CÓRDOBA.- Interés extra generó la presentación de Enrique Szewach y Marcelo Capello ante empresarios cordobeses. Se debe a que la candidata a presidente Patricia Bullrich tiene entre sus posibles candidatos al ministerio de Economía a Carlos Melconian, director del Ieral de la Fundación Mediterránea.
A esa casa pertenecen los dos economistas que ayer -en medio de la tensión política por los ataques a comercios e intentos de saqueos- hablaron de cómo llegará la economía a diciembre, qué condicionamientos tendrá el próximo gobierno y avanzaron sobre algunos puntos del programa que vienen preparando los mediterráneos.
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Ya hubo conversaciones entre Bullrich y Melconian y el punto que genera más tensión es quién designaría al titular del Banco Central si Juntos por el Cambio (JxC) llegara al poder. El economista quiere que sea alguien de su equipo para evitar el “doble comando”, mientras que la candidata se inclina por Luciano Laspina, quien viene coordinando el área económica de su comando de campaña.
Alrededor de Bullrich insisten en que el anuncio debe ser a corto plazo porque admiten que un “punto flojo” de la postulante es el discurso económico. En un aspecto que aparece en los focus group que vienen realizando desde las PASO.
En su momento, hasta se lo había medido a Melconian como potencial compañero de fórmula. Un interés “especial” pasa por la “manera de comunicar” del expresidente del Banco Nación en la gestión macrista que, entienden, sería útil para confrontar con Javier Milei.
El programa diseñado por el Ieral no incluye a la dolarización como una alternativa; los economistas del instituto están convencidos de que no es el instrumento de estabilización aconsejado. Se inclinan por el bimonetarismo.
El economista Jorge Vasconcelos plantea, en su reporte de esta semana, que el Banco Central no tiene las divisas para rescatar sus pasivos monetarios en pesos, “ni se discute la importancia de conformar un Fondo Anticíclico, un instrumento imprescindible si se sacrifican la política monetaria y cambiaria”. Y enfatiza que se ignora una enseñanza de la crisis de Convertibilidad: “el Central tenía los dólares para cubrir los pesos de la base monetaria, pero no para los depósitos a plazo”.
Añade que se necesitarían US$40.000 millones para encarar la dolarización y, “al no demostrarse” como se conseguiría esa cifra, “la brecha cambiaria sufre presión al alza, ya que se hacen cálculos sobre el (muy elevado) nivel del tipo de cambio que se requeriría para que los ‘números cierren’”.
Szewach en su exposición insistió en que “sólo el equilibrio fiscal sostenible y creíble respalda la independencia legal” del Banco Central y volvió sobre la puesta en marcha de un esquema bimonetario para el mercado de capitales y los contratos, con reglas macroprudenciales para el sistema financiero.
“No hay plan de estabilización si no hay ‘precios’ para estabilizar -dijo-. La transición exige normalizar precios regulados y el tipo de cambio. Hay que restablecer el equilibrio entre precios y dólares”.
Según las estimaciones de Capello, la inflación apunta a un mínimo de 150% interanual en diciembre. Describió que si el tipo de cambio queda fijo hasta octubre -como anunció el Gobierno-, ya en setiembre la inflación “habrá consumido la devaluación de agosto y el atraso cambiario para la nueva administración sería igual o mayor a la de antes de las PASO”. Advirtió que el oficialismo, sin minidevaluaciones, aspira a llegar con menos suba de precios a las elecciones.
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El economista ve posibilidades de que haya una nueva edición del dólar soja para, junto al desembolso del FMI y las restricciones a las importaciones, compensar el faltante de reservas.
Para Capello, el Fondo “sólo puede aspirar” a que el Gobierno “no agrave situación para una transición más ordenada”. La duda que planteó es si la administración cumplirá los compromisos si pierde o “perciben” que pierde en octubre.
De cara al 2024, sostuvo que el que asuma deberá sincerar algunas variables y, en simultáneo, aplicar un plan antiinflacionario: “Lo primero puede ser inicialmente recesivo -caída de salario real y del consumo- pero podría compensarse con el ‘rebote’ del campo tras un año de fuerte sequía”. Su estimación es que, en gran parte del próximo año, podría predominar una caída en el consumo masivo.