ayudar a los científicos a recopilar datos sobre el naufragio y preservar su memoria”, escribió, y comentó que habló por última vez con su amigo “un par de semanas antes de la expedición al Titanic de este año”.
Junto con Rush, viajan en el submarino el millonario británico Hamish Harding, presidente de la compañía Action Aviation; el paquistaní Shahzada Dawood, vicepresidente de Engro, y su hijo Suleman; y el experto buceador francés Paul-Henri Nargeolet.
La búsqueda del Titán
El Titán llevaba aire respirable para unas 96 horas cuando zarpó alrededor de las 6 de la mañana del domingo en el Atlántico Norte (hora local), por lo cual esa ventana ya pasó.
Los expertos recalcaron que ese era un cálculo impreciso, y el tiempo podría alargarse si los pasajeros han tomado medidas para conservar el aire. Tampoco se sabe si seguían con vida tras la desaparición del vehículo el domingo por la mañana.
La desaparición del Titán se declaró el domingo por la tarde unos 700 kilómetros al sur de San Juan, Terranova, cuando se dirigía al lugar donde descansa el emblemático crucero hundido hace más de un siglo. OceanGate Expeditions documenta el deterioro del pecio y el ecosistema submarino que ha florecido en el lugar con viajes anuales desde 2021.
Aún había muchos obstáculos: no sólo localizar el sumergible, sino también llegar hasta él con equipo de rescate y llevarlo a la superficie, asumiendo que siguiera intacto. Y todo eso debía ocurrir antes de que se acabara el oxígeno de los pasajeros.
El doctor Rob Larter, geofísico marino del Servicio Antártico Británico, recalcó la dificultad de encontrar algo del tamaño de la nave, que mide unos 6,5 metros de largo y casi 3 metros de alto.
“Estamos hablando de entornos completamente oscuros” en los que un objeto a unos metros puede pasar desapercibido, señaló. “Es una situación de aguja en un pajar a menos que se tenga una ubicación muy precisa”.
La zona norte del Atlántico donde el Titán desapareció es propensa a la niebla y las tormentas, lo que la convierte en un entorno extremadamente difícil para llevar a cabo una misión de búsqueda y rescate, afirmó Donald Murphy, oceanógrafo que trabajó como científico en jefe de la Patrulla Internacional de Hielo de la Guardia Costera.
El capitán Jamie Frederick, del Primer Distrito de la Guardia Costera, dijo el miércoles que las autoridades aún tenían esperanza de salvar a los cinco tripulantes. “Esta es 100% una misión de búsqueda y rescate”, señaló.
Frederick dijo que si bien los sonidos detectados ofrecían la posibilidad de reducir el área de búsqueda, aún no se había determinado su ubicación y fuente exactas.
“Seguimos viendo en casos particularmente complejos que la voluntad de vivir de las personas también debe tomarse en cuenta. Por lo tanto, continuamos buscando y procediendo con los esfuerzos de rescate”, dijo al programa Today de NBC el contralmirante John Mauger, de la Guardia Costera estadounidense, a cargo de la operación.
El reporte resultó alentador para algunos expertos porque a las tripulaciones de submarinos que no pueden comunicarse con la superficie se las enseña a golpear el casco de sus navíos para ser detectados por el sonar.
Al menos 46 personas viajaron con éxito en el sumergible de OceanGate hasta los restos del transatlántico en 2021 y 2022, según cartas de la empresa remitidas a una corte federal de distrito en Norfolk, Virginia, que supervisa los asuntos sobre el pecio.
Con información de la agencia AP