Efecto colateral: la inflación le da impulso a la segunda vida de los celulares

Han pasado 17 años desde que Steve Jobs deslizó el dedo por la pantalla del primer iPhone, y los asistentes a la presentación, boquiabiertos, vieron cómo se abría ante ellos una carrera de innovación entre las marcas para superarse con modelos de smartphones cada vez más revolucionarios. La carrera arrastró con fuerza a los consumidores, sobre los que imperaba la tendencia de querer tener siempre el último grito. Los precios iban subiendo, y la demanda acompañaba. Desde hace un tiempo, no obstante, es difícil ver a simple vista qué hay de nuevo en cada aparato, y la sorpresa ha dado paso a la burla: en septiembre, cuando Apple lanzó su iPhone 14, internet se llenó de memes que sugerían que era prácticamente el mismo que el anterior, pero más caro. Desde hace unos meses, las ventas de celulares nuevos se han estancado, mientras que el negocio de los aparatos de segunda mano y reacondicionados va en aumento.

Los fabricantes han tenido que adaptarse a esta falta del efecto sorpresa, y esto se ha ido viendo en las últimas ediciones del Mobile World Congress: cada vez hay menos presentaciones de dispositivos y, si las marcas llevan aparatos, lo hacen apostando por darle más valor (mejorando las cámaras de foto, o presentando versiones que se doblan) para compensar la reducción del volumen. Esta falta de sorpresa del consumidor se suma a un momento complicado para el sector tecnológico en general: tras vivir un auge de ventas durante la pandemia, empujadas por la digitalización y el ahorro de las familias, el sector ha entrado en una etapa de caída de la demanda que además ha coincidido con la inflación.

La suba de precios en España fue 5,7% el año pasado y, en el caso de los celulares, según un estudio de Idealo, el costo medio subió 28% en los últimos dos años, hasta los 230 euros. El precio medio de los diez dispositivos más vendidos, que son los modelos más caros, fue de unos 600 euros.

Todo ello ha hecho que el mercado de smartphones –que según la marca y modelo son casi artículos de lujo y más caros que algunas computadoras– se haya resentido. En 2022, se vendieron en España 13,4 millones de celulares, un 8% menos que el año anterior, según un estudio de la firma de análisis Canalys. En el último trimestre del año, pese a la campaña de Navidad y al Black Friday, la caída de ventas fue de 16%. En todo el mundo, la caída de ventas de smartphones en 2022 fue de 12%. La consultora IO Investigación sitúa la caída de ventas en España en un 6%, aunque apunta que, por la subida de precios, las compañías lograron facturar un 8% más.

En este contexto, las opciones de segunda mano han ganado peso. El portal Wallapop explica que, según un estudio propio, un 43% de los españoles que tiene que comprar algo se plantea optar por productos reutilizados. En su plataforma se publican casi tres millones de anuncios de celulares y telefonía, y los más demandados en lo que va de año son Samsung Galaxy, iPhone 11 y iPhone 12.

También han surgido empresas y portales especializados. Uno de ellos es Back Market. “Vendemos productos que han sido usados y que pasan por las manos de reacondicionadores expertos que cambian las piezas que sean necesarias”, explica Nathanaël Berbessou, director general de la compañía en España. Berbessou diferencia su negocio del de la segunda mano, ya que este último suele ser entre particulares, y en su caso se trata de una empresa que ofrece para sus productos una garantía de dos años, la misma que el producto nuevo. El portal se fundó en Francia en 2014, y tiene a España como primer mercado internacional. “Nuestra propuesta de valor encaja perfectamente con el consumidor español, ya que permite comprar productos de grandes marcas –la más demandada es Apple– a un precio que puede llegar a ser un 50% al del producto nuevo”, explica Berbessou. “Por ejemplo, el producto más vendido en Back Market, el iPhone 12, cuesta unos 400 euros mientras que nuevo costaría 900″, detalla.

Según los cálculos del portal, que trabaja con unas 1000 empresas en todo el mundo que reacondicionan celulares y los venden a través de Back Market, la venta de smartphones de este tipo se ha duplicado en dos años y ya representa una de cada cinco terminales vendidas en España. “Aquí hay un poder adquisitivo menor y la inflación ha impactado mucho, especialmente en los productos nuevos. El aparato reacondicionado es un producto antinflación, porque tiene entre dos y cuatro años de antigüedad”, apunta el director general.

Jacqueline Pistoulet es directora en España de una de las empresas que reparan celulares. La empresa se fundó en 1986 y se dedicaba al mantenimiento electrónico para operadoras de telecomunicaciones, pero tuvo que reinventarse ante la competencia de precios que ofrecían países de Europa del este. Y encontraron oro con la reparación de teléfonos, cuando rebautizaron la compañía como Smaaart, en 2017. “Es extraño lanzar una marca que vende productos de otras marcas, pero la idea es poner en valor la calidad industrial del producto que ha pasado por nuestro taller: certificamos el borrado de datos, tenemos un proceso de auditoría sobre el producto, reparamos micrófonos, pantallas rotas, cambiamos la batería. Controlamos todo el proceso y damos una garantía de dos años”, explica Pistoulet.

La firma compra productos usados principalmente a operadores como Orange o a empresas que suelen cambiar cada cierto tiempo los aparatos de sus trabajadores, aunque también puede comprar a particulares a través de su página web.

Pistoulet defiende que esta tendencia va al alza gracias no solo a la inflación, sino también a la conciencia ambiental. “Tener un smartphone es casi imprescindible ahora mismo, pero la gente está cambiando los hábitos. Muchos dicen que quieren la última versión y luego no saben usar ni un tercio de las posibilidades que ofrece un producto nuevo. Ahora además solo se innova en aspectos como la fotografía, y quizá no vale la pena comprarse un teléfono nuevo por la cámara”, apunta.

La empresa factura 26 millones de euros, ha crecido un 24% en el último año y desde 2017 el volumen de negocio se ha multiplicado por cuatro. “Las ventas en el sector del reacondicionado suben un 10% cada año. La gente está cambiando el chip, aunque bueno, la gracia consiste en darle una nueva vida a este chip”, se ríe. © El País

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