César Sena, detenido como presunto asesino de Cecilia Strzyzowski, comunicó el martes a la fiscalía que necesitaba ver a un sacerdote. Quien concurrió a la Comisaría Sexta de Resistencia fue el párroco Rafael del Blanco y un día después reveló el contenido de esa charla en una entrevista con Diario Chaco. Lo principal: señaló a su madre, Marcela Acuña, como culpable.
“En todo el dialogo que yo tuve con él, sindica a la madre. Como que se le fue la mano, como que hubo una fuerte discusión y que ahí pasó algo que él no sabe qué ni cómo terminó porque dice que él no estaba. Yo le pregunté cómo no escuchó ruido y me dijo ´siempre está sonando la música, el lavarropa´”, contó Del Blanco al medio chaqueño.
Sena todavía no prestó declaración indagatoria en la causa por el homicidio por el que están imputados como autores materiales él y sus padres, los piqueteros oficialistas Emerenciano Sena y Marcela Acuña, y cuatro colaboradores de su organización.
La versión del joven de 19 años contrasta con lo que trascendió de la declaración de Acuña, en la mañana del miércoles. Según fuentes judiciales, dijo que ella vio en la casa familiar un bulto en una habitación y que supuso que era un cuerpo, pero que no sabía qué había ocurrido. Emerenciano Sena declaró el martes: “No tuve nada que ver con lo que pasó”, dijo.
Strzyzowski entró a la casa familiar de los Sena, en Resistencia, el viernes 2 de junio a las 9:15 de la mañana, según registró una cámara de seguridad. Nadie fuera del entorno del clan volvió a verla desde entonces.
El cura Del Blanco dijo que Sena se encuentra “en estado de angustia” y añadió: “Tiene 19 años e inclusive, psicológicamente, más chiquito porque todos sabemos lo consentido, cuidado y mimado que fue. Yo no lo excuso de nada si es que él llegó a hacer algo”.
Aclaró que “no se confesó” porque él le advirtió que la confesión requiere “contar la verdad absoluta porque sino Dios no puede perdonar lo que uno no reconoce como culpa”, ante lo que el joven se quedó en silencio.
“Me hablo sobre su estado de angustia en relación a lo que le espera, que su vida está arruinada. Está muy enojado sobre todo con su mamá, me parece; no así con su papá. En un momento dado a él se le escapa diciéndome: ´Padre, ¿será que alguna vez podré perdonar a mi madre lo que me hizo?´. Hay que tomarlo con pinza, pareciera que él está midiendo y calculando todo lo que dice”.
Según el relato del sacerdote, Sena le contó que en determinado momento de ese jueves Acuña lo manda a un lugar (cree que Colonia Benítez) y cuando él volvió Cecilia ya no estaba. Que le dijeron que ella se había ido después de una fuerte discusión con Acuña.
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