Para 2024 falta una eternidad. En un país envuelto en una incertidumbre extrema, con una elección presidencial en un mes y sufriendo una nominalidad descontrolada, más importante que los principales lineamientos de lo que el Gobierno presupone será 2024, parece ser saber qué es lo que pasará en las próximas semanas. Y para lo que queda del año, en el Palacio de Hacienda prevén una caída de 2,5% del PBI, una inflación de 135% y un dólar a $367 en diciembre. Así cerraría 2023. Para Economía, el congelamiento de la divisa norteamericana terminará el 15 de noviembre.
Esos son las principales variables para cerrar este año, actualizadas en el proyecto de presupuesto 2024, que se girará esta noche al Congreso. Para el año que viene, el equipo del ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, espera una recuperación de la economía de 2,7%, una inflación de 70% a fines de diciembre y un dólar de $607, también a fin de ese año. Son proyecciones optimistas en medio de la crisis que vive hoy el país.
Justamente, por eso, en el Gobierno reconocieron que son sólo “senderos nominales para todas las variables” y que se trata de cálculos para poder estimar ingresos y egresos en el Estado, teniendo en cuenta la elevada “nominalidad (inflación), los vaivenes, y las elecciones” presidenciales que se realizarán el 22 de octubre.
Vale recordar que el presupuesto 2023, el primero de Massa, estimaba un 60% de inflación (ahora será de prácticamente el doble, según la letra actualizada del proyecto actual) y un crecimiento de 2%. Para el equipo del Ministerio de Economía, hay que entender el enorme desvío de esas proyecciones como consecuencia de la falta de dólares, el déficit fiscal y la inflación (suba de costos en distintos productos) producto de la sequía que le hizo perder US$21.000 millones al país. No hubo en el Palacio de Hacienda ninguna autocrítica sobre las políticas oficiales que pudieran profundizar la actual crisis.
En el proyecto de presupuesto, según lo que pudo saber LA NACION, no hay un plan de estabilización pensado si Massa gana las elecciones. Los autores, sin embargo, aclararon que no es algo que pueda anticiparse en esa norma.
Todo sobre la caja
El déficit fiscal proyectado para este año sigue la meta pactada con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se espera que sea de 1,9% del producto en el sector público nacional base caja, pese a las costosas medidas que el ministro acaba de tomar para paliar los efectos en los ingresos de la población por la devaluación post PASO de 27%. “Vamos a tratar de compensar”, dijeron en el Ministerio de Economía. “Hay créditos vigentes que podríamos usar”, agregaron y mencionaron posibles reducciones o direccionamientos en subsidios, gastos de funcionamiento, de capital (obra pública) y otros créditos. Estimaron que la generalización del Impuesto PAÍS, el crecimiento de aportes y contribuciones, y la inflación ayudarán a sumar ingresos para financiar los casi $3 billones de nuevos gastos que se sumaron después del salto del dólar.
“Es posible”, dijeron en el quinto piso del Palacio de Hacienda sobre la compensación. En el FMI observan con dudas.
Para el año que viene, como también lo establece el programa de Facilidades Extendidas con el FMI, la meta fiscal de 0,9% del PBI. Sin embargo, como contó este medio, el proyecto de Massa adjunta una “separata” con gastos tributarios y otros beneficios que, de ser eliminados por el Congreso, rebajarían 4,7 puntos del PBI, unos $16,5 billones. En ese caso, confirmaron en el Ministerio de Economía, el Gobierno podría mostrar un ajuste “socializado” y llegar a 1% de superávit.
¿Cómo se fundamenta la baja de un punto en las cuentas fiscales en 2024? En Economía afirman primero que se pasará de un año recesivo a uno expansivo, con crecimiento; además, sin sequía, estiman una suba de 0,8 puntos del PBI de derechos de exportación; también sumarán con el impuesto PAÍS a las importaciones; y afirmaron, que seguirán subiendo las tarifas por encima de la actualización por inflación. “Buscaremos recuperar completamente los costos de la energía”, dijeron poniendo el foco en los N1 (los segmentos altos). El gasto en subsidios de este año terminaría en 1,5% del PBI.
Además, las fuentes oficiales creen que el año que viene -más allá de que el proyecto de blanqueo que envió Massa al Congreso no prosperó aún- ya estará en pleno funcionamiento el intercambio automático de información tributaria con los Estados Unidos. De allí esperan sumar ingresos. En el presupuesto no hay ningún proyecto, más allá de la baja sugerida de gastos tributarios y beneficios, de nuevos impuestos, dijeron en Economía. Por otra parte, la baja del piso mínimo de Ganancias anunciada por Massa no está contemplada en los gastos; el nuevo gobierno tendrá -o no- que refrendarla. Se prevé que los ingresos aumenten un 111%, mientras que los gastos suban un 98%, según el presupuesto 2024.
Los salarios (públicos) crecerán 3 puntos (reales) en 2024, tal como lo harían este año. Vale recordar que el staff report del FMI autorizó esa suba en 2023, pero reclamó que en este segundo semestre ajuste esa masa salarial, que se disparó en la primera parte del año. Además, crecerán por encima de los precios el Progresar, el Potenciar Trabajo y la Tarjeta Alimentaria durante el año que viene. A contramano, indicaron que se ajustará, o se expandirá por debajo de la inflación, el gasto corriente, los subsidios y las transferencias a provincias.
Los jubilados seguirán teniendo aumentos de sus haberes o pensiones con base en la fórmula actual, situación que terminó licuando sus ingresos. No están incluidos en el proyecto de presupuesto los pagos extraordinarios, los bonos; tampoco aquellos pagos extra que llegaron a trabajadores luego de la devaluación tras las elecciones primarias.
El dólar oficial
“El dólar aumentará menos que la inflación este año y sólo se actualizará por inflación en 2024, ¿no quedará atrasado? ¿Cómo terminarán con la brecha?”, consultó LA NACION. Las autoridades dieron dos respuestas. Por un lado, dijeron que los planes de estabilización no se agregan a los presupuestos, “no se planifican” en esa ley; pero también dijeron que se pueden seguir dando “estímulos especiales” (tipos de cambio preferenciales) y ajustando SIRA (permisos para importar). “La economía funciona más trabada, pero no impide que crezcas”, explicaron, aunque reconocieron que afecta la inversión y el crecimiento sostenidos. Sí, confirmaron que desde el 15 de noviembre [cuatro días antes de la segunda vuelta, por lo que podría extenderse hasta el lunes 20, según el resultado] se reasumirá una tasa de crawling peg [microdevaluaciones diarias] “moderada” y con base en el IPC. El FMI reclamó al Gobierno no atrasar el tipo de cambio.
Vale recordar que Massa anunció, luego del salto del dólar del 14 de agosto, que el tipo de cambio oficial (al que sólo acceden importadores) permanecería fijo en $350. Hasta ahora, era hasta fines de octubre. Ahora, parece que Economía espera que el ministro y candidato llegue a la segunda vuelta, y apuesta a sostener la pax cambiaria. Muchos en el mercado, en cambio, apuestan a lo contrario: una nueva devaluación en octubre, en noviembre o en diciembre.