Diego del Alcázar Benjumea es el CEO de IE University, fundador de The Global College y co-fundador de la junta directiva de South Summit, la conferencia de innovación y startups que se realiza todos los años en Europa y América Latina. Tiene una Maestría en Administración de Empresas (MBA) del INSEAD Business School y una doble licenciatura en Derecho y Administración de Empresas de la Universidad Complutense de Madrid. Sus áreas de especialización son la educación, el emprendimiento, las tecnologías avanzadas, el gobierno de cambio y la eficiencia energética, entre otras.
A la vera del río Guaíba, las calles de la ciudad brasileña de Porto Alegre se encuentran atestadas de gente. Más de 22.000 personas saltan de una conferencia hacia otra, durante la segunda edición del South Summit Brasil, evento que reúne a emprendedores, inversores y profesionales de la región. Se habla de innovación, de las profesiones que se vienen, de las herramientas que se necesitan para construir las empresas del futuro. Diego del Alcázar Benjumea fue, en parte, uno de los responsables de crear ese ecosistema de la mano de IE University. Es el CEO de una de las universidades privadas más reconocidas de España, donde actualmente cursan 8000 alumnos de más de 140 nacionalidades.
– La inteligencia artificial viene ganando terreno y entran en juego ciertos debates sobre la educación y el futuro de los negocios. ¿La tecnología está cambiando la forma en que aprendemos?
Sin dudas, el impacto será brutal. Hay una frase, tal vez un poco contradictoria, que dice que la tecnología será capaz de humanizar a la educación. Porque cuando hay una herramienta tan potente, que nos reta intelectualmente y a la esencia propia, es necesario apalancarse en las humanidades para pensar críticamente cómo utilizar la tecnología. A veces se la presenta como algunas amenazas de los colegios y las universidades, pero nosotros creemos que tenemos que usarla desde ya para que responda nuestros exámenes. A lo mejor, lo que hay que invertir es cómo se cuestiona las cosas, corregir nosotros a la inteligencia artificial. Es un motor super potente, que es capaz de adquirir conocimiento de fuentes diversas de forma inmediata; pero tú, como cerebro humano, tienes que retar esa inteligencia y ver hasta dónde nos lleva. Eso nos servirá para construir mejores estudiantes, mayores pensadores críticos y, en general, mejores personas. Si no somos capaces de ver que la tecnología ha tenido un impacto directo en los movimientos populistas en los últimos 15 años, es realmente difícil que entendamos qué nos está pasando. La tecnología es capital, las redes sociales han alimentado a gobiernos a que nos lleven a pensar de una forma que no tienen por qué estar realmente corroboradas por la verdad. Creo que las humanidades son clave para entender el mundo en el que vivimos.
– Otro cambio que se dio hace poco: la pandemia. ¿Fue un antes y después para ustedes?
En IE University, la pandemia nos demostró que habíamos hecho un buen trabajo previo. Tuvimos el primer caso de covid-19 en España, un estudiante italiano. De la noche a la mañana, recibiendo muchas críticas entonces, pasamos a todo el mundo a estudiar online. Las autoridades nos decían que no tomáramos esa decisión, que íbamos a generar un efecto en cadena. Pero considerábamos que era lo prudente y estábamos acostumbrados a la experiencia remota, empezamos a realizar todo a través de nuestro software. Ahora, a nivel general, la pandemia fue un buen acelerador para que muchos colegios y universidades vean con menos reticencia a la tecnología. Se dieron cuenta de que está acá para facilitar la experiencia educativa. No es la dicotomía del cara a cara o las clases online, sino que tiene un propósito de mejorar la experiencia física. No todos tenemos el mismo tipo de inteligencia, un niño a través de la tecnología es capaz de hacer mejores matemáticas y luego compartir una experiencia enriquecedora en clases.
– El 80% de su alumnado es internacional. ¿Por qué?
Así es, el 80% del pregrado es internacional y tenemos un coral de 140 nacionalidades. No queremos tener más de un 10% de un solo país, salvo españoles, que aceptamos hasta un 20%. Incluso, en nuestro MBA ni siquiera el 3% de los estudiantes son de España. Para nosotros no se trata de contar nacionalidades, sino de compartir miradas diferentes, incluso entre culturas que están en conflicto. Creemos que la capacidad de absorber culturas es tremendamente enriquecedor. En Estados Unidos dicen que las universidades tienen que ser un sitio seguro, pero acá queremos ser un sitio inseguro, desafiar las perspectivas y la mirada del otro, siempre desde el respeto. Es muy difícil que tengas un amigo de por vida en Kazajistán, quien tendrá una forma distinta de ver al mundo y la sociedad, salvo que se encuentren en estos lugares. Son 140 perspectivas diferentes, que nos ayudan a entendernos y mejorar como persona. Eso también es parte de la educación.
– En ese contexto, ¿qué aportan los argentinos? En los últimos años, muchos emigraron a España.
Argentinos, más allá de una coyuntura concreta, habéis conquistado el mundo entero. Efectivamente, nosotros tenemos en torno a 60 estudiantes, que vinieron no solo de vivir allí, sino también de Estados Unidos y Europa. Tienen una perspectiva muy interesante, porque su propio origen es diverso. Italiano, español, francés, alemán. Tienen en sí mismo, en su propio ADN, una forma abierta de ver al mundo.
– Recientemente, IE University fue reconocida como la escuela con el mejor MBA online del mundo [Financial Times] y una de las mejores escuelas de negocios de Europa [Bloomberg]. ¿Cuál fue la clave del éxito?
Kipling decía que el éxito y el fracaso son dos grandes impostores, no hay que hacerle caso a ninguno de los dos. Los reconocimientos son una buena medida para estar motivados, pero pensamos que tenemos que seguir fomentando el cambio positivo a través de la educación, la investigación y la innovación. Los rankings te dicen que están yendo en el camino correcto, pero si te dicen lo contrario en otro momento no es algo que nos tenga que agobiar.
– La última: ¿hacia dónde va el futuro de la educación?
Vamos a abrazar la tecnología. Es buena y no hay que tenerle miedo al cambio. Heráclito, filosofo griego, decía que vivíamos en un mundo líquido como el agua. Todo fluye y la única constante es el cambio. Entonces, creo que dentro de 50 años el mundo tendrá que ser capaz de profundizar y pensar críticamente mucho más. Donde se lea más a Dickens para fomentar la creatividad, o se vuelva a los clásicos griegos para tener una perspectiva más profunda sobre quiénes somos. Nuestro mundo actual nos aboca a tomar decisiones y compartirlas sin pensar las consecuencias de ello. Pero dentro de 50 años, la literatura será un arma con el que cultivarnos y, de esta forma, hacerle frente a los cambios que se vengan, profundos y constantes.