En los últimos años, la digitalización de la economía se volvió tendencia en el mundo, aunque la pandemia aceleró el proceso. Los comercios se volcaron al universo online, surgieron startups enfocadas en brindar soluciones tecnológicas y aparecieron las billeteras virtuales. Todo este ecosistema cambió las reglas de juego del sector financiero y creó un nuevo perfil de consumidor. Empresas e instituciones debieron tomar las riendas, adaptarse y buscar caminos alternativos para poder seguir en carrera.
En este disruptivo escenario, la conectividad es un eje central. Es un recurso esencial para fijar los cimientos de la economía digital, ya que da lugar a la innovación, al crecimiento económico y a la colaboración global. “La conectividad es lo que permite levantar o disminuir la economía digital. Hablamos de tres etapas de un negocio: la fabricación del equipo, la distribución y el consumo; es importante que esos períodos estén bien conjugados para que se pueda avanzar y se levante el nivel de la economía”, describió Pablo Orsei, experto en telecomunicaciones y director de Tlon Space, una startup que está desarrollando un lanzador de nanosatélites, al participar del quinto encuentro sobre “La revolución de la economía digital”, organizado por LA NACION.
1. Bajar las brechas de acceso y de uso de la tecnología
A grandes rasgos, cuando se habla de conectividad hay que tener en cuenta algunos obstáculos que trae aparejada. Según describió Orsei, son tres. El primero es la brecha de uso, un concepto vinculado con la capacidad que tienen las personas para aprovechar la conectividad; el segundo es la brecha de acceso, dado que hay a quienes no alcanza el servicio; el tercero se refiere a la calidad de la conexión: si es mala, es imposible realizar acciones esenciales, como hablar por teléfono o comunicarse.
En la Argentina, la situación tiene su complejidad. Se necesita, según los expertos, que haya una mayor inversión en infraestructura y desarrollo, y que se generen vías de acceso para que todos los sectores de la población tengan la posibilidad de estar conectados.
Para tener un cuadro de situación claro del tema, hay que reparar en los números. Enrique Carrier, analista de la Industria de Telecomunicaciones en Carrier y Asociados, precisó que, a diferencia de otros países de la región, la Argentina pierde en términos de volumen de su red de fibra óptica. Apenas el 26% de las conexiones se hacen utilizando esta tecnología, mientras que en Brasil y Chile el índice asciende a 70% y 66% respectivamente.
Es que cuando se trata de economía digital, hay que pensar en aspectos que va más allá del acceso a internet o a la telefonía móvil. “Lo que viene hacia adelante en términos de digitalización es mucho más profundo de lo que ha pasado en los últimos 10 o 15 años”, expresó Alejandro Lastra, presidente de la Cámara de Infraestructura Digital Argentina (IDA) y director de Asuntos Públicos y Regulación de Telefónica Movistar Argentina. Lo que ocurre, sentenció el ejecutivo, “es que no hemos tenido gobiernos que continuaran la política del anterior en el sector y, ante una evolución que se viene tan fuerte, y con el 5G y la conectividad satelital a la vuelta de la esquina, lo importante es traer una voz de largo plazo a las políticas públicas del sector en Argentina”.
Según Maryleana Méndez, secretaria general de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET), en la Argentina la conectividad se ha dado sobre todo en sectores claves, como el “minero, el ganadero y la industria del conocimiento”.
Sin embargo, Méndez planteó la presencia de un desafío central: “Conectar a los no conectados, y mejorarle la conectividad a los que ya la tienen”, sostuvo, al marcar algo que ve como una necesidad. Y esto es posible con el “desarrollo de agendas transversales que determinen la ruta a través del diálogo de los sectores público y privado, y, por supuesto, con la estabilidad del sector a largo plazo”, ahondó.
2. El perfil del nuevo consumidor
La revolución digital no solo se limita al sector empresarial: en esta metamorfosis el cliente también se transforma y plantea nuevas demandas. Según destacó Mariela Mociulsky, fundadora y CEO de Trendsity, consultora de investigación, innovación y tendencias de alcance regional, el nuevo consumidor exige responsabilidad y seguridad: “Nos vamos asumiendo como artífices del destino planetario y comunitario”, precisó. En un mundo cada vez más cambiante, “se necesita todo lo que nos provea sensación de amparo”, señaló la experta. Esto significa, por ejemplo, que las empresas deben trazar lazos entre el universo físico y el digital: generar “catálogos inmersivos, brindar la posibilidad de visitar las tiendas, probar los productos y verificar su trazabilidad y la personalización”, ahondó Mociulsky.
En esta transición, escuchar a los consumidores y detectar las oportunidades es parte del secreto del éxito. “Esto te permite mejorar muchísimo la experiencia del cliente, eficientizar procesos y presentar productos realmente innovadores”, mencionó Silvia Carusso, subgerenta general del área de estrategia y desarrollo comercial del Banco Provincia. En términos de la ejecutiva, la mira debe estar puesta en dos objetivos: mejorar la calidad de vida del cliente, ayudándolo en el manejo de sus finanzas cotidianas, y ampliar la inclusión social. Para alcanzar este propósito, Carusso indicó que la educación financiera es el desafío principal.
En un contexto de crisis económica que arrastra desde hace décadas el país, las empresas buscan optimizar procesos y ofrecer soluciones rápidas. Así por ejemplo, surgió el código QR como una alternativa para “facilitarle la vida a la gente”, según sostuvo Jorge Zanabone, fundador de Yacaré y hoy director de Desarrollo de Negocios para la firma Fiserv en Latinoamérica del Sur. “Creíamos que era la vía para que una persona pudiera pagar desde la cocina de su casa, estando en el cine o en la verdulería”, dijo.
Juan Ignacio Talento, chief product officer de Naranja X, coincidió, y planteó la necesidad no solo de simplificar las formas de pago, sino también de enseñarle a cada usuario cómo aprovechar el potencial de su cuenta bancaria. “Muchas personas tienen cuentas, pero no muchas saben explotarlas: esa es nuestra misión”, señaló. Sumado a ello, para Zanabone, frente a un contexto inflacionario es fundamental para los comercios y las pymes despreocuparse por cuál es el medio de pago de sus clientes.
Con esta premisa por delante, la tendencia por los pagos digitales y transferencias es una práctica que llegó para quedarse. Y así lo destacó Rosana Mazza, socia de PwC Argentina y líder de la práctica de Consultoría en Servicios Financieros en esa firma. Según dijo, está convencida de que el éxito de estas transacciones se debe a la facilidad y comodidad que brindan, porque “el usuario paga con algo que tiene siempre en la mano y desde cualquier lugar”.
En lo que respecta al universo bancario, Martín Zarich, presidente ejecutivo de BBVA en Argentina, explicó que, como entidad, deben brindar un servicio las 24 horas los siete días de la semana, porque “el cliente busca interactuar con el banco de manera diferente y, por lo tanto, tenemos que hacerle caso e ir detrás de ello”, resaltó. Para solventar esta necesidad, la empresa debe redireccionar y tomar caminos alternativos: “Tenemos que realizar cambios en los productos y en los procesos”, añadió el ejecutivo. Y cuando se trata de las ventajas que la economía digital propone, Zarich enfatizó en que al cliente le genera una oportunidad de estar en contacto directo con el banco “donde quiera, cuando quiera”.
3. Las ciudades, inmersas en un proceso de pleno cambio
Innovar no es algo que se limite al ámbito empresarial. Las ciudades también están inmersas en un presente de pleno cambio, según afirmó Sebastián Campanario, economista y periodista, quién viajó a Seúl, capital de Corea del Sur, para vivenciar en primera persona la fórmula del éxito que le permitió posicionarse como un ejemplo de vanguardia y prosperidad, luego de haber atravesado años de inestabilidad socioeconómica a raíz de la invasión japonesa. Sin embargo, necesitó nada más que una generación “para sacar a la gente de la pobreza”, detalló Campanario.
Para lograrlo, se enfocó en distintos aspectos. A nivel económico, puede considerarse una de las más prósperas del mundo, porque tiene el presupuesto más alto para innovación y desarrollo. Por otro lado, también tiene “un crecimiento fantástico en lo que tiene que ver con la biotecnología, lo cual quedó demostrado durante la pandemia del Covid-19: se puso a Corea de ejemplo como el mejor modelo a seguir por la baja tasa de contagios”, detalló. La cultura también gana terreno en el país asiático de la mano de sus producciones musicales, series y películas. En 2020, por ejemplo, Parasite se llevó el Oscar al mejor film en idioma extranjero.
Además del ejemplo de Corea, la transformación digital pisa con fuerza en otros aspectos de la vida. La industria del entretenimiento es una de ellas, en especial la que tiene que ver con el deporte. Que las personas formen sus propios clubes de fútbol y compitan online es algo que ya no sorprende.
Francisco Postiglione, un joven de 26 años de La Plata, está próximo a competir en el mundial de esports con su plantel “9Z”. “En su momento, creían que solo jugábamos a los jueguitos y que perdíamos el tiempo, pero hoy te diría que muchas personas a las que les decís que competís en esports te dicen ‘mirá que interesante’”, comentó el streamer. Y explicó que, si bien este rubro está creciendo, en el caso de la Argentina “todavía hace falta estructura, más jugadores y mejores condiciones”.
Por último, también se podría decir que la revolución digital es parte de la coyuntura.
En medio de un contexto electoral turbulento, Delfina Irazusta, fundadora y directora ejecutiva de la Red de Innovación Local (RIL), propuso aplicar la tecnología para la política. Para esto, creó distintas herramientas y programas.
El “Índice de Transformación Digital” es un ejemplo: le brinda la posibilidad a los gobiernos de evaluar sus estrategias y resultados a través de información concreta. El objetivo es compilar de cada provincia y de cada localidad, datos referidos al ámbito de la tecnología y la conectividad, la ciberseguridad, la interoperabilidad, los procesos y servicios digitales, la visión central del ciudadano, la cultura y la gestión del cambio.
También se refirió al monitor electoral creado desde RIL, con el cual, después de cada domingo, provincia por provincia, analizan lo que está sucediendo. “La Argentina tiene 2308 localidades, de las cuales este año tienen elecciones 2040 –dijo Irazusta–. Casi 59% de las localidades va a cambiar el intendente”. Y remarcó: “Vienen equipos nuevos, visiones nuevas”. Y eso requiere, puntualizó, “transiciones responsables”.