Cuál fue el origen de la elección de los colores de la bandera

“Al cielo arrebataron nuestros gigantes padres/ el blanco y el celeste de nuestro pabellón” dice aquella hermosa poesía que se enseñaba en las escuelas. ¿Pero cómo se eligieron realmente esos colores?

El 27 de febrero de 1812, cuando creó la bandera, el general Manuel Belgrano escribió al Triunvirato: “Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la escarapela nacional”. Aquí ya hay una declaración del propio creador. ¿Y qué origen tenían los colores de la escarapela?

Hay dos versiones. La más sólida sería la de las cintas de Pueyrredón. Durante la primera invasión inglesa, en 1806, don Juan Martín de Pueyrredón juntó una tropa de soldados y de trescientos gauchos voluntarios en Luján, y les dio como estandarte el de la “Purísima Concepción”, de colores celeste y blanco, y a cada uno un par de cintas, una celeste como el manto de la Virgen de Luján y otra blanca como su vestido. Con ellas combatieron y así las hicieron conocer. Este sería el antecedente de la escarapela que luego usó la Sociedad Patriótica y después adoptó el Triunvirato.

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Otra versión dice que los colores fueron copiados de una banda cruzada que exhibían los reyes Borbones. Aún así ¿cuál era su origen? El color de los Borbones en realidad era el blanco, pero la banda celeste y blanca que usaban es la de la Real Orden de Carlos III, quien los tomó oficialmente de los colores de la túnica y del manto de la Virgen de la Inmaculada Concepción, Patrona de España.

También al recibir el prócer en 1793 su título en Leyes en Valladolid, hizo juramento de defender el dogma de la Inmaculada Concepción, y pertenecía a la Congregación Mariana, cuyo distintivo era una cinta celeste y blanca.

A su regreso de España fundó el Real Consulado de Buenos Aires y colocó al frente un escudo con los colores celeste y blanco, declarando que usaba esos colores en homenaje a la Inmaculada Concepción. Valgan las reiteraciones.

Motivos

En cuanto a sus motivos íntimos, su hermano Carlos, también militar y Presidente del Cabildo de Luján, escribe: “Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de quien era ferviente devoto”. Y José Lino Gamboa, cabildante de Luján con Carlos Belgrano, dice: “Al dar Belgrano a la gloriosa bandera de su Patria los colores blanco y azul, había querido obsequiar a la Pura y Limpia Concepción de María como ardiente devoto”.

Es asunto poco o nada divulgado, pero todos los antecedentes coinciden en un mismo punto de origen.

Y la imagen religiosa más popular de nuestro país, la de la Virgen de Luján, Patrona de la República Argentina y que representa a la Inmaculada Concepción, ostenta nítidamente los colores de nuestra bandera, una franja blanca en el medio y una celeste a cada lado. Esta coincidencia entonces no es meramente casual, o será que como dice el Martín Fierro: “Donde no hay casualidá, suele estar la Providencia”.

Esta nota se publicó originalmente el 19 de octubre de 2019

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