Donald Trump vuelve a los tribunales, una escena que se repetirá durante la campaña presidencial

WASHINGTON.- Por tercera vez este año, Donald Trump deberá comparecer ante un juez acusado de haber cometido un delito. Esta vez, se trata de los crímenes más serios de los que ha sido acusado hasta ahora el magnate: montar una conspiración en contra de la democracia norteamericana para revertir su derrota en la elección de 2020 frente Joe Biden y permanecer en el poder.

El procesamiento, inédito en la historia del país, promete hundir a Estados Unidos en un torbellino de drama, crispación, intrigas judiciales y peleas políticas en el camino hacia la próxima elección presidencial.

Trump deberá presentarse este jueves por la tarde en un tribunal federal de Washington –ubicado apenas a unas cuadras del Capitolio– ante la jueza Tanya S. Chutkan, una magistrada nombrada por Barack Obama que cobró fama en los últimos años por sus duras sentencias contra los manifestantes trumpistas condenados por el ataque al Congreso del 6 de enero de 2021.

Una vez más, se espera que se declare inocente de los cuatro cargos en su contra presentados por el fiscal especial, Jack Smith, a cargo de la investigación por el ataque al Congreso.

La comparecencia de Trump volverá a consumir la atención de Estados Unidos, resignado ya a transitar una nueva campaña presidencial distinta a todas las demás en la historia. Trump es el gran favorito para quedarse con la nominación presidencial del Partido Republicano y volver a competir por la Casa Blanca, y su campaña debería ingeniárselas para intercalar sus distintivos actos con su paso por los tribunales, una anomalía nunca antes vista.

Fiel a su libreto, Trump dijo antes de su nueva presentación judicial que nunca antes tuvo tanto apoyo, y que el nuevo procesamiento solo “ha despertado al mundo a la corrupción” del gobierno de Joe Biden, al que ha acusado de orquestar una persecución política en su contra a través del Departamento de Justicia para impedirle competir, una adaptación local del lawfare, el argumento al que han recurrido otros líderes en América Latina, como Cristina Kirchner en la Argentina.

“¡¡¡Gracias a todos!!! Nunca he tenido tanto apoyo en nada antes”, dijo Trump en su red social, Truth Social. “Esta acusación sin precedentes de un expresidente (¡muy exitoso!) y el principal candidato, por lejos, tanto en el Partido Republicano como en las elecciones generales de 2024, ha despertado al mundo a la corrupción, el escándalo y el fracaso que ha tenido lugar en Estados Unidos durante los últimos tres años”, agregó.

La formalidad de la presentación de Trump marcará el puntapié de un juicio que abre un enorme desafío para la salud y la credibilidad de la democracia y las instituciones de Estados Unidos, un país que se jacta de que, dentro sus fronteras, “nadie está por encima de la ley”, y cualquier ciudadano tiene derecho a un juicio justo.

Además de ser el juicio más serio de todos los que enfrenta Trump, que podría llegar a recibir una condena de más de medio siglo, la causa comienza a marcar una división más nítida en el Partido Republicano. Trump sigue siendo el líder indiscutido de la oposición, y sus seguidores están tan convencidos como él –o más– de que Trump es inocente, y una víctima de una persecución política del gobierno de Biden.

El férreo respaldo de su base le ha permitida hasta ahora aferrarse al timón republicano con puño de hierro. Algunos de sus rivales en la interna parecen creer que pueden morder ese apoyo, mientras que otros tratan de alinearse para congraciarse con su base.

Sándwich republicano

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, segundo en las encuestas y más de 20 puntos rezagado, se alineó con Trump al afirmar que un jurado en Washington, D.C., un distrito muy demócrata, condenaría “a un sándwich de jamón si es un sándwich de jamón republicano”.

“La militarización de la aplicación de la ley federal representa una amenaza mortal para una sociedad libre. Durante años hemos sido testigos de una aplicación desigual de la ley según la afiliación política. ¿Por qué tan celoso en la búsqueda de Trump pero tan pasivo con Hillary o Hunter?”, dijo DeSantis en Twitter, en referencia a Hillary Clinton –quien fue investigada y nunca acusada–, y Hunter Biden, el hijo del presidente, acusado de evasión impositiva.

Desde la vereda de enfrente, Mike Pence, un actor protagónico en el procesamiento de Trump, dijo en un comunicado luego de que se conoció la acusación que alguien que se pone por encima de la Constitución nunca debería ser presidente, en una referencia directa a Trump. Pence reforzó luego ese mensaje en campaña, al hablar con la prensa en Indianápolis.

“No tenía derecho a anular la elección. Ese día, el presidente Trump pidió que lo eligiera sobre la Constitución. Elegí la Constitución, y siempre lo haré. Realmente creo que cualquiera que se ponga por encima de la Constitución nunca debería ser presidente de los Estados Unidos”, dijo Pence.

Chris Christie, quien compite por segunda vez en la interna republicana y aparece muy relegado en los sondeos, ha comenzado a convertirse en la voz más punzante en el lote de candidatos contra Trump, criticando y machacando al magnate cada vez que puede. Christie dijo que lo que hizo Trump y su círculo desde la noche de la elección presidencial “es una mancha en la historia de nuestro país y una vergüenza para las personas que participaron”.

El trumpismo puro y una buena parte del ecosistema mediático conservador salió a defender a Trump sin freno alguno. Stephen Miller, quien trabajó en la administración de Trump y se convirtió rápidamente en el arquitecto de muchas de sus políticas y sus mensajes, dijo que la acusación era un intento por criminalizar la libertad de expresión.

“Están criminalizando la libertad de expresión, están criminalizando la resistencia del estado profundo, están criminalizando el cuestionamiento de un resultado electoral”, dijo Miller. “La libertad de expresión no sobrevivirá si esta acusación tiene éxito”, afirmó.

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