De acuerdo con un estudio reciente, Twitter está entre las redes sociales más tóxicas. Es la que alberga la mayor cantidad de trolls, la que provoca más miedo a la hora de escribir, la que más interacciones negativas genera –incluyendo bloqueos– y también la que publica más spams, fake news y discursos de odio. En un indicador que mide su toxicidad de uno a diez, Twitter se sacó un ocho.
Pero bueno, hay filósofos que opinan que lo que define las consecuencias de un objeto no es el objeto en sí, sino cómo se lo usa. Y si se logran sortear con éxito estos males, todavía se pueden encontrar usos provechosos. En el ámbito de los economistas, apareció recientemente una herramienta más que interesante para estar al día de los descubrimientos de la profesión.
Se llama #EconTwitter, y es una subred que permite a los académicos, profesionales o interesados enterarse qué se está investigando y con qué resultados. Es, según sus diseñadores, el pasillo de un departamento global de economía.
Lo más jugoso de #EconTwitter son los artículos que se postean. La clave es que, para despertar el interés tuitero, los autores deben presentar sus investigaciones de una manera simple, entretenida y breve. Los autores, además, se nutren de algunas preguntas o comentarios de los lectores. Todo, al menos por ahora, en una completa armonía.
Un recorrido por esta plataforma dice bastante sobre la profesión y sus nuevos intereses. La economía ya no se dedica a desarrollar teorías generales, como solía hacerlo. De hecho, cuesta encontrar quiénes son los nuevos teóricos. No hay más Keynes, ni Friedmans que elaboren modelos universales o que cimenten nuevas escuelas económicas. La profesión se ha hecho más diversa y más empírica, en parte porque los artículos son mucho más específicos. Otra tendencia curiosa, pero que enoja a algunos, es que los economistas se meten con sus sofisticadas técnicas en ámbitos que hasta hace pocos años no se consideraban parte de su profesión.
La sensación de #EconTwitter son las investigaciones curiosas, así que recorramos algunas de ellas (obviando autores, para ahorrar espacio). Abrochen sus cinturones y ¡cuidado!, porque no todos los artículos han sido debidamente chequeados.
La deshonestidad es contagiosa. Parece que cuando los clientes de un supermercado hacen el escaneo de sus compras (una práctica que se instalando en la Argentina) se “olvidan” de escanear más productos si antes de ir a comprar leyeron en los diarios un escándalo de corrupción en el área donde viven.
Cuando a los hijos los cuidan sus propios padres, terminan siendo más tontos o más delincuentes. Exagerado, sin duda, pero parece que cuando Finlandia amplió su programa de subsidios para el cuidado en el hogar por parte de los padres, ellos estuvieron más tiempo con sus hijos, y los niños expuestos a estas interacciones terminaron con un peor rendimiento escolar y cometieron más delitos.
Las transferencias sociales en efectivo pueden ser dañinas. En este caso no se trata de un artículo, sino de un hilo donde se listan problemas de estas asignaciones cuando se realizan en efectivo. Por ejemplo, se producen prácticas de mercado discriminatorias con los que reciben la ayuda (les cobran más), y las mujeres experimentan mayor violencia por parte de su pareja varón, posiblemente asociado al hecho de que el hombre tiende a sentirse con derecho a retener el control del dinero recibido.
Los ganadores del Nobel de Economía pertenecen casi todos a una misma “familia”. En economía, 76 de los 79 premios Nobel provienen de un mismo árbol genealógico, representado por conexiones entre profesor y alumno. Si uno empieza con el profesor correcto en la universidad correcta, más chance de ganarlo. Si estudiaste en la UBA, olvidate.
Los errores en los artículos de economía no se corrigen. Algunos papers incluyen al final un conjunto de comentarios críticos. Pero las nuevas versiones y las replicaciones de esas investigaciones no contienen luego las referencias a esos comentarios. O sea, los comentaristas se esfuerzan por marcar correcciones, pero, después, ni bola.
Es mejor nacer rico que talentoso. Los genes que predicen el éxito académico están distribuidos de manera casi uniforme. Pero el éxito observado de estos talentos se concentra entre las familias de altos ingresos.
La antigua Babilonia era una economía de mercado. Usando las tablas de arcilla de los sacerdotes de Babilonia de los siglos 4 a 2 antes de Cristo, que contenían datos de precios mensuales para seis bienes, se descubrió que estos seguían una evolución consistente con lo que se espera en una economía cuyo mercado funciona de una manera relativamente “eficiente”.
La tasa de respuesta de las encuestas cae abruptamente, con severas consecuencias. Mucha menos gente responde las encuestas, y como consecuencia los datos son mucho más ruidosos. A su vez, esta volatilidad produce más incertidumbre en la información y hace que los mercados sean más inestables, dañando el crecimiento.
Prácticas discriminatorias
Y completamos con un economista argentino. Nicolás Ajzenman descubrió, junto a dos coautores, que los usuarios académicos de Twitter tienden a mostrar ciertas prácticas discriminatorias. Nicolás creó una serie de perfiles falsos de académicos, para ver cuántos les hacían follow back en función de su raza, su universidad y su género. Encontró que había un 12% más de probabilidades de que se hiciera follow back a estudiantes blancos en relación a los negros. Además, había un 21% más de probabilidades de seguir a estudiantes de las mejores universidades frente a las de menor rango. ¿Y qué pasó con el género? El trabajo detectó un 25% más de probabilidades de seguir a estudiantes mujeres que a hombres. Y adivinen quiénes daban más follow back a las mujeres… sí, los hombres.
El trabajo de Ajzenman cierra el círculo. Su estudio sugiere que Twitter es, después de todo, un lugar no del todo agradable en algunos aspectos. Pero, al mismo tiempo, es gracias a #EconTwitter que Nicolás pudo hacer, y luego difundir, su propio trabajo. Salga el lector de esta paradoja como mejor le parezca.
Esto es apenas un botón de muestra de las curiosidades que se pueden encontrar en #EconTwitter, una verdadera fuente de sorpresas y rarezas que muestra un aspecto desconocido de la economía académica: quizás se esté transformando en una disciplina más polémica, pero, también, más entretenida.