El Banco Central (BCRA) anunció hoy que puso en circulación el billete de $2000 con la imagen del Instituto Malbrán, de la doctora Cecilia Grierson y del doctor Ramón Carrillo, precursores en el desarrollo de la medicina en la Argentina. Será distribuido progresivamente a través de la red de sucursales bancarias a todo el país.
“Mientras avanza el proceso de digitalización de los pagos, este billete de mayor denominación permitirá mejorar el funcionamiento de los cajeros automáticos y al mismo tiempo optimizar el traslado del efectivo”, dijo la entidad en un comunicado.
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Sin embargo, distintos bancos confirmaron a LA NACION que todavía no recibieron los billetes y que no los esperaban para antes de junio.
Según Jorge Larravide, especialista en innovación y medios de pago, cuando aparece una nueva denominación de cara a los cajeros automáticos, esto tiene dos partes: una, que tiene que ver con las extracciones de dinero y otra, con los depósitos.
“Para la parte de las extracciones, generalmente los billetes van a los bancos, no a las redes, ni a Link, ni a Banelco Prisma, sino que los tienen los bancos y por supuesto las transportadoras de caudales. Ahí lo que se tiene que hacer es configurar las caseteras de los cajeros automáticos para identificar que hay un billete de nueva denominación. Una vez que están los billetes y eso está configurado, que es bastante rápido de hacer, ahí ya se pueden empezar a utilizar”, describió.
La segunda parte, que es la de los depósitos, es la que normalmente lleva un poco más de tiempo porque cualquier billete de nueva denominación tiene características técnicas que tienen que ser reconocidas por el template de los fabricantes de las marcas de los cajeros automáticos para determinar que es un billete auténtico. “Generalmente, cada vez que apareció un billete nuevo, eso lleva algo de tiempo porque, una vez que el Banco Central los empieza a entregar, el fabricante de cajeros tiene algunos días, algunas semanas, para actualizar ese patrón y para disponibilizarlo. Cuando están esas dos cosas, ahí ya entra en circuito normal la medida, siempre que los billetes estén disponibles”, agregó.
El Banco Central destacó la función conmemorativa del billete de $2000 que integra la actual Línea Peso. Más allá de esto, la salida del nuevo billete fue una imposición de la realidad.
Es que, dada la muy elevada y sostenida inflación, el billete de mayor denominación que circula hoy en el país (el de $1000) ya era el de menor valor medido en dólares estadounidenses de la región. Y hoy vale aún menos: equivale a US$4,087 si se lo mide contra el dólar minorista del Banco Central, que cotiza a $244,62 (si bien es inaccesible para los particulares); a US$2,15 (al tipo de cambio MEP), a US$2,03 (al CCL) o US$2,05 (al blue).
Además, distintas entidades habían reclamado por los problemas y sobrecostos logísticos que provocaba el hecho de no contar con billetes de mayor denominación de $2000, $5000 y $10.000 para abaratar costos logísticos y poder operar con mayor seguridad.
La Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba) expresó en su momento su “preocupación por la cantidad de billetes circulantes”, al tiempo que destacaron que su traslado genera gastos y situaciones de inseguridad, y solicitó aumentar la denominación de los papeles.
La exhortación al Gobierno y, en particular, al BCRA, que es el encargado exclusivo de la emisión de billetes y monedas en el país, se dio en el marco de un encuentro que mantuvieron las autoridades de Fecoba, donde las cámaras y federaciones que la integran manifestaron “la complejidad que afronta el comercio en la administración de un volumen de billetes cada vez mayor”.
“Transportar, movilizar, extraer cada vez más cantidad de billetes, además de generar complicaciones y gastos, provoca situaciones de inseguridad cada vez más frecuentes”, manifestó Fabián Castillo, presidente de la entidad.